La confianza ciega de Carlos Alcaraz en 'Alvarito', hermano, modelo y sparring: "Es imprescindible"

Nacho Encabo

Publicado18 de enero de 2024, 18:47 h

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Melbourne.- Carlos Alcaraz está tumbado boca arriba y con las piernas abiertas en una de las pistas cubiertas del Open de Australia. La lluvia ha trastocado los horarios de entrenamiento y ha tenido que cambiar la pista 16, al aire libre y con público, por una del National Tennis Center. Ahí, tumbado, espera el castigo.

Después del entrenamiento, el equipo de Alcaraz ha hecho un juego y una apuesta. Se han colocado todos en la red y tenían que lanzar una pelota de tenis con la mano. El que más se acercara a la línea de fondo ganaba. Si alguien se pasaba, perdía. Y Carlitos se ha pasado un metro. El castigo es tumbarse en la T del cuadro de saque y que el resto de miembros del equipo cojan una pelota y la lancen a dar. Suave, eso sí. ¿El objetivo? La entrepierna del número dos del mundo.

Nadie acierta y el que más lo lamenta de todos es Álvaro Alcaraz, que cuando falla se lleva las manos a la cara y maldice. No siempre tiene uno la oportunidad de darle a su hermano pequeño un bolazo en sus partes íntimas. Sano y salvo, Carlitos se levanta del suelo y resopla aliviado.

Suele ser habitual que los familiares de los grandes tenistas, hermanos y padres sobre todo, les acompañen en los grandes torneos. Lo que es menos habitual es el papel que tiene Álvaro, su hermano mayor, dentro del organigrama del equipo Alcaraz: es su 'sparring'. Normalmente, los jugadores suelen acordar entrenamientos con otros profesionales o con sparrings, tenistas de menor nivel que pone el propio torneo y que están a las órdenes de los profesionales en sus horas de entrenamiento.

Pero 'Carlitos' prefiere a 'Alvarito'. Son como uña y carne. Es lo que tiene compartir habitación y litera durante muchísimos años. Álvaro, del Barcelona, dormía arriba. Carlos, del Real Madrid, dormía abajo. "Felicidades a mi hermanito mayor que aunque no te lo diga te quiero mucho tío", se lee en un post de Instagram publicado por Carlitos el 3 de noviembre de 2017. Desde que aprendieron a coger una raqueta pasaron incontables horas en las pistas de tenis de Murcia.

"La relación ha ido mejorando con los años. Al principio, de pequeños, pues mítico de hermanos, siempre nos peleábamos y teníamos nuestros rifirrafes, pero poco a poco con los años ha ido mejorando muchísimo", responde Alcaraz a los periodistas españoles en Melbourne tras acceder a la tercera ronda del Open de Australia.

Álvaro llegó a competir a disputar varios campeonatos de España por equipos con el Murcia Club de Tenis y en su época se enfrentó a Alejandro Davidovich. Cuando tenía 17 años, su hermano pequeño ya le empezó a ganar. La carrera de Álvaro no despuntó, pero la de Carlitos sólo estaba despegando.

Y cuando Alcaraz empezó a ganar y a ganar, quiso tener a su hermano mayor cerca. En 2022 le invitó a que le acompañara a varios torneos y la cosa fue tan bien que a finales de ese año, con el US Open ya en el bolsillo, decidieron que entrara a formar parte del equipo. Desde entonces, Álvaro viaja prácticamente a todos los torneos en los que participa su hermano.

"Empezó viajando poco, a torneos puntuales, pero cada vez ha ido viajando más hasta formar parte de mi equipo. Lo tengo como de modelo, como hermano y de sparring. Estar entrenando con él en los torneos es un auténtico placer y poder compartir este tipo de cosas con mi hermano es increíble", comenta Carlos Alcaraz. "Me ayuda mucho tanto fuera como dentro de la pista el tener ese lado familiar en los torneos. Es imprescindible para poder mostrar mi mejor niel en la pista".

Uno de los momentos más emotivos que han vivido juntos fue en la final de Cincinnati 2023, cuando Alcaraz, entre lágrimas, se acordó de su hermano tras perder un partido brutal ante Novak Djokovic. Álvaro tampoco pudo contener la emoción y rompió a llorar.

"También tengo aquí a mi hermano. Es genial tenerte aquí, apoyándome cada día. Haciéndome mejor persona cada día, aprendiendo de ti. Gracias por estar conmigo", dijo aquel día Carlitos con la voz entrecortada.

En Melbourne no se descartan lágrimas de alegría, pero de momento lo que hay son risas. "Recuerdo la primera vez que le gané. Fue en un torneo mítico de nuestro club a final de año, el torneo Postres Reina... Yo tenía 15 años. Un año me ganó él y al siguiente gané yo", dice sin poder ocultar la sonrisa.

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