Algo muy gordo se está moviendo con Alcaraz fuera de España: "Déjame decirte que lo de Carlos ha sido pura alegría"
El jugador murciano, que rezuma alegría incluso cuando pierde un punto, sirve de caso de estudio para la universidad.

"Lo que más me gusta de Alcaraz es que cuando pierde un gran punto demuestra que lo ha disfrutado. Parece un niño por cómo juega. Puedes sentir la naturaleza infantil del juego con él. Gane o pierda después de un gran intercambio, sonríe. Puedes sentir que está disfrutando de cada momento".
"Se le nota una tremenda alegría por jugar. Incluso cuando le enfocan tras perder un punto se le ve sonriente, es algo muy bonito de ver. Es obvio que le encanta jugar al tenis, y tiene esa manera de ser, tan alegre, tan sonriente...".
La primera frase de este artículo corresponde a Steve Carell, actor cómico y protagonista de la versión americana de The Office. La segunda la pronunció un entrenador estos días en una conversación casual al ser preguntado por Alcaraz. El técnico y Carell no se conocen de nada, no se han podido poner de acuerdo y, sin embargo, cuando tienen que hablar del vigente campeón de Wimbledon lo primero que destacan es esa sonrisa.
No, no solo esa sonrisa... esa sonrisa que es capaz de salir incluso cuando acaba de perder un punto. Los dos atribuyen el gesto a lo mismo, un increíble amor por lo que hace. Lo de que si consigues que tu hobbie sea tu trabajo serás indudablemente feliz, pero sin ese rollo de emprendedor y start-up que suele ir asociado con esa frase.
“Even when he loses a great point, he seems like he enjoyed it”
— Wimbledon (@Wimbledon) July 2, 2024
Despicable Me 4 star Steve Carell explains why our defending champion @carlosalcaraz is one of his favourites to watch 🌟#Wimbledon #DM4 pic.twitter.com/hOwHRZ7URm
Lo de la sonrisa es real, se ve en los partidos, en la sala de prensa, en los entrenamientos y también cuando te lo encuentras por los caminos del club. En el mundo del deporte, más todavía que en la sociedad, la seriedad siempre ha tenido un prestigio desaforado. La gente que frunce el ceño, que no se ríe, parece muy profesional. Como si la pose de estar preocupado demostrase de verdad que la cosa te importa.
«Es pura alegría»
Carlos Alcaraz no se ha propuesto derribar ese tipo de mitos, pero parece estar en ello. Del mismo modo que habla de sus nervios o de su psicóloga con toda la tranquilidad, es capaz de tratar a los aficionados, los periodistas o los vips como si de verdad le importasen y no como una parte tediosa de su trabajo.
Un ejemplo de esto, una entrevista publicada por The Times este fin de semana. El rotativo de Londres envió para entrevistarle a Matthew Syed, una de las firmas más célebres del diario y exolimpico en tenis de mesa. Un hombre con mucho bagaje que salió transformado de la conversación.
"He entrevistado muchos deportistas top a lo largo de los años y estoy algo fatigado por el proceso de ponerme delante de una superestrella (tarifar con los relaciones públicas, la gente, los retrasos, los patrocinadores...) déjenme decir que esto ha sido pura alegría, una conversación con una persona real, que quiere responder cada pregunta directamente, sin un ayudante de medios a su lado, que incluso es capaz de preguntarte él alguna pregunta a ti", decía un muy asombrado Syed.
"Alcaraz es el chico soñado: divertido, humilde, curioso, cálido, optimista, dispuesto a ver lo mejor de la gente y a vivir la mejor vida posible", continuaba el texto. Los medios, y menos todavía si no hablan de sus compatriotas, no suelen ser tan lisonjeros. Y normalmente los elogios tienen que ver con la actividad de su entrevistado, si el chico tiene muy buena derecha y muy buen revés eso es lo importante. Pero claro, una sonrisa es una sonrisa, algo que si sale natural se convierte en una llave para cualquier cosa.
