Sinner se acuerda de su "amigo" Alcaraz: "Ojalá este título nos ayude a crecer a mí y a Carlos"
El italiano participa en la sesión fotográfica protocolaria como campeón del Open de Australia. "Mi gran inspiración de pequeño era Federer, pero luego llegó Rafa con su espíritu de lucha...".

Melbourne.- Son las 11:25 de Melbourne. Hace un calor horroroso y Jannik Sinner no viene. Hace ya 25 minutos que debería estar en los Jardines Botánicos de Melbourne para la sesión fotográfica protocolaria como campeón del Open de Australia. En la explanada de césped con los rascacielos de fondo, los fotógrafos aguantan estoicamente bajo los rayos del sol. Y cuando un calamón pukeko, un ave característica de la zona, atrae la atención de todos emerge al fondo la figura de Sinner. Es inconfundible. Por esa melena pelirroja y porque en la manos lleva el trofeo de campeón.
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— #AusOpen (@AustralianOpen) January 29, 2024
El campeón se baja de un caddie con la copa en la mano y, vestido con una chaqueta de punto azul con ribetes blancos y rojos, camina por el césped sonriente. Tiene los ojos cansados, consecuencia de una noche mucho más corta de lo habitual, pero está radiante. "¿Qué queréis que haga ahora?", pregunta a los fotógrafos. Es lo que tienen las primeras veces, que uno no sabe por dónde tirar. Los cámaras no dejan de disparar y le piden de todo. Que mire a la izquierda, a la derecha, arriba, abajo, que bese la copa, que sonría, que se tire al césped... "Yo hago lo que me digáis", dice con su educación exquisita.
Saciados ya los fotógrafos, Sinner responde las preguntas de unos pocos medios de comunicación, entre ellos Relevo, y deja bien claro que tiene los pies en la tierra por mucho que hayan pasado sólo unas pocas horas de su primer título de Grand Slam. "Estoy no cambia lo que soy. Soy un chico muy sencillo que ha ganado un buen título. Me tomo las cosas día a día", responde el hombre que remontó dos sets en la noche del domingo para acabar imponiéndose 3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3 ante el ruso Daniil Medvedev. "Después del match point tuve muchísimas emociones y se me vinieron a la cabeza todos los sacrificios que he tenido que hacer durante toda mi carrera".
"Aunque no he dormido mucho, estoy muy emocionado y todavía dándome cuenta de lo que he conseguido pero mirando ya al futuro. Estoy listo para los próximos retos, para jugar contra los mejores del mundo", añade Sinner, que cuando le preguntan si se imagina ganando diez títulos en Australia como Novak Djokovic enseguida responde con la prudencia que le caracteriza: "Yo estoy feliz de tener este trofeo y veremos que pasa en el futuro. Hay mucho trabajo que hacer, quiero disfrutar del proceso y veremos qué puedo conseguir. Pero no me planteo nada de los diez de Djokovic".

Los recuerdos de Federer y Nadal
Es apenas la segunda vez desde 2006 que el que posa con la copa de Australia no es Roger Federer, Rafael Nadal o Djokovic. Sólo Stan Wawrinka, en aquella final que tiene clavada Nadal (2014), pudo hacerse un hueco entre el Big Three. Ahora también está Sinner.
"Mi gran inspiración de pequeño era Roger Federer, pero luego llegó Rafa con su espíritu de lucha... Era increíble el espíritu que tenía en la pista. Son dos grandísimos deportistas y luego ha habido otros grandes jugadores. Es una gran placer vivir en esta época", señala el italiano de 22 años.
Los datos y la realidad señalan a Sinner y a Carlos Alcaraz, dos años menor que él y campeón de dos Grand Slam ya, como los grandes dominadores de esta nueva era que está comenzando. Si el domingo por la noche Darren Cahill, uno de los entrenadores de Sinner, reveló que los tempranos éxitos de Carlitos ayudaron a Sinner a madurar, el tenista de San Cándido espera que el título de Australia les sirva a los dos de cara al futuro.
"Yo era muy feliz viendo ganar a Carlitos todo lo que ganaba siendo tan joven. Tenemos una gran relación dentro y fuera de la pista a pesar de las luchas que tenemos en los partidos. Ojalá este título nos ayude a crecer a los dos, pero hay otros jóvenes que también pueden hacer algo grande en este deporte", indica Sinner. "Es impredecible lo que nos espera en el futuro, pero es bonito ser parte de esta nueva generación. Es lo que necesita el deporte".