Las lágrimas de la familia y la mujer de Nadal nos empujan al abismo
No es fácil teclear cuando te tiemblan las manos ni es fácil pensar cuando te desborda la emoción. Llevo diez minutos intentando escribir este primer párrafo y no encuentro la manera de verbalizar la sensación de vacío que he sentido al ver a Rafael Nadal abandonar la pista central de Madrid por última vez. Ya no habrá más. Esto no es un concierto: aplaudan a la leyenda, pero no esperen que vuelva a salir.
Han pasado otros diez minutos y sigo sin hallar las palabras. Me he levantado al baño a echarme agua en la cara, pero nada. Me he ido a dar una vuelta a intentar despejar un poco la mente, y tampoco. Me he puesto música clásica en los auriculares, y ni por esas. Hay demasiadas imágenes, demasiados flashes, que me nublan la mente en este momento.
Algunos me llevan hacia atrás, cuando siendo un niño iba al Rockódromo de la Casa Campo con las entradas que nos conseguía la madre de mi amigo Menéndez -¡Gracias, Gloria!- y ahí estaba Nadal. Qué momentos más felices. Otros me llevan un poco más adelante en el tiempo, cuando empecé a trabajar de periodista y mi querido Sebastián Fest me enviaba a algunos torneos a perseguir a Nadal. Qué momentos más felices. Y otros pensamientos, los peores de todos, me llevan al futuro. Ahí se me borra la sonrisa de un plumazo. Qué momentos más tristes nos esperan.
No sé si estamos preparados para decir adiós a Rafael Nadal. Desde luego, yo no. Y el tenis español, tampoco. ¿Qué vamos a hacer sin Nadal? ¿Quién va a llenar las 10.000 butacas del estadio Manolo Santana a la misma hora que un Bayern-Real Madrid de Champions? Eso es el carisma, queridos compañeros.
Las lágrimas de esta noche en Madrid, las lágrimas de su hermana Maribel, las lágrimas de su padre Sebastián, las lágrimas de su madre Ana María y las lágrimas de su mujer Xisca nos empujan hacia ese abismo que será la vida sin Nadal. ¡Pero si ha llorado hasta el Cholo Simeone! Para llegarle al corazón a ese hombre siendo madridista...
🔝 Tienes que ser una AUTÉNTICA leyenda...
— Relevo (@relevo) April 30, 2024
😱 Para emocionar a Diego Pablo Simeone.
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El final está ahí, a la vuelta de la esquina. Y las piernas tiemblan. Puede ser en un mes, en dos o en siete, quién sabe, pero ese momento va a acabar llegando. Todo se va a poner oscuro. Vamos a necesitar muchos kleenex cuando le veamos abandonar una pista por última vez.
Aunque no ha sido literal, Nadal ha venido a decir en rueda de prensa que se ha guardado las lágrimas para más adelante. "He aguantado porque tampoco quería hacer un mar de lágrimas, aunque ha habido momentos en los que ha faltado poco (...) No es el momento para dejar ir lo que llevo dentro a nivel de emociones. Me queda un camino por recorrer y no quería soltar toda esa adrenalina aún". Si hoy se ha emocionado hasta el Cholo, prepárense para el día en el que sea Nadal el que llore diciendo adiós.
Son tantos y tantos años viendo a Nadal, que es como si hubiera sido testigo de mi propia existencia. Ahora mismo sé perfectamente dónde he visto cada uno de sus 22 títulos de Grand Slam. De los Masters 1000 recuerdo muchos. También tengo en la retina alguna que otra derrota, pero ninguna me va a quedar tan cristalina como esta de Lehecka. Por fin han salido las palabras.