VELA

La madurez de Gisela Pulido: "Sueño con el oro olímpico, pero compaginándolo con mi vida personal"

A sus 31 años, la leyenda del kite se muestra más fuerte mentalmente que nunca para el camino a Los Ángeles

Gisela Pulido sonríe a bordo de su kite. /RFEV
Gisela Pulido sonríe a bordo de su kite. RFEV
Nacho Gómez

Nacho Gómez

Gisela Pulido sigue en la carrera olímpica. A sus 31 años, la leyenda del kite ha vivido prácticamente dos vidas en una y se ha puesto una meta para el futuro: combinar la lucha por el oro con la estabilidad en su vida personal. Gisela atiende a Relevo desde Fuerteventura, donde ya prepara el camino a Los Ángeles 2028.

¿Qué te ha animado a seguir en esta carrera olímpica?

Bueno, el mundo olímpico es un mundo muy bonito, sobre todo cuando lo vives desde dentro, porque desde fuera no conoces todas las implicaciones que conlleva. Siempre ha sido mi sueño, desde pequeña, ir a los Juegos Olímpicos, y ya lo he cumplido ahora en París 2024. Pero, no sé, siento que me ha quedado algo pendiente. Como que Marsella se me quedó corto, por así decirlo. Tuvimos muy poco viento, las condiciones no eran las mejores, y al final sentí que no pude dar el 100%. Pensé: "Necesito otra campaña para quitarme esta espinita."

Es cierto que esta campaña la voy a afrontar de manera diferente, porque en esta disciplina de Fórmula Kite el peso es un factor muy importante. Vamos sobre un foil, y cuanto más pesas, más rápido vas. Yo siempre he sido una de las más ligeras de la flota. Estoy también un poco a la espera de lo que pase con la clase, porque ahora mismo se están reuniendo la Federación Internacional de Kite con World Sailing para tomar decisiones sobre el peso. Están proponiendo limitar la cometa grande de 19 a 15 metros, lo que probablemente hará que el peso de los competidores disminuya.

Por supuesto, estoy a la expectativa de esas decisiones, pero tengo claro que me gusta mucho competir y que todo lo que he aprendido en estos cuatro años tiene que servir para algo. Ahora, esta campaña olímpica la afronto con mucha más experiencia. Es un camino bonito, aunque a veces nos centramos solo en los resultados y en ganar campeonatos, cuando en realidad lo más bonito es todo lo que vives durante el proceso. Te encuentras con personas increíbles, haces equipo con otros países, y dentro de tu propio equipo hay personas excepcionales, y eso también es muy valioso.

Siempre he competido en un deporte individual, como el freestyle. Al final, en ese deporte competía sola, pero tener un equipo alrededor, como la Federación, el entrenador, los sparring, hace que todo se vuelva más colaborativo. Y eso también ha sido una experiencia nueva para mí. Así que, de momento, seguimos aquí, al pie del cañón.

El debut del kite olímpico tuvo un lastre brutal, porque al final solo podías sacar medalla si pesabas casi 80 kilos. Ahora se están haciendo muchos cambios para premiar más la pericia en las maniobras y la táctica, en lugar de la velocidad pura...

Sí, estos meses de invierno nos hemos reunido todas las chicas para hacer unas votaciones. Ha salido por mayoría que quieren limitar la cometa grande. Normalmente navegamos con cometas de 21 metros, y ya la cambiaron a 19 metros para este ciclo. Pero ahora se ha votado para reducirla a 15 metros, lo que significa una cometa mucho más pequeña. Si pesas 80 kilos, a no ser que seas técnicamente muy bueno, con vientos de 5 o 6 nudos no vas a poder arrancar. Esto va a hacer que el peso baje.

Es cierto que la clase seguirá favoreciendo a los más pesados, pues cuanto más pesas, más rápido vas, y eso será una ventaja. Pero también están considerando cambiar algunas cosas, como hacer regatas más cortas para hacerlas más técnicas, donde la agilidad sea más importante que simplemente ir rápido en línea recta. Antes, era un poco como una carrera de caballos: corrías, intentabas llegar lo más rápido posible a la boya y luego ya estaba hecho. Las que iban detrás se encontraban con viento sucio, y era muy difícil adelantar. Ahora quieren hacer las regatas más cortas y enfocarse más en la táctica y la técnica.

A nivel táctico, me he tenido que adaptar mucho porque, en freestyle, mi táctica era simplemente hacer los mejores trucos posibles. No había mucha estrategia detrás, solo ver quién tenía más valor para empezar primero, ya que si te caías y la otra persona hacía un buen truco, eso cambiaba todo. Pero ahora influye mucho más la táctica, el viento, y saber leer el campo, y eso también es algo muy bonito de aprender. La vela es un deporte tan completo que hay muchísimas cosas a tener en cuenta.

