VELA

Pablo Arrarte, el mejor caña del mundo en condiciones extremas

Entrevistamos al patrón cántabro, que venció en la primera etapa de The Ocean Race con vientos de más de 50 nudos.

Pablo Arrarte, a la caña del WindWhisper. /Tomasz Piotrovski / WindWhisper Racing Team
Pablo Arrarte, a la caña del WindWhisper. Tomasz Piotrovski / WindWhisper Racing Team
Nacho Gómez

Nacho Gómez

Pablo Arrarte (Santander, 1980) está unánimemente reconocido como uno de los mejores cañas del mundo en condiciones extremas. Todo dios quiere tenerlo a bordo cuando los vientos se transforman en huracanes y las olas en montañas, tal y como ha sucedido en la primera etapa de The Ocean Race, donde el teóricamente apacible Mediterráneo se transformó en un infierno. ¿Quién ganó la etapa? Pues el WindWhisper polaco, que llevaba al gran Patán, como se le conoce entre pantalanes, de patrón. Charlamos con él una semana después de su victoria.

Ahora que ya lo podemos ver con un poco más de perspectiva, ¿cómo ha ido la experiencia en esta nueva la salida de The Ocean Race para ti?

La verdad que ha sido impresionante, yo creo que Alicante es un sitio espectacular. Ha cogido el ritmo de hacer las salidas de The Ocean Race y hay mucha gente que se acerca a ver el evento. Para nosotros, aunque hacemos solo el Sprint Cup que consiste en tres etapas, la salida en sí sigue siendo espectacular. El evento ha sido fantástico y estar allí, siendo español y aunque esté en un equipo polaco, ha sido precioso y también el tener a otros a otros amigos españoles a bordo conmigo, pues espectacular, claro.

¿Cómo te surge la oportunidad de patronear tu primer equipo? Esta es ya tu quinta salida de The Ocean Race y tu primera como patrón…

Hace ya tiempo que había descartado la opción de hacer The Ocean Race, estuve en algún proyecto que al final no salió para adelante y ya me centré en todos los otros proyectos que tengo a lo largo del año. Me fui a Australia a navegar con el Comanche y de repente recibí una llamada del equipo polaco, que se habían quedado sin patrón y habían pensado en mí. Me vine a Valencia a conocerlos para ver cómo realmente funcionaba el equipo y la verdad es que encajaba perfectamente y dije, venga, palante, vamos a probar. Para mí es una nueva experiencia, una responsabilidad y por eso necesitaba conocer bien el equipo.

Y nada más aterrizar, fichas a Ñeti, tu alma gemela todos estos años, y a Willy Altadill…

Sí, al coger la responsabilidad pedí que necesitaba tener un poco de confianza en la gente que va a bordo. Cuando llegue allí, no conocía a nadie de los que estaban en el barco. Hay mucha mucha sangre joven, muchos chavalitos que han estado navegando los últimos años en el barco, pero que yo no conocía, y para meterte en el océano necesitas tener un poco de confianza y saber que si vienen mal dadas, tienes gente al lado que puede responder por ti o te puede ayudar. Evidentemente el primer nombre que pensé fue el de Ñeti, con el que navego muchísimo a lo largo del año, y Willy, con el que también hice la última vuelta en MAPFRE. Fueron los los dos primeras personas que llamé para para echarme un cable. Y la verdad es que respondieron muy bien, se vinieron con los ojos cerrados. Son gente necesaria en un barco. Mi carácter quizás es un poco más suave en algunos momentos, y ellos son como dos toros, son tíos que tiene muy claras las cosas y que van a por ello, gente que tiene muchísima experiencia y sabe resolver las cosas. Además, llevan el barco muy bien, triman… Con mi forma de ser se complementan muy bien y a mí me ayuda un montón.

Pablo Arrarte.  THE OCEAN RACE
Pablo Arrarte. THE OCEAN RACE

Y el resultado ha sido genial, triunfo en la primera etapa hasta Cabo Verde con un Mediterráneo diabólico que parecía casi Cabo de Hornos…

Sí, cuando entré en el equipo fue una de las cosas que expliqué. A la gente del equipo les dije: "Mira si las cosas van bien podemos hacer una etapa sin ningún problema con la gente que tenemos, pero si vienen mal dadas hace falta gente de verdad porque puede ser muy duro". Y al final nos hemos encontrado algo un poco atípico, un Mediterráneo muy brutal con muchísimo viento, de más de 50 nudos, y con una ola que no es súper alta, pero son muy cortitas, es un mar muy incómodo y muy peligroso para las embarcaciones, es muy fácil romper cosas y hacerte daño. En los Volvo 65 no recuerdo ninguna ceñida tan brutal como como la que hemos hecho este año en la primera etapa, así que me alegro un montón de haber traído la tripulación con experiencia porque porque eso ha ayudado y ha sido la clave que nos hizo salir delante del Mediterráneo.

