WIMBLEDON

Djokovic y Alcaraz, dos caminos que se unen y un jugador del Madrid en cada palco

Los dos jugadores son capaces de reconocer en el otro muchas cosas compartidas. El domingo las volverán a examinar.

Djokovic y Alcaraz se abrazan en la red de Wimbledon. /REUTERS
Djokovic y Alcaraz se abrazan en la red de Wimbledon. REUTERS
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Londres.- 'Game recognizes game' es una frase que utilizan los estadounidenses para explicar esa clase de respeto que se tienen los elegidos. Novak Djokovic admira a Carlos Alcaraz y Carlos Alcaraz admira a Novak Djokovic. Su reconocimiento no es el de un aficionado corriente, un fan, sino una cosa diferente. Es el que tiene alguien que sabe lo que cuesta llegar, lo complejísimo que es todo el proceso, lo angustioso que puede llegar a ser y lo solo que se puede llegar a estar en la cima.

El respeto se da por descontado, pero llegados a este punto no nubla ni desgasta, no significa ningún lastre. Admiras, pero no temes. "No sé si le romperé el corazón, no pretendo hacer eso. Es muy joven pero ya tiene tres Grand Slams y va a por el cuarto", cuenta Djokovic en su rueda de prensa.

"Djokovic sabe mucho mejor que yo lo que es jugar una final de Wimbledon, lo que es jugar una final de Grand Slam. Él está muchísimo más preparado en ese sentido", reflexiona Alcaraz por su parte. Uno destaca la pujante juventud, otro la carga de experiencia que él tardará años en tener.

"Él es un ejemplo de cómo un jugador tan joven tiene mucho equilibrio de vida dentro y fuera de la pista, gran equipo, grandes valores en su familia, mucho carisma, se maneja muy bien dentro y fuera. Es el mejor jugador de 21 años que hemos visto. Vamos a ver muchas cosas de él en el futuro, sin duda, va a ganar muchos Grand Slams, espero que no este, pero cuando me retire, en unos 15 años... [risas] estoy bromeando", cuenta el serbio en la pista.

Pero las flores sí permiten ver el bosque. Alcaraz y Djokovic no van a entrar en esa pista como corderos al matadero. Quizá el año pasado, la primera vez, la duda estaba encima de la mesa, pero desde luego no después de la histórica victoria del español en cinco sets.

"Sé lo que es estar en esta posición, sé lo que tengo que hacer. Si él está en una final es porque físicamente, tenísticamente está a un nivel muy alto. No veo favoritos, sino simplemente vamos a ver quién juega mejor ese partido, quién lidia mejor con las situaciones y yo creo que estoy capacitado para hacerlo mejor que él", dispara el español.

Un momento, deténganse en esta frase. Alcaraz lo dice con una sonrisa, pero sin dudar. No importa el historial de Djokovic, que si gana se colocaría con ocho victorias en Wimbledon e igualaría a Federer, el español no duda un segundo de su capacidad para afrontar este desafío.

En su análisis tenístico, Djokovic ve algunas similitudes, aunque en realidad sus juegos sean distintos. "Nos sorprendió a todos el año pasado cuando ganó seguidos Queens y Wimbledon. Tu pensarías que una persona que ha crecido en España, como ha hecho él, ganaría Roland Garros, el US Open, quizá Wimbledon sería más difícil. Pero la manera en la que se mueve, cómo ha jugado los últimos dos años en hierba, ha sido impresionante de ver. Veo muchas similitudes entre él y yo en cuestiones de capacidad para adaptarse a una superficie. Creo que ese es su mayor rasgo, tiene la capacidad de jugar igualmente bien en cualquier superficie, de adaptarse a cualquier oponente en cualquier día. Es un jugador muy completo, es impresionante lo que ha hecho tan joven", repite Djokovic, a quien le gusta muchísimo el tenis y analizar el juego de los rivales.

Los parecidos no terminan aquí. Los dos sienten un chisporroteo peculiar cuando llega julio y el calendario se pinta de verde hierba. No tanto por la superficie en sí, aunque claro está que los dos son capaces de disfrutar en un entorno que a la mayoría de tenistas se les atraganta. Pero su amor por el torneo se articula en otras cosas.

"Esta pista es la más bonita en la que he jugado nunca y siempre tengo nervios cuando llego aquí. Entrené aquí hace unos días e, incluso ahí, sentía nervios", explicaba Alcaraz al principio del torneo, algo que ha vuelto a repetir después. Sus nervios vienen por la grandeza del entorno. No es un grande más

"Volver a estar en una final es surrealista, porque es el torneo favorito de mi infancia. No dejo de repetirlo, y también me repito que no puedes dar nada por hecho, especialmente cuando juegas finales en el torneo más importante de la historia del tenis. Hice un esfuerzo extra para recuperarme porque es Wimbledon", añade Djokovic.

Hay sintonías evidentes entre ambos, que incluso se permiten una similitud más. En sus respectivos palcos vieron las semifinales de jugadores de fútbol, campeones de todo con el Real Madrid. En el de Djokovic, Gareth Bale; en el de Alcaraz, Luka Modric.

"A Gareth le puedo llamar amigo. Nos conocíamos de antes y por supuesto he seguido de cerca su carrera cuando jugaba en el Real Madrid, le admiro mucho no solo por sus habilidades futbolísticas sino por su personalidad, es uno de los deportistas más majos que conozco, realmente humilde. Ama el golf, por eso conectamos más el año pasado en la Ryder Cup", explica Novak sobre su presencia en la grada, de su lado.

Y así se explica la de Modric con Alcaraz: "Luka es una gran persona, nos conocíamos de un par de veces. No hablamos mucho, solo a veces, pero quería venir y por supuesto que lo admiro, siempre va a haber un sitio para él. Un tipo increíble, un deportista increíble, le admiro mucho, es genial tenerle en el palco animándome".

Hay algo, eso sí, en los dos se separan: la edad. Djokovic está en los últimos años, Alcaraz en los primeros. El serbio quiere ganar, pero también avisa: "Después, animaré por él".