Un robot chino que no falla un golpe se convierte en el mejor aliado del tenis de mesa español: "Le queríamos poner Manolo..."
Esta tecnología de alta generación permite a los deportistas del CAR de Sant Cugat mejorar el entrenamiento exponencialmente.

Es imposible aislarte del sonido de la bola rebotando en la mesa, una vez tras otra y a una velocidad de vértigo, en los ocho espacios de juego que cubren la segunda planta del llamado "módulo nuevo" del CAR de Sant Cugat. Hay deportistas paralímpicos, los mejores juniors españoles, otros internacionales e incluso un joven prodigio de 11 años que es subcampeón mundial y campeón de Europa alevín, que compite por España aunque su madre sea rusa y su padre ucraniano. Ellos emigraron en el 2000, viven en Calella y el chico nació en España. Se trata de Ladimir Mayorov, que se bate a adultos y ya está en la segunda división absoluta. Y, en la esquina derecha, hay una mesa diferente, con un artilugio que escupe bolas a diferentes alturas y distancias, que no falla un golpe y que hace sudar la gota gorda a sus oponentes.
Es un robot que procede de China con una tecnología sofisticada y que el CAR de Sant Cugat ha traído para la mejora de los deportistas. "Le queríamos poner Manolo, pero de momento no tiene nombre", explica sonriente Ramon Mampel, responsable del grupo permanente de la Federación Española de Tenis de Mesa en el CAR de Sant Cugat, quien lleva 12 años en el centro y ahora reconoce que este nuevo robot ayuda a la mejora de aspectos concretos del juego y ha servido para ir un paso más allá en el entrenamiento: "Especialmente nos ayuda a lanzar bolas a un lugar exacto. Si queremos una bola al límite, que toque casi el filo, se puede programar para que la lance con una gran precisión. O en cambio lanzar bolas cortas o a diferentes distancias", añade.
El robot tiene un controlador remoto con una serie de programas predeterminados que se pueden configurar. Hay diez esenciales en los que se pueden ir alternando golpes, por lo que es útil para que los jugadores puedan practicar situaciones concretas durante un tiempo, lo que supone también una "exigencia física muy grande". "Los deportistas están contentos porque pueden hacer muchas cosas. Nosotros al inicio éramos reacios, porque creíamos que lo mejor era poder practicar entre nosotros o lanzado bolas los entrenadores, pero este robot es más preciso", explica.
Como en todo, la incursión de la tecnología en el deporte, y en concreto el tenis de mesa, ha sido gradual. "Al comienzo los que había solo podías darle dos órdenes", matiza Mampel. Pero ahora es diferente. Este robot, además, ayuda a que "el entrenador no participe y esté observando y pueda hacer mejores correcciones al momento". Los entrenadores lo utilizan como complemento, también para los deportistas paralímpicos y para ir mejorando en procesos de lesiones. "Ellos pueden programarlo y entrenar solos, sin necesidad de un compañero o entrenador", advierte.
Los grandes éxitos internacionales de María Xiao y Álvaro Robles en los Juegos Olímpicos de París y especialmente en el Europeo que ganaron en octubre han servido también de impulso al tenis de mes. "Está en un crecimiento brutal. Aquí tenemos la selección junior femenina, en Madrid están los masculinos. Tenemos medallistas europeos y deportistas internacionales. Estamos contentos porque nuestro deporte crece y también se añade la tecnología con programas de scouting", reitera Mampel.
Un robot con 576 rutinas y la innovación primeriza de Google
El robot NARAQ Roboping Halo Pro ha sido producido por el gigante asiático especializado en robots con inteligencia artificial que ha creado los de tenis de mesa más avanzados. El robot cuenta con 576 rutinas de ejercicios grabados procedentes de entrenadores chinos. Y, como indica, se puede "cambiar rápidamente de una pelota simulando un saque (con un bote en cada campo) a otra lanzada directamente al campo de juego. Cambiar de una pelota con efecto cortado a otra con efecto de Topspin, o de una bola derecha a izquierda o de un golpe largo a otro corto".
El pasado agosto, Google presentó un robot que podía competir con humanos. Los datos aún le dejaban margen de mejora, porque si bien es cierto que ganó el 55% de las partidas a aficionados, no pudo con los profesionales. El desafío del robot es replicar la coordinación mano-ojo y la rapidez de respuesta esenciales en el tenis de mesa. Y emplea un conjunto de sensores y cámaras para saber la posición de la bola y el estilo de juego del oponente. El sistema de aprendizaje por refuerzo le permite aprender de cada partido.