Los que se han llevado un máster de navegación oceánica son los chavales polacos de los que hablas…

Exactamente, es un poco la idea del proyecto, que estos chicos tuviesen la oportunidad de navegar con gente realmente buena y con mucha experiencia, lo que les va a dar un salto de calidad brutal. Además de Ñeti y Willy venían a bordo Neal McDonald y Liz Wardley, otros dos fenómenos, y pudieron aprender mucho de ellos. Al ser las condiciones tan duras les tuve que frenar un poco, porque al ser chavales jóvenes tienen mucho ímpetu y mucha adrenalina que descargar, a veces les tienes que frenar para que no corran ningún riesgo, mi miedo era que se cayeran al agua. Por eso les dije que queríamos que fuesen duros, fuertes, pero que no fuesen demasiado valientes y la verdad que funcionaron fenomenal y aguantaron como jabatos.

¿Y qué tal con Neal McDonald y Liz Wardley?

Genial. Al hacer la tripulación buscaba una persona que tuviera todavía más experiencia que nosotros, y ese es Neal, con el que he navegado mucho y tiene un carácter espectacular, además de una experiencia que poca gente en el mundo tiene. Liz es la encargada del barco, nunca había navegado con ella pero me ha parecido también una mujer espectacular, ha hecho un trabajo excelente y gracias a ella el barco ha llegado una pieza a Cabo Verde. Tampoco podemos olvidarnos del navegante, Aksel Maghdal, un noruego con el que he navegado bastantes veces haciendo récords con el Trifork y que es otro tío que tiene muchísima experiencia.

¿Y con el barco español qué ha pasado? Porque supongo que habrás estado muy metido en la posibilidad de que surgiera y al final no ha sido posible…

Sí, la verdad que hablé mucho con con Xabi (Fernández) y con Pedro (Campos) de la posibilidad durante estos años de sacar un proyecto adelante. Ellos como siempre han trabajado súper duro, de hecho hasta pocos meses antes de la salida todavía era posible y ha habido un par de veces que ha estado muy muy cerquita de salir. Por desgracia todo lo que está pasando en el mundo no ayuda y al final no consiguió salir, es una pena, pero también sabíamos que era difícil. Tenemos la suerte poder seguir navegando en otros proyectos, pero esperamos que para la siguiente edición el equipo español pueda estar otra vez ahí.

De cara al futuro, ¿lo ves en forma de IMOCA o en una posible segunda clase, sean los 65 u otro tipo de barco por el que se apueste?

Sin duda alguna los IMOCAs son unos barcos excepcionales con una tecnología muy avanzada, y es hacia donde está girando toda la vela. No tenemos que frenar ese proceso. Si no se hubiese invertido en barcos modernos, estaríamos todavía navegando con spinnakers y barcos muy lentos. Yo creo que hay que apostar por el IMOCA, es un barco que tiene que evolucionar un poquito para ser suficientemente fuerte y aguantar a cinco tripulantes a bordo y apretar el barco al máximo, porque son barcos que están preparados más para la Vendée o para tripulación con dos personas. Ahora cuando metes más gente, el barco va a sufrir más hay que prepararlo y yo creo que este evento es un poco una transición. En ese sentido, es parecido a lo que pasó en su día con los Volvos 70, en la primera etapa de su primera edición rompieron el 80% de los barcos, pero luego fueron mejorando y las dos ediciones siguientes fueron unos barcos espectaculares. Con los IMOCA creo que puede pasar lo mismo, en esta edición igual son un poquito más débiles y la siguiente edición serán unos barcazos espectaculares en los que se podrá navegar bien seguro y se podrán apretar a fondo.

¿Y qué te parecen los IMOCA? Una curiosidad es que, como contaba aquí en Relevo la semana pasada Támara Echegoyen, llevan el piloto automático el 90% del tiempo, algo que puede ser muy extraño para uno de los mejores cañas del mundo en condiciones extremas como es tu caso…

Sí, precisamente Tamara me contó un poco más del tema en Alicante, ya que ella está más metida en estos barcos. Yo he navegado en ellos un par de veces solo, pero ella sabe controlar mucho más este barco y me decía que, como es tan rápido, tienen que ir cubiertos. Las cabinas son mucho más cerradas. Y la parte negativa es que es imposible conducir el barco desde fuera porque no ves nada, hay demasiada ola. El barco va muy rápido, es muy peligroso. Entonces pasas a conducir dentro de una cabina con lo cual pierdes todos los sentimientos del viento, de las olas, de la escora... Muchas cosas que desde dentro es más difícil controlar. Por ello los pilotos automáticos han evolucionado muchísimo, son muy inteligentes y van aprendiendo según los vas usando y puedes poner muchísimos parámetros. La realidad parece ser que conduce mucho más que un humano porque con todos los numeritos lo hacen todo, y se anticipan mucho más de lo que tú puedes hacer dentro de una cabina. Por una parte a mí que me encanta conducir y yo creo que para muchísima gente es una de las cosas más bonitas de esta regata, y ahora pasas a depender de una máquina. Es una forma diferente de navegar, pero yo supongo que eso es la evolución, nos acostumbraremos y será todo muy divertido y tendrá muchas otras cosas.