ROLAND GARROS

El peor dato de España en Roland Garros en 33 años: ¿hemos dejado de ser un país de tierra batida?

Sólo hay tres españoles en la tercera ronda de París, el peor dato desde 1990. En la última década se ha reducido drásticamente el número de títulos en tierra batida. Varios expertos analizan por qué.

Roberto Bautista se lamenta durante su eliminación de Roland Garros 2023. /EFE
Roberto Bautista se lamenta durante su eliminación de Roland Garros 2023. EFE
Nacho Encabo

Nacho Encabo

París.- Cinco de junio de 1994, París. El tenis español vive un día para el recuerdo con Sergi Bruguera y Alberto Berasategui disputando la final de Roland Garros. Nunca antes dos españoles se habían citado por el título de un Grand Slam. Tenía que ser en París, tenía que ser en la tierra batida. Dónde si no.

Cuatro años después, en 1998, Carlos Moyà y Álex Corretja repitieron hito y en 2002 fue el turno de Albert Costa y Juan Carlos Ferrero. Después llegó la dictadura de Rafael Nadal , durante la que ganó otra final española a David Ferrer. Tenía que ser en París, tenía que ser en la tierra batida. Dónde si no.

Porque España, claro, es un país de tenistas de tierra batida. Nos gusta jugar de fondo, alargar los puntos, aplicar la estrategia, tener paciencia, sudar... Eh, para, para, para, no tan rápido. Dilo en alto: España era un país de tierra batida, pero ya no lo es. Sí, correcto. Repítelo: España ya no es un país de tierra batida. Por mucho Nadal, por mucho que Alcaraz sea el favorito en Roland Garros.

En la pista rápida están los puntos para llegar a ser top ten. Rafa, por ejemplo, ha sobrepasado límites en tierra, pero es de los mejores de la historia en pista rápida

David Ferrer Capitán de la Copa Davis y ex top ten

Seguimos ganando mucho en la superficie naranja, es cierto, pero el tenis español se ha transformado y se ha adaptado. Los datos lo dicen: sólo hay tres españoles en la tercera ronda de Roland Garros 2023, el peor dato desde 1990. Aquel año fueron Conchita Martinez, Javier Sanchez y Jordi Arrese; en este 2023 son Alcaraz, Alejandro Davidovich y Sara Sorribes.

Otro dato más: si entre 1990 y 2013 el 80% de los títulos que ganaron los españoles eran en tierra, la cifra ha caído al 53% en la última década. Como se puede observar en este gráfico, en el año 1997 el tenis español conquistó un total de 17 títulos y 16 fueron en tierra, un 94%. En el otro extremo está el 2019, cuando sólo el 33% de los éxitos (3 de 9) llegaron en la superficie más lenta.

PORCENTAJE DE TÍTULOS DEL TENIS ESPAÑOL EN TIERRA BATIDA

Pero, ¿por qué cada vez hay más tenistas españoles que juegan mejor en dura? Conchita Martínez, David Ferrer, Feliciano López, Juan Carlos Ferrero y Javier Soler, director técnico de la federación, analizan esta evolución en Relevo y explican las causas.

Las pistas duras son cada vez más lentas

La principal razón que esgrimen los expertos es que la superficie sobre la que se disputan los torneos de pista dura es cada vez más lenta. En los 80 y en los 90, eran pistas rapidísimas que favorecían a los tenistas con saques potentes y golpes duros. Desde entonces, los fabricantes han ido cambiando los materiales y las técnicas de fabricación para favorecer el juego de fondo.

"Antiguamente había especialistas de tierra y de rápida. Ahora hay jugadores todoterreno porque las pistas se han ido ralentizando. El juego es mucho más homogéneo. Hace 20 años había jugadores que venían a la tierra con pocas esperanzas de hacerlo bien si jugaban contra un latino. Y muchos latinos no iban a Wimbledon", desgrana Feliciano López, exnúmero 12 del ranking y que ganó en tierra batida sólo uno de los siete títulos que luce.

