TENIS

Las lágrimas que revelan el amor de Federer por Mirka: "Ahí supe lo mucho que ella estaba sufriendo"

Mirka Vavrinec, extenista y mujer del suizo, es una de las piezas fundamentales de 'Federer: los últimos doce días', el documental que se ha estrenado esta semana en Amazon Prime.

Roger Federer y Mirka Vavrinec se abrazan después de la retirada del suizo en la Laver Cup. /Clive Brunskill/Getty Images
Roger Federer y Mirka Vavrinec se abrazan después de la retirada del suizo en la Laver Cup. Clive Brunskill/Getty Images
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Hace algunos años, uno de los entrenadores que pasó por el banquillo de Roger Federer pronunció la siguiente frase: "Mirka no tiene todo el crédito que merece. Es increíble. Es alguien que entiende el tenis y que entiende a su marido. No solamente a nivel de tenis, sino que también ha sido fundamental en la transformación de Roger en un icono. Es increíble cómo ha manejado todo". El autor de esa afirmación fue Paul Annacone, una de las voces más autorizadas del tenis, entrenador de Pete Sampras, Federer, Tim Henman, Stan Wawrinka o Sloane Stephens.

Razón no le falta a Annacone, porque Mirka Vavrinec es una de las figuras fundamentales en la vida y en la carrera de Federer. El documental Federer: los últimos doce días, que se ha estrenado esta semana en Amazon Prime, refleja perfectamente la influencia y la importancia de Mirka.

Nacida en la antigua Checoslovaquia en 1978, Mirka emigró junto a su familia a Suiza cuando tenía apenas dos años. Se hizo tenista y llegó a ser la número 76 del ranking WTA en 2001, un año antes de retirarse por una lesión crónica en el pie. En el año 2000, antes de aquello, se clasificó para los Juegos Olímpicos de Sídney, una cita que cambiaría para siempre su vida y la de Federer.

El jugador, de apenas 19 años, estaba disputando sus primeros Juegos y se quedó prendado de Mirka. "Y el último día, cuando todos partíamos a distintos destinos, llegó eso que fue algo más que un beso. Derivó en algo extraordinario para los dos", dijo años después Federer, que perdió aquella vez el partido por el bronce. Mirka, por su parte, cayó eliminada en la primera ronda tanto del cuadro de individuales como del de dobles.

Nueve años después de aquel beso, Roger y Mirka se casaron. A los pocos meses, nacieron sus dos primeras hijas, Myla y Charlene. Y en 2014 ampliaron la familia con Leo y Lennart. En los últimos años de la carrera de suizo, retirado en 2022, era habitual que la familia al completo le acompañara en los grandes torneos. Mirka y sus hijos eran gasolina para él.

"Pudo pararme hace mucho, mucho tiempo, pero no lo hizo. Me mantuvo en pie y me permitió seguir jugando. Es increíble, gracias", dijo Federer durante su discurso de despedida en la Laver Cup de 2022 sin poder contener el llanto. Ese momento lo han recuperado los directores del documental del helvético y, por mucho que ya se haya visto, no deja de emocionar.

"No la recuerdo pidiéndome que me retirara, pero claro que me hacía la pregunta. '¿Por qué seguimos haciendo esto?' Sé que a ella, sentada en el banquillo, no le gustaba lo que veía, porque sentía que yo ya no iba a ser el mejor otra vez"

Roger Federer

Igual de conmovedora es la escena, al final del documental, en la que aparece Mirka Vavrinec delante de la cámara diciendo lo mucho que le duele la retirada de su marido. "Sí, le voy a echar de menos. Extrañaré verle jugar al tenis. Juega con tanta elegancia… es increíble", señala casi sin poder articular palabra. "Yo creo que la gente le extrañará también. Estoy feliz de vivir y estar con él. Siempre estaré allí para él y estoy muy contenta de haberlo encontrado en mi vida".

Mirka Vavrinec y Roger Federer con sus hijas mellizas en 2009.  AP
Mirka Vavrinec y Roger Federer con sus hijas mellizas en 2009. AP

El sufrimiento de Mirka en Wimbledon

Ese amor entre Federer y Vavrinec queda muy reflejado en otra secuencia del documental en la que el tenista relata su último partido en Wimbledon. Aquel 6-3, 7-6 y 6-0 que sufrió ante Hubert Hurkacz en 2021 le demostró que su rodilla ya no estaba para la exigencia del circuito. Luchó más de un año para volver, pero su articulación no daba para más. Su calvario con las rodillas venía de lejos.

"En 2016 perdí con Novak en las semis del Open de Australia y al día siguiente me desperté y los niños querían ir a la piscina del hotel. Después fuimos al zoo y las chicas se quisieron bañar en la bañera. Yo les dije que ducha, pero ellas insistieron y yo dije: 'ok, vosotras ganáis'. Entonces me agaché en la bañera y cuando abrí el agua, mi rodilla hizo clic. Y pensé: 'Dios mío, ¿qué le pasa a mi rodilla?'", relata Federer. "Volví a Suiza, me hice un escáner y todo indicaba que tenía problemas en el menisco. A partir de ese momento, mis rodillas no volvieron a ser las mismas".

Federer habla sobre la influencia de Mirka. Amazon Prime

Aunque en 2017 regresó por la puerta grande ganando Australia y Wimbledon, el exnúmero uno seguía notando que sus rodillas ya no resistían como antes. "Después de Match for Africa de Ciudad del Cabo (en febrero de 2020) me operé de la rodilla izquierda. Pensé que iba a ser algo similar a la operación de la rodilla derecha, pero no. Seis semanas después tuve que volver a operarme y entonces todo se volvió una locura. La rehabilitación fue un éxito y yo pensé que me recuperaría en poco tiempo, pero muchas veces uno quiere volver demasiado rápido. Y eso fue lo que realmente ocurrió".

En ese momento, en el documental aparecen imágenes de la última derrota de Federer en Wimbledon, en las que se le ve a él sufriendo en la pista y a su familia, en la grada. "El pensamiento de jugar un partido de cinco horas, recuperarme al día siguiente y volver a jugar... ¿Confío en mi cuerpo para hacer eso ahora mismo? No, para nada. Entonces me di cuenta de que no quería someter a mi rodilla a esto. Sabía que era mejor parar. Y fue ahí, después de eso, cuando supe lo que estaba sufriendo Mirka. No la recuerdo pidiéndome que me retirara, pero claro que me hacía la pregunta. '¿Por qué seguimos haciendo esto?' Sé que a ella, sentada en el banquillo, no le gustaba lo que veía, porque sentía que yo ya no iba a ser el mejor otra vez".