Los peores días de Arantxa Sánchez Vicario tras una vida repleta de éxitos, presión y la ruina: "He aprendido lo que es el infierno"
La extenista ha hablado con El Mundo sobre la presión durante su carrera y su situación actual.

Arantxa Sánchez Vicario (52 años) ha tenido una vida apabullante. Logró ser una de las mejores jugadores del mundo sin llegar a la mayoría de edad y todo el mundo quería conocerla. La fama desbordaba y la gestión era complicada. Además, al terminar su trayectoria deportiva ha tenido problemas con Hacienda e incluso con su familia, quien consideraba demasiado controladora y condenarla a la ruina económica. También ha sido condenada a dos años de prisión. Unos 52 años y una vida que ha repasado en una entrevista en El Mundo.
Lo primero fue repasar su trayectoria. Con 16 años participó en los Juegos Olímpicos de Seúl. "Para cualquier deportista, ser olímpico es un sueño", comenzó la catalana. Un sueño que llegó demasiado pronto. "Echando la vista atrás, creo que entonces era tan joven que no fui plenamente consciente de la responsabilidad que conlleva estar en unos Juegos representando a tu país".
Cuatro años más tarde tuvieron lugar los Juegos Olímpicos en Barcelona. En su ciudad natal logró el bronce en individuales y la plata junto a Conchita Martínez. Una experiencia única para Arantxa. "Representar a España en mi ciudad, ante mi familia y mis amigos, y que todos vinieran a apoyarme. Ahí sí sentí la presión de la responsabilidad que lleva acarreada que cuenten contigo para ganar medallas olímpicas. Me sentía superada por las emociones", explicó la extenista.
"Sabía que ganaba dinero, pero depositaba toda la confianza en otras personas para que se ocuparan de esos temas"
A pesar de sentir la presión, Arantxa siempre ha manejado a la perfección esa faceta durante su carrera. "¡La presión me ponía! Cuánto más había, mejor me sentía", destacó Sánchez Vicario. "Me concentraba en lo mío, que era jugar al tenis, y cuanta más presión sentía por ganar y más público tenía respaldándome, más arriba me venía. ¡En esas situaciones me crecía muchísimo!".
La presión no le agobiaba, pero ser la niña bonita de España le superó en muchos momentos. "Fue muy difícil de gestionar", señaló la catalana. Además, cada segundo que transcurría en su vida era un frenesí y su mente no era capaz de procesarlo. "No me daba tiempo a pensar, sólo sentía. Es algo de lo que todavía hoy me cuesta hablar". Una situación provocada por la falta de manejo emocional que existía antaño. "Debía gestionar yo sola esas emociones que sentía".
Su juego, que le permitió ganar cuatro Grand Slam durante su carrera deportiva, la llevó a ser alabada por todo el mundo. El Rey Juan Carlos, el presidente del Gobierno, personalidades de todo tipo... Pero siempre ha habido una persona presente durante su vida. Esa es su madre, la cual la acompañaba a los torneos y generaba cotorreo entre sus rivales. "Yo tenía mucho carácter, era una rebelde", expuso la barcelonesa.
Una carrera exitosa que tendría su fin en 2004. Fueron 17 años compitiendo al máximo nivel y la retirada supuso un alivio. "Me levantaba por las mañanas y no tenía que entrenar. Ya no sentía esa presión de tener que estar siempre en lo más alto". Además, siempre ha considerado no sentirse una privilegiada por llegar al máximo nivel. "No lo he sido jamás. He trabajado mucho y durísimo. Es más, pensaba que eso era lo normal, que no había otra opción. No tenía demasiado tiempo para divertirme, pero no me importaba porque, para mí, el tenis lo era todo y sabía que sólo se mejora con esfuerzo".
Arantxa tuvo que afrontar serios problemas económicos durante su vida posterior al tenis al punto de llegar a la bancarrota y tener problemas con Hacienda. En sus comienzos no le daba mucha importancia a la gestión monetaria. "Me dedicaba exclusivamente a jugar al tenis. Sabía que ganaba dinero, pero depositaba toda la confianza en otras personas para que se ocuparan de esos temas. No tenía motivos para desconfiar", comentó la exnúmero 1 del mundo que ahora sí gestiona todo su patrimonio.
"Me queda mucha fuerza y espíritu de lucha enorme, pero dinero, nada"
La vida ha sido dura con Arantxa. La separación de su pareja y todos los problemas económicos la llevaron del cielo al infierno. Un período que ha sido muy complicado, aunque se encuentra mejor anímicamente. "Puedo decir que me encuentro bien y he aprendido lo que es el infierno. Saber lo que hay allí me ha ayudado a apreciar más lo que hay aquí arriba y a saber dónde no quiero volver nunca más. He aprendido mucho y eso me ha hecho más fuerte", destacó a El Mundo.
Para ir finalizando con la entrevista, Sánchez Vicario advirtió sobre las diferencias de géneros en casos como el suyo y lo desprotegida que estuvo. "Hay luces y sombras, pero creo que en casos como el mío queda patente que a las mujeres todavía nos queda mucho camino por recorrer. En ocasiones, considero que así ha sido. No obstante, para sacar esa fuerza interior no me ha quedado otra que sobreponerme y seguir adelante. Tengo dos hijos maravillosos a los que amo con locura, que son el motor de mi vida y que, en los momentos más difíciles, me han brindado el coraje que necesitaba para salir adelante. Y cualquiera que sea madre sabe que no hay fuerza más poderosa que la que nos dan los hijos".
Después de todo lo ocurrido aún tiene energía para continuar hacia adelante, aunque de dinero no le queda "nada". Una situación que agradece porque la "impulsa a seguir trabajando como hace cualquier persona". Una vida llena de éxitos a nivel deportivo, a tocar el cielo como profesional, que se convirtió en una pesadilla tras la retirada. Aun así, Arantxa Sánchez Vicario no parará de pelear.