El español que moldea los demonios internos de Rublev: "Le hierve la sangre y se vuelve loco"
Fernando Vicente entrena desde 2016 al ruso, uno de los jugadores más volcánicos. Rublev se enfrenta este miércoles a Djokovic en Australia.
Pum, pum, pum. Andrey Rublev impacta con violencia las cuerdas de la raqueta con la mano derecha. El ruso está enfadado y furioso consigo mismo. Acaba de entregar el primer set de las semifinales de Indian Wells 2022. Instantes después, su mano empieza a sangrar. Lo peor es que la herida también es interna.
"Cuando las cosas no van de mi lado, muestro mucho mis emociones y eso me impide alcanzar mi mejor nivel. Es el paso que tengo que dar para ser un tenista mejor", admitía en la recta final de 2022 Rublev, uno de los jugadores más calientes del circuito. De los que revientan raquetas, de los que se gritan a sí mismos, de los que se enfadan y tiran toallas y botellas. Sus partidos a menudo son una montaña rusa y ha sido esa falta de consistencia psicológica lo que le ha impedido dar el salto definitivo.
"Siempre lucha, siempre lo intenta, pero a veces la cabeza no está al nivel de lo que requieren los grandes eventos"
"Siempre nos falta algo y es la parte mental", admite en una entrevista con Relevo el hombre que intenta domar esos demonios internos, Fernando Vicente. El valenciano, ex tenista (llegó al 29º del ranking en el año 2000), entrena al ruso desde 2016 y es quien le ha acompañado en su viaje hacia la élite. Rublev lleva instalado ya dos años en el top ten y disfruta estos días en el Open de Australia, donde este miércoles retará a Novak Djokovic por un billete a semifinales.
Será la séptima vez que el ruso dispute unos cuartos de final, una barrera de momento infranqueable. "Al principio, porque los rivales eran mucho mejores; yo era un niño, no tenía condición física... Las otras veces ha sido por la parte mental. No la he podido controlar. Es así de simple", decía el número seis del ranking mundial el lunes tras ganar a Holger Rune en octavos en un partido épico.
«Djokovic también pierde la cabeza»
Nacido en Moscú en 1997, Rublev se mudó a Barcelona en 2016 para empezar a trabajar a las órdenes de Fernando Vicente en la Academia 4Slam. El técnico lo acababa de dejar con Marcel Granollers y eligió un proyecto muy a futuro. El ruso había sido número uno júnior tras ganar el Roland Garros de la categoría en 2014, pero después se estancó. Cuando juntó su camino con el de Fernando Vicente tenía 19 años y estaba fuera del top 150 del ranking ATP. "Yo, sinceramente, no pensaba que llegaría tan lejos", confesaba el técnico durante su conversación con Relevo, entablada en noviembre de 2022 durante las ATP Finals de Turín.
Cuando se jugó el torneo de maestros, Rublev ya llevaba unas semanas trabajando con un psicólogo, una de las grandes novedades del ruso de cara a la temporada 2023. Y es que Fernando Vicente cree que su pupilo se tiene que liberar psicológicamente para poder desplegar su mejor tenis.
"Siempre lucha, siempre lo intenta, pero a veces la cabeza no está al nivel de lo que requieren los grandes eventos, en los que la parte mental marca la diferencia. Ha fallado en eso. Vamos a seguir trabajando con el psicólogo y después añadiremos más cosas", indica el técnico, consciente de que los exabruptos son algo habitual en el tenis. "Cada uno tiene sus miedos y cada uno los gestiona como puede. El mismo Djokovic a veces pierde la cabeza, todos tienen altos y bajos".
Rublev y la mentalidad rusa
Campeón de 12 títulos profesionales, Rublo es un chico muy tranquilo fuera de las pistas, pero dentro de ellas se transforma. Incluso en los entrenamientos. "Cuando está entrenando también se frustra porque es muy exigente consigo mismo. Puede hacer todo bien, pero a la que tiene un fallo, se machaca. Eso es muy de la mentalidad rusa".
¿Pero los rusos no son fríos? "Andrey es muy expresivo, tiene la sangre que le hierve y debe intentar controlarlo", responde Fernando Vicente. "Sus rivales esperan a que se queme, le luchan porque saben que en cualquier momento se vuelve loco. Eso es lo que tenemos que trabajar".