Paula Badosa escapó de su agujero negro con una decisión que nadie entendió: "Pensaban que me había vuelto loca"
La tenista española busca este sábado su primera gran final desde Indian Wells 2021. En mayo estaba hundida en el ranking, en el puesto 140.

Veintiuna victorias en sus últimos 24 partidos es un balance suficiente para proclamar a los cuatro vientos que Paula Badosa está de vuelta. Ha recuperado la sonrisa en la pista y los resultados confirman el renacimiento de la mejor tenista española de la actualidad: en los dos últimos meses ha sido campeona en Washington, semifinalista en Cincinnati, cuartofinalista en el US Open y semifinalista, de momento, en Pekín.
No mistake 😤@paulabadosa | #ChinaOpen pic.twitter.com/nVnStRwB6d
— wta (@WTA) October 3, 2024
"Nunca dejé de creer... Paso a paso abriéndome camino de nuevo", escribía en Twitter la jugadora este jueves, después de eliminar a Zhang Shuai y citarse con Coco Gauff (este sábado a las 09:00 horas, Teledeporte) en las semis del WTA 1000 de Pekín. Si derrota a la actual número seis del ranking, accederá a su primera gran final desde que ganara Indian Wells en 2021.
Que esté peleando de tú a tú con las mejores en uno de los escenarios más complicados no debería sorprender a muchos si tenemos en cuenta el potencial de Badosa, una jugadora casi inabordable cuando está inspirada. Sin embargo, sorprende, y mucho, muchísimo, si rebobinamos unos meses, a mayo, al momento en el que la catalana estaba en un agujero negro del que no sabía cómo escapar.
I never stopped believing… step by step making my way again. 🔜 Semis 💪 pic.twitter.com/VOTAqEJQjo
— Paula Badosa (@paulabadosa) October 3, 2024
Pero para comprender ese capítulo hay que retroceder 12 meses más, a mayo de 2023, cuando Badosa se rompió la vértebra L-4 durante el torneo de Roma. Tras ese crac, se perdió la segunda mitad del 2023 y en el inicio de 2024 le costó un mundo encontrarse a sí misma. Los médicos -estuvo en consultas en Estados Unidos, Suiza, España y Dubái buscando una solución- le dijeron que era una lesión crónica y que sólo podría jugar con inyecciones de cortisona. "Estoy muy asustada. Me dijeron que quizás pueda funcionar unos meses, pero que después habrá que chequearlo de nuevo y ver si tengo que parar", reveló la jugadora en abril.
Madrid, el punto de inflexión
Llegó a estar hasta cuatro horas diarias en el fisio. Pero todo ese trabajo, todo ese esfuerzo, no se traducía en resultados. Hasta que en Madrid, después de una durísima derrota, por el escenario (la Caja Mágica), por la ronda (primera) y por la rival (la española Jessica Bouzas), tocó fondo. Fuera del top 100 por primera vez desde agosto de 2019, se sentó a pensar y tomó una decisión que nadie entendió: volvió con Daniel y David Antona, sus antiguos preparadores físicos.

"Yo llego a Madrid. Tengo una cosa en mi carácter que, cuando toco fondo, saco fuerzas. En Madrid lo pasé muy mal. Estuve muy mal, pero intentando buscar soluciones en tema médico, físico, psicólogo. Quería volver a lo que tenía en 2021, que eran mis preparadores físicos David y Dani, además de Pol (Toledo, su entrenador), que siempre ha estado a mi lado", reconoció Badosa en una entrevista en agosto con la Cadena Ser. "Ahí hice un punto de inflexión. Creo que todo el mundo a mi alrededor pensó 'Se ha vuelto loca'. Romper con todo me va a ayudar, empezar desde cero, estoy fuera del 100 y ahora cada partido va a ser una batalla. Confiaba en mí, pero solo tenía miedo en mi espalda".
Badosa empezó a escapar del agujero negro en aquel momento. En Roma y Roland Garros elevó el vuelo y en Wimbledon, donde alcanzó los octavos, quedó patente su mejoría. Después tomó la decisión de renunciar a los Juegos Olímpicos de París 2024 porque pensaba que no le venía bien hacer de nuevo la transición a la tierra batida y recibió una invitación para el torneo de Washington. Y ahí explotó: conquistó su primer título desde 2022, a la semana siguiente perdió en Canadá en un ajustado duelo ante Jelena Ostapenko (11ª de la WTA) y en el torneo previo al US Open, el de Cincinnati, sólo fue frenada por Jessica Pegula (6ª) en semifinales.
Faltaba refrendar todo en un Grand Slam, el principal termómetro en el tenis, y la propia Badosa se encargó de hacerlo alcanzando los cuartos de final en Nueva York. Y en Pekín no ha hecho sino dar continuidad a ese momento: está ya en semis y tiene asegurado volver, como mínimo, al top 15 del ranking. Tiene posibilidades incluso de aparecer el lunes entre las diez mejores. Es la nueva Paula Badosa.