MUTUA MADRID OPEN

El 6-1 6-0 de Nadal a un adolescente saca a flote las polémicas invitaciones del Mutua de Madrid: "Esto solo pasa aquí"

La derrota ante Nadal de Darwin Blanch, en la que mostró un nivel de juego muy pobre, invita a analizar el criterio del torneo para conceder invitaciones.

Darwin Blanc, en Madrid. /EFE
Darwin Blanc, en Madrid. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

En el primer juego del partido de Nadal la cosa quedó bastante clara. El chico que tenía delante, alto y joven, se dedicó a tirar la bola a esos lugares donde el punto sube al marcador del rival. Darwin Blanch tiene futuro, habrá que ver si realmente brillante, pero en el presente estaba en la central madrileña como un inuit en el desierto. Nadal fue elegante después, remarcando mucho, pero mucho, que es un valor de futuro, pero que en el presente no está.

Tampoco debería ser sorprendente, porque en esa meritocracia que es el tenis el chico anda por el número 1.028 del mundo. Si hacen el ejercicio de ir a la web de la ATP a buscarle en el ranking, no le encontrarán, porque el listado publicado no va más allá del 700. Claro, lo normal es que ese chico estuviese jugando Futures, torneos satélite y no en la pista central de uno de los mejores torneos del mundo. El motivo era una Wild Card, una de esas invitaciones que tienen los campeonatos para rellenar el cuadro con algunos jugadores que les apetezcan.

A quién invita cada torneo para esas plazas es absolutamente discrecional —el resto se otorgan por ránking—, y así lo demuestra el Madrid Open, que en esta ocasión en el cuadro masculino ha traído, además de a Blanch, a Jerry Shang, Joao Fonseca, a Zizou Bergs y a Martín Landaluce. Solo el último es español, y esto es relevante, porque lo habitual en los torneos es todo lo contrario a esto, que llenen el cuadro con jugadores locales, bien para darles una nueva oportunidad o, en otro supuesto, jugadores que han sido importantes y han caído por cualquier circunstancia para que puedan evitar jugar la qualy y disfrutar del torneo.

Hace dos años jugadores españoles como Fernando Verdasco firmaron una carta en la que se quejaban del poco caso que le hace la organización al origen de los mismos. "Nos resulta sorprendente, a la vez que muy frustrante, que el mayor evento de tenis en España muestre un apoyo tan pequeño (o nulo) a los tenistas españoles con las invitaciones otorgadas, especialmente en los cuadros principales", señalaban en una dura carta. Paula Badosa les apoyó, recordando que ella había logrado un excelente resultado en Madrid la vez anterior con una invitación y entendiendo que es ese el modo en el que se debe hacer.

Algo similar ha dicho esta semana Roberto Bautista, que se ha metido en el cuadro tras una previa en la que se tuvo que enfrentar a Albert Ramos —de hecho perdió, entró en el cuadro principal para sustituir una lesión— y que también parece enojado con la manera de repartir invitaciones por parte de la organización del torneo.

"La verdad que esperaba tener una invitación, pero bueno, yo siempre he estado en una posición de privilegio, escuchando a compañeros míos quejándose. Entiendo que el torneo es propiedad de IMG y favorezca a sus clientes, entiendo que miren por lo suyo, pero no comparto que este torneo tenga grandísimas cantidades de dinero de sponsors e instituciones españolas y que eso no sirva para nada. Eso no pasa en ningún lugar del mundo, en ningún país, ningún torneo de los que yo juego vemos algo así. Esto solo pasa aquí", contaba el tenista de Castellón.

Bautista es uno de los casos más típicos por el mundo de concesión de invitación, pues el año pasado tuvo un accidente con el caballo que le ha hecho perder el ránking y está volviendo ahora a sentirse tenista. A jugadores con esa carrera es habitual ver que se les ayude. De hecho, el propio Madrid Open lo iba a hacer este año con Wozniacki, Halep o Nishikori, aunque los dos últimos tuvieron que declinar la invitación por motivos físicos. Tampoco hubiese sorprendido que invitasen a Pedro Martínez Portero, jugador español, todavía joven, finalista en Estoril y 55 del mundo, pero no lo vieron conveniente.

La línea de otros torneos

En el torneo explican que en realidad sí hay una sensibilidad con lo españoles. "Los wildcards se conceden a discreción del torneo, y tenemos en cuenta las peticiones de jugadores locales, jugadores prometedores y jugadores que regresan tras un tiempo alejados del tenis. Tener una fuerte representación de jugadores españoles es importante para nosotros y este año tenemos ocho jugadores locales en el cuadro masculino y femenino", explica un portavoz del torneo.

Pero también recuerdan que este evento tiene una mirada global, es uno de los grandes torneos del mundo y como tal opera. "Como evento ATP Masters 1000 y WTA 1000, los jugadores de interés internacional son muy importantes, ya que buscamos atraer aficionados a Madrid y mostrar todo lo que tiene que ofrecer en el escenario mundial a través de nuestra retransmisión global", remarcan.

La acusación más constante es que, desde 2021, cuando el torneo fue adquirido por la multinacional IMG, el criterio para otorgar las invitaciones es muy empresarial, relacionado siempre con la empresa, que además de organizar campeonatos representa jugadores y tiene academias, por lo que mostrarlos al mundo en los mejores lugares es una tentación a la que, dicen sus críticos, no se resisten. En el caso de Blanch, que también estuvo en Miami, es parte del consorcio. Landaluce ha repetido invitación esta temporada y en ambas ediciones perdió en primera ronda, aunque en su caso sí que se trata de un español y con gran proyección.

Por poner en perspectiva, el siguiente gran torneo del calendario es Roma. Ese evento lo organiza la federación italiana de tenis, así que el incentivo por meter en el cuadro a cuanto jugador transalpino sea posible es máximo. Los de este año son Berrettini, Fognini, Gigante, Zeppieri y Vavassori. Los nombres no engañan, la federación ha hecho lo que se supone de ella, que es meter a cuantos fuese posible.

En Roland Garros pasará lo mismo. De hecho, hace tres años en Madrid se invitó a Lucas Pouille, un francés, y Verdasco comentó que se alegraba por su amigo, pero que no se imaginaba que a él le fuesen a invitar nunca en Roland Garros. El año pasado hubo seis wc para el cuadro principal y nueve más para la clasificación, y las quince fueron para jugadores galos.

Es cierto que tanto París como Roma son torneos peculiares, pues pertenecen a organizaciones que tienen como motivo central la promoción de sus propios jugadores. IMG, de algún modo, hace lo mismo con los suyos aunque, quizá, en el caso de Blanch se fue un poco la mano. El chico de 16 años no estaba a la altura del espectáculo que se requiere en un torneo de esta categoría.