TENIS

Nadal vuelve a lo Nadal: es difícil no ilusionarse

Tras un año parado por una lesión del psoas, el español supera 7-5 y 6-1 a Thiem en su vuelta a la competición con un gran partido.

Rafael Nadal celebra un punto frente a Dominic Thiem en sui regreso al circuito profesional. /EFE/EPA/JONO SEARLE
Rafael Nadal celebra un punto frente a Dominic Thiem en sui regreso al circuito profesional. EFE/EPA/JONO SEARLE
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Verle salir a una pista llena a rebosar, con su bandana y su mirada. Verle colocar sus raquetas, sus bolsas, todas sus botellas bien alineadas. Verle saltar, bufar, correr, brincar, esprintar, intimidar. Puro Rafael Nadal. Y el partido todavía no ha comenzado. Es difícil no ilusionarse.

Son 349 días huérfanos de Nadal, sin verle competir, una eternidad. Y lo primero que hace, en su primer punto en casi un año, en Brisbane, es lo de siempre, un derechazo de los suyos a la línea. Marca registrada. Dominic Thiem, su rival, no llega ni a tocar la pelota. Winner. Es difícil no ilusionarse.

Después se lleva sus dos primeros juegos al saque en blanco. Se le ve algo lento de piernas -qué quieren con casi 38 años y una temporada parado-, pero se muestra valiente. Al ataque. Entrando en pista con esa derecha que tanto le ha dado y certero con el revés cruzado. Está fino. Es difícil no ilusionarse.

En la grada le arropa su equipo casi al completo. Están sus entrenadores Carlos Moyá y Marc López, el fisioterapeuta y confidente Rafael Maymó, el agente Carlos Costa, el jefe de prensa Benito Pérez-Barbadillo, el padre Sebastián y la mujer María. Nadie se quiere perder su regreso. Todos sonríen. Es difícil no ilusionarse.

En el tercer juego, Thiem, campeón del US Open y perro viejo en esto del tenis, prueba la velocidad de Nadal con una dejada. El balear está un metro y medio por detrás de la línea de fondo, pero lee perfectamente las intenciones del austríaco, llega a la red y hace una contradejada ganadora. Es difícil no ilusionarse.

Es, desde luego, un regreso bastante incómodo para Nadal. Su primer partido en casi un año es contra uno de los jugadores más experimentados. Cierto es que Thiem lleva un par de años lejos de su mejor nivel, acribillado por las lesiones, pero es un jugador que llegó a ser número tres del ranking mundial y que pisó cuatro finales de Grand Slam. Al duelo con Nadal llega con dos victorias en la mochila en la fase previa. Tiene ritmo. Es difícil no ilusionarse.

Cuando llega el primer momento de tensión, jugándose el primer set, asoma la cabeza privilegiada de Nadal. Con 6-5 a su favor, se procura tres set points al resto. Falla el primero con un passing que se queda en la red y en los otros dos no puede hacer nada. Pero el campeón de 22 Grand Slam es un martillo pilón en estas situaciones y se da otra oportunidad. Ahí no falla. Set al bolsillo tras casi una hora en pista. Es difícil no ilusionarse.

Y cuando empieza el segundo set, Nadal no baja ni un ápice la intensidad. Se va al baño, se cambia de ropa, vuelve a la pista y empieza el parcial con un 3-0. Alejandro Davidovich, número 26 del mundo, está viendo el partido por la televisión y alucina. "Nadal no ha jugado en un año? Vara nivelazo", escribe el malagueño en Twitter. Un pensamiento común, seguro. Es difícil no ilusionarse.

Un rato después, Nadal está camino de la red con la victoria abrochada y la sonrisa en la cara. Nadal ha vuelto y ha ganado. Como tantas y tantas veces. Pero también como nunca: tras el parón más largo de su carrera, con 37 años y medio y con muchas dudas. Es pronto, sólo es 2 de enero, y es un torneo menor. Pero visto lo visto en este partido: es difícil no ilusionarse.