Después de los Juegos hablabas del tema físico que os exige la Fórmula Kite. Decías: "Muchas veces, paseamos entre las tablas y no parece que seamos deportistas." ¿Cómo afrontas esta condición tan rara y atípica en los deportistas de élite para tu segundo ciclo olímpico?

Sí, total. Estos últimos cuatro años han sido una guerra mental muy fuerte. Querías más para tener mejores resultados, pero al mismo tiempo, si pesas más, no te ves bien en el espejo, y eso no te gusta. Es una lucha, no solo para mí, sino para todas las deportistas. He hablado con chicas que han bajado de peso, pero que en su momento pesaban 75 o 80 kilos, con una estatura similar a la mía, y no estaban en forma. Al final, lo importante no es solo comer más, sino cómo coges esos kilos. Aumentar masa muscular cuesta muchísimo, y aún así, no te garantiza llegar al peso deseado. Llega un punto en que la hipertrofia es exagerada, y en realidad el peso de grasa puede ser más eficiente, porque cuanto más pesas, menos esfuerzo físico necesitas. Pero claro, te pasa factura mentalmente. Íbamos a la playa, y veías a todos con barriga, medio gorditos, y te comparabas con otros deportistas que estaban súper en forma.

Eso se nota también en los Juegos, como después de Marsella, cuando fui a la ceremonia de clausura en París. Había cogido entre 8 y 10 kilos, pero tampoco estaba tan mal. Sin embargo, al ver a los otros atletas, veías a todos súper cuadrados, fuertes, y tú sentías que no encajabas. Es un tema complicado también para la salud mental de los deportistas, porque la obsesión es comer, comer, comer, siempre alimentos calóricos con mucho aceite, mucha grasa. Al final, tienes que estar todo el tiempo pensando en eso, y eso te desgasta mucho.

¿Y cuáles son tus planes a corto plazo? ¿Debutarás en el Sofia?

Si, este año tenemos el Sofía, Hyères y el Europeo. Actualmente, sigo navegando con material antiguo, pero estamos haciendo pruebas para ver las diferencias con el nuevo material. Todas las marcas han sacado novedades, y ahora estamos probando qué foils, cometas y tablas van mejor. Hay muchos pedidos, por lo que estamos esperando material, pero estamos en plena fase de pruebas. La pretemporada la hemos hecho en Fuerteventura, desde enero hasta marzo. Luego, tenemos bloques de entrenamiento de técnica, táctica y material.

También tengo entendido que afrontas este ciclo olímpico de una manera diferente, combinándolo con otros proyectos. ¿Qué tienes en mente?

Sí, la idea es compaginar el deporte con otros proyectos y con mi vida, porque al final tengo 31 años, llevo dedicándome al deporte desde los 10, y también tengo derecho a disfrutar de la vida. Recuerdo que la campaña pasada fue tan intensa desde el primer minuto que no estaba preparada para ello. Tuve muchos problemas que tuve que trabajar con una psicóloga porque no estaba acostumbrada a la intensidad de trabajo del mundo olímpico. Si quieres resultados, tienes que trabajar, pero también es importante priorizar tu salud mental. El año pasado implementé un enfoque más equilibrado, lo que me ha ayudado mucho.

Este ciclo olímpico lo quiero compaginar con mi vida. Quiero poder disfrutar de viajes, de hacer cosas que me gusten, como ir a surfear con el kite en olas grandes. También quiero retomar la apnea y otros entrenamientos que había dejado de lado por la campaña olímpica. El deporte de élite te exige mucho, y la campaña te consume toda la vida. Hay que balancearlo todo y darle la intensidad justa según los resultados que consiga. Ahora tengo 31 años y sé que ya he vivido mucho en el deporte de élite.

Has vivido prácticamente dos vidas en 30 años. Desde los 10 años ganando títulos, a los 20 pusiste un freno… Al final, todo esto te da una madurez y una experiencia tremendas...

Sí, yo estoy muy, muy feliz de la persona que soy hoy en día. De todo lo que he vivido, estoy súper agradecida, también, por la ayuda que he tenido, por ejemplo, de mi padre. Fue él quien dijo: "Venga, dejamos Barcelona y nos vamos a Tarifa a hacer kite." Y es como, ¡ostras!, no todos los padres harían algo así por sus hijos, ¿no? Y fue una aventura. Pues, al final, tengo la vida que tengo hoy, de poder disfrutar y vivir cosas muy bonitas gracias a mi padre. Y sí, la verdad es que estoy muy feliz y también soy consciente de muchas cosas. He empezado a trabajar con una psicóloga hace poco. Es cierto que antes tenía una psicóloga deportiva, pero estaba muy enfocada en el deporte. Y al final, si tu cabeza no está bien, da igual que tengas la mejor psicóloga deportiva o el mejor psicólogo deportivo, no vas a tener resultados. Algo estaba fallando ahí. Ahora llevo un año trabajando con una psicóloga más emocional, más para mí, y estoy muy feliz. Al final, eso es la clave de todo, en mi opinión: tener la cabeza en su sitio para después poder rendir al 100%.