TENIS

Novak Djokovic, Nikola Jokic… así se cocina el milagro del deporte serbio: "Nos viene de la pobreza"

Un país de menos de 7 millones de habitantes es una de las referencias del deporte mundial gracias a su espíritu competitivo… y a sus 42 millones de euros de inversión.

Novak Djokovic rompe a llorar ante la afición serbia junto a la selección de baloncesto./AFP
Novak Djokovic rompe a llorar ante la afición serbia junto a la selección de baloncesto. AFP
Guillermo García

Guillermo García

La imagen no tardó en convertirse en viral. Novak Djokovic, flamante ganador del US Open, llorando en el balcón del Ayuntamiento de Belgrado, rodeado de la selección nacional de baloncesto, que a su vez celebraba la medalla de plata conquistada en el Mundial disputado en Indonesia, Japón y Filipinas. La instantánea es el mejor reflejo del buen estado del deporte serbio. El orgullo de un país que no llega a los 7 millones de habitantes y que se ha convertido en referencia en todo el mundo gracias a figuras como el tenista o Nikola Jokic, doble MVP de la NBA de la que es actual campeón.

Así fue la recepción de Djokovic en Serbia.

Golpeado por las consecuencias de una guerra civil en la década de los 90 y con numerosos conflictos políticos que han quedado grabado en su territorio a modo de cicatriz, Serbia ha ido construyendo su identidad nacional en función de su orgullo y de un espíritu competitivo que la ha llevado a superar todo tipo de dificultades. Problemas que quedaban atrás en cuanto aparecía cualquier deporte de por medio. Era la vía de escape de aquellos años y la forma de demostrar al mundo su carácter ganador. "Porque perder puede cualquiera", apunta a Relevo Uros Dragicevic, entrenador de baloncesto afincado en Madrid y que descubre los secretos de ese carácter que nunca se da por vencido, como reconoció Nole tras su victoria en el US Open.

"En ese momento se trataba más de llevar el pan a la mesa de la cocina. Entonces, reflexionando sobre todo el viaje, ha sido un viaje increíble del que todos podemos estar muy orgullosos. Este tipo de educación y experiencias que tuve en la infancia realmente me permiten apreciar este momento o cualquier otro momento que viví, grandes momentos de mi carrera en la historia de este deporte".

"La competitividad nos viene de la pobreza. Para llegar a tanto, lo que tienes que hacer es un gran esfuerzo y esta mentalidad nos viene de la salida de la pobreza", reconoce el preparador serbio, que hoy en día trabaja haciendo entrenamientos individuales de tecnificación a jugadores profesionales tras desembarcar en España en el banquillo de Torrelodones. "Ahora mismo no hay tanta, pero esa mentalidad se nos ha quedado ya para siempre y está en el ADN y en la sangre de la gente".

Esa genética siempre estuvo presente en los Balcanes y tras la separación de la antigua Yugoslavia ha permanecido en la población serbia. Y también en un gobierno que no ha dudado en invertir en uno de sus mayores exportaciones de cara al mundo: el talento deportivo. Una inversión que en este 2023 ha ascendido a los 42 millones de euros según el presupuesto oficial facilitado por la embajada serbia en Madrid. Cifra que ha ido aumentando en la última década, donde se han conquistado más de 340 medallas en disciplinas olímpicas y paralímpicas.

"La competitividad nos viene de la pobreza. Para llegar a tanto, lo que tienes que hacer es un gran esfuerzo y esta mentalidad nos viene de la salida de la pobreza"

Uros Dragicevic Entrenador de baloncesto

La explicación al auge serbio, con figuras como el número 1 del tenis mundial, el doble MVP de la NBA o la campeona del mundo de salto de longitud Ivana Vuleta, no sólo está en el dinero que se dedica al deporte profesional. El éxito que hoy se explica en figuras como los dos Joker (Djokovic y Jokic) viene de una vista más general con la mente puesta en el futuro.

Porque el gobierno serbio premia los éxitos del presente (los oros olímpicos disfrutan de una pensión de por vida a partir de los 40 años), pero también invierte en futuro. En 2023 se han concedido becas a más de 420 deportistas mayores de 15 años, valoradas en más de3 millones de euros. Eso ha hecho que miles de niños en Serbia busquen canchas de baloncesto o pistas de tenis para intentar emular a esos ídolos que ayer lloraban ante sus compatriotas.

"En Serbia todo se hace con pasión y con ganas de superar marcas y récords, llegar donde no había llegado nadie. Esta es la parte fundamental, teniendo en cuenta que delante siempre tienes a alguien mejor. Esto te motiva y te provoca para sacar algo mejor de ti. Así nacen los mejores", señala Dragicevic sobre la formación del talento joven, algo que él conoce como ex de la cantera de Partizan."También la parte importante son los entrenadores y educadores que trabajan con ganas y con la competitividad y son capaces de transmitirle eso a los más jóvenes". Niños como los que ayer gritaban y aplaudían a los Djokovic, Bogdanovic, Milutinov, soñando con ser ellos algún día.

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Sentimiento nacional

Más allá del talento, una de las señas de identidad es el sentimiento patriótico que profesan todos los deportistas y que les lleva a defender su identidad nacional en cualquier circunstancia. Y Djokovic vuelve a ser un gran ejemplo, como demostró nada más terminar el US Open, cuando le preguntaron si ya podía estar en el debate sobre el mejor deportista de la historia.

"Si merezco ser parte de ese debate os lo dejo a vosotros y al resto de periodistas", respondió Djokovic después de su triunfo sobre Medvedev por 6-3, 7-6 (7-5) y 6-3 en la final del US Open. "Pero hay una cosa que es un hecho: si no fuera de Serbia, habría sido glorificado desde el punto de vista deportivo hace ya muchos años, especialmente en Occidente".

"Pero forma parte de mi viaje, estoy agradecido y orgulloso de ser de Serbia porque justamente por eso todos estos logros son más dulces y todavía más satisfactorios. Estoy viviendo el sueño de mi infancia, competir la máximo nivel del deporte nos ha dado tanto a mí y a mi familia... Venimos de circunstancias y adversidades muy complicadas durante los años 90, con un par de guerras en nuestro paíss. Superamos aquello, especialmente mis padres, y luego se sacrificaron mucho para apoyarme", concluyó Djokovic, reflejando el sentimiento nacional de todo un país.