The content you never knew you needed 🤣
— Wimbledon (@Wimbledon) July 3, 2024
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En un vídeo distribuido por el torneo se escuchan voces de aficionados que hablan cuando nadie sabe que le están grabando. Dos señoras de mediana edad hablan de gente a la que invitarían a una cena: "Yo llevaría a Alcaraz, porque es guapísimo y estoy seguro de que sería muy divertido".
Un caso práctico en la universidad
El carisma es una de esas cosas que no se aprenden y tampoco se pueden reducir a una fórmula. El inglés de Alcaraz ya es más que suficiente, se expresa bien en sala de prensa y es capaz de responder preguntas sin problemas, pero sigue dando clases para seguir mejorando. En todo caso, le falta todavía un poco para poder explicarse en toda su capacidad. Y no importa, van pasando periodistas locales y a todos se los mete en el bolsillo.
Mucho de todo esto se explica desde la infancia. Alcaraz nació en un entorno de tenis, un club como hogar y un amor extremo por el deporte. Siempre era poco para él, siempre quería más. También el artículo de Syed lo explicaba, para Alcaraz cada entrenamiento era alegría y regocijo porque estaba haciendo lo que más le gusta en el mundo, que es jugar al tenis. Es eso lo que ven en su cara Steve Carell y el entrenador del segundo párrafo. Y es eso también lo que en parte explica sus nervios cuando entrena en la central de Wimbledon. Más que nervios son mariposas en el estómago, la secuencia habitual de quien está emocionado por algo.
Hace unos meses, en ESIC hicieron un caso práctico de marketing que se centraba en Carlos Alcaraz. El proyecto intentaba pensar cómo vender al chico, qué decisiones tendría que tomar en su carrera para optimizar -esto es, sacarle el máximo posible- sus ganancias en cuestiones publicitarias. El profesor que proponía el ejercicio era Carlos Víctor Costa, y él mismo daba algunas de las claves que acompañan a Alcaraz y que le hacen un producto publicitario casi imbatible.
"Alcaraz es más extrovertido que Nadal, tiene otro estilo, es más sonriente, menos serio y por ahí se notan atributos diferentes de 'branding'. Son diferentes", explicaba. Nadal es un ejemplo como tenista y también es una personalidad muy valorada, pero su manera de hacerse ver es distinta. No tiene tanto que ver con el deseo de ser de una manera u otra, pues la personalidad es difícil de cambiar. Rafa es más serio, más estricto, más cuadriculado. Carlos es más creativo, más sonriente, quizá menos duro. Y, podría no ser así, pero en este caso se da la casualidad de que la personalidad de ambos se parece al juego que despliegan.
La comparación con Nadal es inevitable, porque la cronología tiene estas cosas. Él siempre será quien llegó después de Rafa, Djokovic y Federer. De hecho, la revista de The Times titulaba la entrevista "el salvador del tenis", aunque luego en el artículo de Syed ese concepto estaba mucho, pero mucho más matizado -ni siquiera aparecía la palabra salvador como tal-. En realidad no importa, lo que es obvio es que la labor de Alcaraz es parecida a la que tuvieron los que siguieron a Jordan o a Bolt. Es esa sonrisa -con la inestimable ayuda de otros, como Sinner- la que tiene que empujar este deporte que mueve millones. Él, en todo caso, prefiere evitar el apelativo. Y puede tener razón, el tenis se salvará solo.
El marketing de Alcaraz también ayuda entender el fenómeno. El murciano está patrocinado por BMW y ha hecho campañas con Louis Vuitton, por poner dos ejemplos que marcan cierto carácter. Son marcas de lujo, empresas que no hacen mucha publicidad y tienen muy claro qué tipo de gente quiere que lleve sus productos. En el pasado, en la época dorada, hubiesen sido probablemente las que buscarían llevarse a Roger Federer. Y eso, en sí mismo, habla mucho de lo que es Alcaraz.