TENIS

Paula Badosa, Stefanos Tsitsipas y el clavo ardiendo de la intimidad del vestuario

Tras muchos años de hermetismo, el tenis se empieza a abrir y a mostrar las intimidades del circuito.

Stefanos Tsitsipas y Paulo Badosa se abrazan durante un entrenamiento en el Mallorca Championship. /EFE
Stefanos Tsitsipas y Paulo Badosa se abrazan durante un entrenamiento en el Mallorca Championship. EFE
Nacho Encabo

Nacho Encabo

El fin de la época más gloriosa de la historia del tenis está a la vuelta de la esquina. Con Roger Federer y Serena Williams retirados, Rafael Nadal sin fecha de regreso y Novak Djokovic más cerca ya de los 40 que de los 30, el deporte de la raqueta afronta el futuro con la incertidumbre lógica de quién cogerá el testigo para retener y expandir el interés y las audiencias.

Candidatos no faltan, con Carlos Alcaraz e Iga Swiatek como rostros de presente y futuro, pero lo que parece tener claro la industria del tenis es que tiene que hacer más atractivos sus contenidos. Llegar al público joven y emocionar.

La crisis en la que está inmersa una competición tan histórica como la Copa Davis, con la espantada de Gerard Piqué , es la muestra de que el producto tenístico está herido de muerte sin las estrellas. En el otro extremo está la Laver Cup, el torneo creado por Roger Federer que concentra a la crème de la crème durante un fin de semana y que cada año suma más y más adeptos. El éxito de la Laver reside en que los mejores tenistas quieren jugarla y en su puesta en escena, con los jugadores de cada equipo viendo y animado en directo y con cámaras por todas partes: en la red, en el banquillo, en el gimnasio, en los comedores...

En la edición de 2022, el torneo dejó una fotografía para el recuerdo, con Federer y Nadal dándose la mano, llorando desconsoladamente, en la despedida de las pistas del suizo. Pero las cámaras se adentraron en las catacumbas del O2 Arena de Londres en busca de imágenes diferentes. Se vio a Federer y a Nadal comiendo tranquilamente juntos antes de su partido de dobles, a los tenistas calentando en el gimnasio y celebrando puntos en las salas que tenían dentro de las instalaciones.

La aparición de Nadal en Break Point, de Netflix

Unos meses después del adiós de Federer se estrenaba Break Point en Netflix, una serie para conocer las intimidades del circuito. Con testimonios de primera mano y con las cámaras entrando donde nunca pueden, en el día a día de los jugadores durante los torneos más importantes del mundo, Break Point retrata el 2022 de los tenistas llamados a dominar el circuito en los próximos años. Están Kyrgios, Berrettini, Alcaraz, Sakkari, Badosa...

En el capítulo de Roland Garros aparece una escena previa a la final entre Nadal y Casper Ruud. En ella se ve al español corriendo de una punta del pasillo a la otra, calentando músculos y con una cara de concentración impropia de un jugador que está a punto de salir a la pista para disputar su trigésima final de Grand Slam. Ruud le observa como el que mira a un marciano.

El tirón de la nueva relación entre Tsitsipas y Badosa

En los últimos días, el tenis ha asistido al boom Tsitsidosa. La relación sentimental que han iniciado Tsitsipas y Badosa está ocupando gran parte de la conversación: aunque tiene poco que ver con lo puramente deportivo, la industria del tenis es consciente de que este tipo de cotilleos ayuda a expandir la repercusión.

Basta con ver las cuentas de redes sociales de Mallorca Championship y de Wimbledon, con numerosos posts sobre el griego y la española. Que si un abrazo, que si una caricia, que si una entrevista en pista después de un partido. Uno de los tuits más vistos hasta el momento en lo que va de Wimbledon, con casi un millón de impresiones, es de los dos entrenando juntos. La pareja, de momento, no rehúye la atención mediática. Y el tenis lo celebra.

Dentro de los gimnasios

Además del estreno de Break Point, en este 2023 los aficionados al tenis se han podido asomar a las entrañas de Melbourne Park durante el Open de Australia y en el corazón de la Philippe Chatrier en Roland Garros. Eurosport emitía prácticamente a diario imágenes captadas por la cámara colocada en el gimnasio, lugar de risas, también de lágrimas y de extraños momentos.

Las cámaras del Grand Slam captaron a Swiatek tumbada en una esterilla durmiendo y después haciendo un ejercicio para mejorar la vista con una pelota que iba y venía, como si estuviera siendo hipnotizada.

Otro ejemplo, esta vez de Australia, fue con Andrey Rublev, destrozado después de perder en cuartos de final ante Novak Djokovic. Estaba subido a una bicicleta estática para reducir el ácido láctico de sus músculos y buscó el consuelo de su entrenador, el español Fernando Vicente. Unas imágenes que hace unos años eran casi imposibles de ver y que poco a poco van siendo más habituales.