Javier Soler, en la federación española desde 2016, coincide: "Los españoles han ido perdiendo el miedo a la pista dura porque ahora se puede jugar prácticamente con el mismo esquema de juego. Hace muchos años no se podía jugar desde el fondo, sino que era mucho sacar y volear, y eso era un grave problema".

Nadal celebra su primer Roland Garros, en 2005.  AFP
Nadal celebra su primer Roland Garros, en 2005. AFP

Hay menos torneos en tierra

Antes de Feliciano López, los tenistas españoles ya habían demostrado que podían triunfar lejos de la tierra. Conchita Martínez ganó Wimbledon en 1994 y unos meses después Arantxa Sánchez Vicario levantaba el US Open. Moyà alcanzó la final del Open de Australia 1997 y al año siguiente el mallorquín perdió la final de la Copa de maestros con Corretja.

"Viene sucediendo desde nuestra época", comenta a ese respecto Juan Carlos Ferrero, exnúmero uno y cuyo título más importante en dura fue el Masters de Madrid 2003. "Al final la exigencia del circuito nos ha hecho adaptarnos, cada vez se juegan más torneos en pista dura".

"En las escuelas ahora se está enseñando a jugar más plano, con más potencia, puntos más cortos.."

Conchita Martínez Campeona de Wimbledon y ex nº2 del mundo

Si un tenista quiere luchar por ser el número uno, más le vale tener buenos resultados en dura. De los 27 torneos más importantes del circuito (cuatro Grand Slam, nueve Masters 1000 y la Copa de Maestros y 13 ATP 500), siete se juegan en tierra, tres en hierba y el resto, 17, son en dura.

"En la pista rápida están los puntos para llegar a ser top ten. Rafa, por ejemplo, ha sobrepasado límites en tierra, pero es de los mejores de la historia en pista rápida", añade David Ferrer, actual capitán de la Copa Davis. Aguerrido y luchador como pocos, puede dar la impresión de que fuera de tierra era menos peligroso. Pues bien: 14 de sus 27 títulos llegaron en dura o en hierba.

Conchita Martínez, campeona de Wimbledon en 1994.  EFE
Conchita Martínez, campeona de Wimbledon en 1994. EFE

Cambios en la base

"Cuando éramos pequeñas se entrenaba la mayor parte del tiempo en tierra batida", recuerda Conchita Martínez. "Con los años todo ha ido evolucionando y el juego se tiene que adaptar a jugar en dura. En las escuelas ahora se está enseñando eso, a jugar más plano, con más potencia, puntos más cortos...".

Conchita Martínez sabe de lo que habla. Además de triunfar en la hierba de Wimbledon y de alcanzar la finales de Australia y Roland Garros, en los últimos años ha acompañado en el circuito a Garbiñe Muguruza, una tenista absolutamente todoterreno. Muguruza pertenece a una generación que ya ha nacido y crecido con la pista dura como hábitat natural: Paula Badosa, Roberto Bautista, Pablo Carreño y ahora Carlos Alcaraz demuestran que el tenis español ya ha perdido el miedo a competir fuera de tierra.

Parte de culpa tiene también la labor de la federación. Este año, por ejemplo, se disputarán un total de 15 torneos Challenger -la categoría justo inferior al circuito ATP- y ocho serán en pista dura. "De siempre, el jugador español ha sido muy reacio a jugar en pistas que no fueran de tierra, pero ya no huyen de las otras superficies, sino al revés", añade Javier Soler, el director técnico de la RFET. "Incluso tenemos ahora campeonatos de España en pista dura".

La tendencia es clara, pero todos coinciden en que España no puede alejarse de su esencia. ¿Veremos alguna vez a España eligiendo pista dura en una eliminatoria de Copa Davis? "Quién sabe", responde Javier Soler. "Dependerá de los jugadores se tomará una decisión. Pero siempre hay que tener en cuenta a los rivales".