TENIS

John McEnroe se viste de Rocky Balboa para recordar su rivalidad con el "comunista" Lendl: "Era el Ivan Drago del circuito"

Hasta la aparición de Federer, Nadal y Djokovic, era el partido más repetido de la historia del tenis masculino.

Ivan Lendl y John McEnroe se saludan tras uno de sus duelos en Roland Garros.  /Archivo
Ivan Lendl y John McEnroe se saludan tras uno de sus duelos en Roland Garros. Archivo
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Cuando Andy Murray conquistó por fin su primer Grand Slam después de perder sus primeras cuatro finales, el británico miró a su banquillo en el Arthur Ashe Stadium de Nueva York y vio a un hombre con el rostro serio. "Creo que ha habido un momento en el que ha sonreído y todo", dijo riéndose Murray. Era septiembre de 2012 en Nueva York y aquel hombre era Ivan Lendl, su entrenador, un tipo distante, impasible y al que le costaba y le cuesta un mundo mover cualquier músculo de la cara.

Lendl, como Murray, había perdido sus primeras cuatro finales de Grand Slam antes de levantar ocho (Roland Garros 1984, 1986 y 1987, US Open 1985, 1986 y 1987 y Abiertos de Australia de 1989 y 1990) y convertirse en una de las grandes leyendas de la raqueta. Pero su carrera dentro de la pista no estuvo acompañada fuera por los flashes que le corresponderían a una estrella de su talla.

"Lendl es un tipo muy extraño, por decirlo con delicadeza, un tipo con un comportamiento raro y rudo, algo intimidante e infantil al mismo tiempo", llegó a escribir en su autobiografía John McEnroe, el tipo que más sufrió las acometidas de un Lendl que está en todos los rankings posibles.

Ivan Lendl, durante el torneo de Queens en 1991.  Getty
Ivan Lendl, durante el torneo de Queens en 1991. Getty

Aunque no tenga tanta fama ni se le recuerde tanto como a otros grandes como el propio McEnroe, Jimmy Connors, Mats Wilander o Boris Becker -quizás sea por su poca exposición pública-, Lendl el cuarto tenista con más títulos (94), el cuarto con más semanas en el número uno (270 semanas), el tercero con más títulos de las ATP Finals (5) y el cuarto con más finales de Grand Slam (19).

Eso es mucho decir en un deporte con monstruos como Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic. De hecho, hasta la irrupción del Big Three, la suya con McEnroe era la rivalidad que más partidos había regalado a los aficionados. Fueron 36 duelos entre 1980 y 1992, con un 21-15 a favor de Lendl.

Los recuerdos de John McEnroe

"Ivan y yo nos enfrentábamos ya desde la época junior. Éramos ya los números uno y dos del mundo en junior. Él era un año más joven que yo, pero yo ya entonces sabía que cuando entráramos en el circuito íbamos a tener que lidiar el uno con el otro", señalaba McEnroe en una conversación reciente con un grupo de medios, entre ellos Relevo.

John McEnroe celebra el título de Wimbledon en 1981.  Getty
John McEnroe celebra el título de Wimbledon en 1981. Getty

El americano irrumpió en el circuito en una época en la que Björn Borg y Connors eran los reyes del mambo y lideró el cambio de guardia junto a Wilander y el propio Lendl. Salvo 27 semanas contadas, entre 1983 y 1990 el número uno de la ATP estuvo en manos de McEnroe o de Lendl.

La suya fue una rivalidad perfecta desde todos los ángulos. Lo tenía todo. Era un zurdo contra un diestro, un jugador fino contra un correcaminos que tenía un látigo. Y, por encima de todo eso, eran dos personalidades tremendamente opuestas. El americano era una estrella del rock, un tipo de sangre caliente que se peleaba con cualquiera; el checoslovaco era frío y calculador, como un robot.

"Para mí, Lendl era como el Ivan Drago del circuito. Al final era un chico de Checoslovaquia, que por entonces era un país comunista y que, irónicamente, terminó convirtiéndose en un ciudadano estadounidense"

John McEnroe

Era la época de la Guerra Fría, por lo que el relato se escribía solo. El americano desenfadado contra el introvertido comunista. A ese argumento, el hilo conductor de la película Rocky IV, se abraza también McEnroe para recordar aquellos días. "Para mí, Lendl era como el Ivan Drago del circuito. Al final era un chico de Checoslovaquia, que por entonces era un país comunista y que, irónicamente, terminó convirtiéndose en ciudadano estadounidense", explicaba en la misma conversación el campeón de siete Grand Slam.

Lendl nació en Ostrava, en la antigua Checoslovaquia, un país que estaba bajo el paraguas soviético aunque no perteneciera oficialmente a la URSS. Lendl creció y se formó como tenista en su país, pero cuando se convirtió en una estrella mundial y amasó enormes cantidades de dinero, empezó a ser visto con recelo por las autoridades del país. Tanto, que le espiaron a través de los servicios secretos. Finalmente, Lendl decidió a mediados de los 80 mudarse a Connecticut y comenzó a pelear por la ciudadanía estadounidense, como ya había hecho Martina Navratilova en 1981. El checoslovaco no conseguiría el pasaporte americano hasta principios de los 90, cuando su carrera ya estaba en declive.

La final de Roland Garros, una herida abierta

McEnroe perdió 21 de los 36 partidos que jugó ante Lendl, pero ninguna derrota le dolió más que la de la final de Roland Garros 1984, cuando dejó escapar una ventaja de dos sets para terminar perdiendo por 3-6, 2-6, 6-4, 7-5 y 7-5. La herida sigue abierta 40 años después.

"Yo trato de no pensar mucho en la final del año 1984. No fue uno de mis grandes hits. Si tengo que elegir algo de lo que me arrepienta, elegiría ese momento, no haber ganado esa final", recuerda ahora el tenista estadounidense. "Pero trato de verlo desde el punto de vista de que me hizo más humilde y que al final me hizo mejor persona. No creo que me convirtiera necesariamente en mejor jugador, pero sí me hizo mejor persona".