Pecados inconfesables, el aplauso de Gasol y la polaca que viajó 9.300 km: lo que no se vio del Slam de Netflix
Las gradas del Michelob Ultra Arena se llenaron para el duelo entre Alcaraz y Nadal. El murciano se llevó el partido.

Las Vegas.- En la ciudad de las apuestas, nadie iba a poner un dólar en el partido entre Rafael Nadal y Carlos Alcaraz de ayer por algo que no fuera un resultado ajustado. El enfrentamiento de exhibición en Las Vegas, el Netflix Slam, era la celebración del encuentro -¿quizá el último?- entre una leyenda que tiene cerca su despedida y un campeón juvenil con todo el futuro por delante.
El marcador y el nivel de tenis eran lo de menos. La emoción del momento, y que hubiera espectáculo, lo de más. Los dos espadas se repartieron los sets y dejaron lo mejor para un 'tie break'. Eso sí fue una exhibición y la moneda cayó del lado de Alcaraz (3-6, 6-3, 14-12).
Unas horas antes, en rueda de prensa, este periódico preguntó a los protagonistas si tenían algún pecadillo confesable. Estamos, al fin y al cabo, en la 'ciudad del pecado'. Alcaraz se escabulló diciendo que solo llevaba en Las Vegas menos de un día. No le había dado tiempo, se entiende. Nadal, más veterano, replicó que, si son pecados, "no se confiesan".
El pecado, para los amantes del tenis, es que no hayan convivido más cerca en el tiempo. Nadal cumplirá en junio 38 años. Alcaraz tendrá 21 en mayo. Y la irrupción del joven murciano, en las últimas tres temporadas, ha coincidido con un infierno de lesiones de Nadal. Pero el 'timing' de sus carreras también ha permitido un milagro para el tenis español. Después de la carrera histórica de Nadal, 22 'grandes', dominador total del tenis mundial junto a Novak Djokovic y Roger Federer, los aficionados se asomaban al vacío. Pero ha llegado el descaro, la potencia, el abanico interminable de golpes y la sonrisa de Alcaraz. Y con ellos, dos 'grandes', el número uno más precoz de la historia y la posibilidad de marcar una nueva era.
Una grada llena de estrellas
De toda excelencia deportiva no se vio mucho en el Michelob Ultra Arena de Las Vegas, lleno hasta la bandera con 12.000 espectadores. Los dos vienen de lesiones -la más preocupante, la de Nadal, con un microdesgarro en Brisbane después de haberse pasado la última temporada en blanco- y lo más importante era salir ileso.
Después de ovaciones eléctricas en la salida de los jugadores, el partido arrancó con un gran primer punto. Un revés cortado de Nadal silbó sobre la cinta, respondió de manera espectacular Alcaraz y el de Manacor sacó su derecha liftada hacia la esquina del murciano. La consiguió devolver, pero no corrió de vuelta. Quizá para no forzar su tobillo, torcido en Río de Janeiro hace unos días. Lo importante, en lo deportivo, es el Masters 1000 de esta semana en Indian Wells (California).
Las estrellas no estaban solo sobre la pista dura, color pizarra, de Las Vegas. En primera línea, Catherine Zeta-Jones sacaba una foto a su hijo con su marido, Michael Douglas, a su lado. Pau Gasol charlaba con Ona Carbonell y con Maribel, la hermana de Nadal. Charlize Theron, acompañada por su madre, aplaudía desde la primera fila.
Un español de Portland y una polaca fans de Rafa
También estaba en la grada Camila, una aficionada polaca que viajó 9.300 kilómetros desde su país para ver la exhibición. Más en concreto, para ver a Nadal, al que lleva viendo por el mundo casi 15 años. Camila se presentó en Las Vegas con una pancarta de apoyo a Rafa y quiso entregársela en persona, pero no tuvo oportunidad.
A pocos pasos, un joven sonreía con la bandera de España. Era Jaime, de Madrid pero que está en Portland jugando al fútbol y disfrutando de una beca. "Hemos venido con unos amigos. Vimos que jugaban Alcaraz y Nadal y nunca les habíamos visto jugar. Hemos venido el fin de semana y ha sido una gran experiencia", comentaba.
En las tribunas tampoco faltaron los hispanos ni la devoción a los ídolos. "Rafa, enséñale", gritaba alguien. "¡Nadal, te amo!", irrumpía una fanática. "¡Yo también!", replicaba una segunda. "¡Y yo!", una más. "¡Carlitos, no te dejes!", pedía otro, en un partido en el que el murciano pareció superior. "A día de hoy no puedo ser rival de Alcaraz", había dicho en la previa el mejor tenista español de todos los tiempos y eso sintió sin duda en la pista. Hubo destellos del mejor Nadal, alguna derecha mandona, pero también muchos errores.
The moment Carlos Alcaraz won #TheNetflixSlam pic.twitter.com/AKJnnRv3AY
— Netflix (@netflix) March 3, 2024
Todo cambió en el 'tie break', donde se pegaron de lo lindo. "Ahora sí que están jugando", se escuchó en la grada. El momento del partido fue un 'passing' antológico de Nadal, con derecha paralela, con punto de partido en contra, que dejó la muerte súbita en 9-9. Se puso en pie hasta Charlize Theron. Ese golpe era también una invitación a la nostalgia: lo hemos visto tantas veces y sabemos que nos quedan pocas más.
Nadal y Alcaraz jugaron a tumba abierta los últimos puntos. El partido acabó, como todo el mundo quería, en gran espectáculo. Se impusieron la lógica y la juventud, y el murciano se llevó el partido. Pero después de mucha emoción, con media docena de puntos de partido que logró levantar Nadal, el luchador eterno. "En España tenemos que estar muy muy felices de que ahora esté Alcaraz", dijo Nadal tras el partido sobre Alcaraz, que calificó de "admirable" lo conseguido por el de Manacor en su carrera.
En cuanto soltaron la raqueta, se acabó la fiesta y empieza lo serio: los dos pusieron rumbo a Indian Wells.