El español que ganó el partido más corto de la historia del tenis: "En ese torneo me regalaron mi peso en cerveza"
Pato Clavet recuerda en Relevo la victoria por 6-0 y 6-0 en la primera ronda del torneo de Shanghái 2001.

Una de las particularidades que hace tan especial al tenis es que los jugadores casi nunca saben a qué hora empiezan sus partidos y que, una vez entran en la pista, desconocen cuándo saldrán. Los encuentros suelen durar un par de horas, pero hay casos especiales. El más conocido fue el que enfrentó a John Isner con Nicolas Mahut en la primera ronda de Wimbledon 2010, cuando estuvieron un total de 11 horas y 5 minutos en pista, hasta que el estadounidense, por fin, se impuso 70-68 en el quinto set. Fue, de largo, el partido más largo de la historia.
Lo que más recuerdan los aficionados son los partidos largos y épicos, como la final de Wimbledon 2008 en la que Rafael Nadal tumbó a Roger Federer en casi cinco horas, o la de Australia 2012, la final más larga de la historia de los Grand Slam, que terminó con triunfo de Novak Djokovic sobre Nadal después de una batalla de cinco horas y 53 minutos.
En el otro extremo están partidos que se resuelven por la vía rápida y que no tienen ningún tipo de emoción. Encuentros de las primeras rondas de torneos menores con una diferencia de nivel abismal entre los dos tenistas. Pero hay un partido así, un 6-0 y 6-0, que sí entró en los libros de historia. Se trata de la paliza que le propinó el español Francisco Pato Clavet al chino Jiang Shan en la primera ronda del torneo de Shanghái en 2001, un 6-0 y 6-0 que se resolvió en 25 minutos para convertirse en el partido más corto de la historia del tenis.
Aunque esa afirmación tiene un asterisco. Y es que hubo algunos partidos que duraron algún minuto menos, pero todos fueron antes de que la Era Abierta del tenis que inauguró la época profesional a finales de la década de los 60. Antes de aquello, los registros no son del todo fiables y los mejores tenistas del mundo se enfrentaban muchas veces a deportistas aficionados en algunos torneos. Por ello, la victoria de Clavet está ampliamente reconocida como el partido más corto de la historia.
Y lo llamativo es que Clavet no era el tipo de perfil que uno se imagina para un partido tan rápido. Lo normal sería un gran sacador que tiene un día de diez al servicio ante un rival tremendamente inferior. Clavet era un jugador rocoso, de cultura de tierra batida, de peloteos largos, de cocer los puntos a fuego lento. ¿Qué ocurrió entonces?
"Estoy muy orgulloso de aquello, porque mira que mis partidos eran largos, duros, de luchar. Siempre digo que aquello fue una cosa atípica", recuerda casi 25 años en una conversación con Relevo el propio Clavet, campeón de ocho títulos ATP y que alcanzó el puesto 18 del ranking mundial en 1992. "Fue en la primera ronda con un wildcard, Shang, que luego se casó con la jugadora china Li Na, la que fue campeona de Australia, de Roland Garros y que fue número dos del ranking WTA. De todo eso me enteré luego", añade el extenista de 56 años.
Shang era por aquel entonces un tenista sin ranking y del que apenas había -ni hay- registros: jugó ese partido ante Clavet invitado por la organización de Shanghái y, según la web de la ATP, apenas disputó tres encuentros más en toda su carrera, dos en 1999 y otro más en 2002. "Me tocó en el sorteo y nada, fue un festival, imagínate para ganarle en 25 minutos..."
Las estadísticas oficiales del partido dicen que el español ganó un 75 por ciento de los puntos, idéntica estadística al saque y al resto, y que aprovechó seis de las siete pelotas de break que tuvo. No le dio tiempo casi ni a sudar, así que cuando acabó el duelo y estrechó la mano de su rival en la red, se marchó a una de las pistas de calentamiento.

Y de premio... mucha cerveza
"Después de un partido así luego entrenas un poco, sí, te vas a entrenar un poquito porque no hay ritmo. El punto más largo creo que fueron tres peloteos. Y luego te vas un poco a sudar, a la cinta", continúa Clavet, que se retiraría dos años después, el torneo de El Espinar de 2003. "Presumo mucho de este récord y me lo recuerdan mucho. A ver quién bate eso, porque es jodido. Hoy en día es imposible yo creo".
Clavet también recuerda muy bien el premio que le dieron en aquel torneo de Shanghai por alcanzar las semifinales, ronda en la que perdió frente al alemán Rainer Schüttler. Aunque en la actualidad la ciudad china es sede de uno de los nueve Masters 1000, por aquella época organizaba un torneo de categoría 250. Su patrocinador principal era Heineken.
"En ese torneo te daban tu peso en cerveza si llegabas a semifinales. Y me lo mandaron a casa, eh. Me lo mandaron... Lo que pasa es que yo era fino y creo que me enviaron dos botes de cerveza", dice con una sonrisa el extenista, que se mantiene prácticamente igual de fino que cuando jugaba.