Las lágrimas de Nick Kyrgios explican una de las peores lesiones para un tenista: "Nadie ha jugado después de algo así"

Nada en la vida de Nick Kyrgios ha ido por un carril, digamos, normal. "Far from Ordinary", se leía en una sudadera que vestía hace ya muchos años, cuando todavía no era una estrella y podía pasear con tranquilidad por la orilla del río Yarra, un lugar que se llena de gente cuando las luces de Melbourne Park se apagan al término de cada jornada en el Open de Australia. Esa frase, "alejado de lo corriente", no puede definir mejor al tenista australiano.

Protagonista siempre por su lengua y por sus salidas de tono en la pista, hasta el punto de hartar a muchos aficionados con tanta polémica, Kyrgios ha sido uno de los grandes agitadores del circuito en la última década. Nunca se ha callado una opinión, por muy controvertida que sea, y ha discutido con rivales, árbitros y aficionados. Es un hombre extraño en un deporte donde la elegancia y las buenas formas han sido casi innegociables.

Esta vez, sin embargo, el australiano está en el foco por tocar la fibra sensible, por abandonar en la primera ronda de Indian Wells entre lágrimas. Lo está pasando extremadamente mal el aussie por culpa de una lesión de muñeca que le trae desde hace dos años por el camino de la amargura. "Nadie en este deporte ha tenido una reconstrucción de muñeca y ha intentado jugar después", ha indicado Kyrgios en la sala de prensa del torneo de Palm Springs después de arrojar la toalla cuando perdía 7-6 (9-7) y 3-0 ante el neerlandés Botic van de Zandschulp.

Kyrgios, que actualmente ocupa el puesto 1.099 del ranking mundial, rozó el top ten en la temporada 2016 y vivió sus mejores días en 2022, cuando perdió la final de Wimbledon con Novak Djokovic, conquistó el título de Washington y alcanzó después los cuartos del US Open. Parecía que, por fin, estaba a la altura de sus propias expectativas. Pero todo se torció en aquel otoño.

En octubre de 2022, se retiró en Tokio antes de su partido de cuartos por una lesión de muñeca y desde entonces su balance es desolador: puso fin a la temporada, en 2023 apenas jugó un partido, se ausentó en todo 2024 y este año lleva dos derrotas y un abandono en tres partidos. A sus 29 años, el futuro de Kyrgios es un interrogante gigante. "Estoy ahí, pero si no soy capaz de acabar los partidos no vale de nada", ha afirmado este jueves con resignación.

Y es que el problema que sufre el de Canberra la muñeca es una de las peores lesiones a las que se puede enfrentar un tenista: la rotura total del ligamento escafolunar —situado entre los huesos escafoides y semilunar—, algo equivalente a una rotura del ligamento cruzado anterior para un futbolista.

Tras intentar regresar a mediados de 2023, Kyrgios pasó por el quirófano en septiembre de ese año para intentar recuperar los tejidos. Por entonces, según ha afirmado, no podía girar un picaporte ni abrir la puerta del coche sin dolor. Pero un año y medio después, el australiano sigue sin levantar cabeza. Las lesiones de muñeca son durísimas para los tenistas y más, cuando estas son en la mano dominante. Juan Martín del Potro, por ejemplo, jamás se recuperó de una lesión de muñeca: en su caso fue en la mano izquierda —él era diestro— y tuvo que cambiar la manera de golpear el revés, pero pudo seguir compitiendo al máximo nivel.

En el caso de Kyrgios, su lesión es en la muñeca derecha y él es diestro. "Ha habido jugadores que se han sometido a cirugías de muñeca, pero no han sido tan graves como la que tuve yo. Sería genial que alguien hubiera estado en mi situación para poder ir y preguntar si estos contratiempos son normales. Para mí, todo esto es como un experimento", ha admitido el campeón de siete títulos ATP.

"Me dijeron que posiblemente no volvería a jugar al tenis nunca más. Yo siento que estoy ahí, que puedo competir. Todo este proceso ha sido extremo, ha sido el mayor reto, de largo, al que me he enfrentado en mi carrera profesional", ha añadido. "Sé todo lo que he hecho para volver, todo el proceso. No hay mucho más que esté en mi mano. Por eso estaba tan emocional al final", añade. "No me preocupaba perder, porque estoy compitiendo contra los mejores y sé que esto es un proceso. Pero si tengo que abandonar, esto ya es algo preocupante".

Kyrgios no ha querido responder sobre qué le espera ahora para su recuperación, pero el tono que ha mostrado ha sido de todo menos esperanzador. La próxima parada del calendario es Miami, pero parece una quimera que pueda volver ahí. "Simplemente, seguir mirando hacia adelante e intentaré hacer lo correcto".