Tú en Sanxenxo y yo en Palma: el influjo de la vela en los Reyes de España
Felipe VI debuta mañana en la Copa del Rey mientras Juan Carlos I prepara el Mundial de la clase 6 Metros.

La obsesión de la familia real española por la vela viene de lejos. De hecho, el primer impulsor de este deporte en nuestro país fue Alfonso XIII, bajo cuyo influjo se organizaron las primeras regatas en el norte de España a principios del siglo XX y que fue el armador del primer gran velero de regatas que hubo en nuestro país: el Hispania.
Su hijo, Juan de Borbón, heredó la pasión familiar por el mar, pero no por las regatas. Don Juan fue más un navegante de altura que de competición; llegó a cruzar el Atlántico en varias ocasiones y tenía un ancla tatuada en el antebrazo. A Juan Carlos I le pilló el bicho de la vela a través de su padre, que le llegaba a atar al mástil cuando las cosas se ponían complicadas en las travesías que compartían.
Sin embargo, el rey emérito volvió al influjo de su abuelo y es mucho más aficionado a las regatas cortas que a la vela oceánica. Aunque navegaba desde joven, empezó a echarle horas de verdad para preparar los Juegos Olímpicos de Munich (1972). Y eso que el deporte que de verdad le flipaba era la hípica, pero Franco le aconsejó cambiar un deporte individual por otro de equipo. Y no iban desencaminados porque cuajó una buena actuación en la clase dragón junto a Félix Gancedo y el duque de Arión, pero un inoportuno fuera de línea le dejó fuera de la lucha por las medallas.
Felipe VI sí que ha heredado de su padre la pasión por las regatas cortas. También fue olímpico, en su caso en Barcelona 92 y en la clase soling, junto a Fernando León y Alfredo Vázquez. Después de sus experiencias olímpicas, padre e hijo siguieron el mismo camino, dando el salto a la vela de crucero, ejerciendo ambos de caña en sus respectivos proyectos.
En el caso del rey emérito, protagonizó una saga de leyenda junto al armador José Cusí (el mejor amigo del monarca de toda la vida, aunque Cusí siempre diga que el rey no tiene amigos, sino servidores) con el nombre de Bribón, uno de los equipos más exitosos de la historia de nuestra vela, con el que llegó a ganar la Copa del Rey en seis ocasiones.
Felipe VI ha combinado toda su vida la navegación con los veleros de la Armada con los proyectos junto a su grupo de amigos de la vela de toda la vida, capitaneados por Fernando León. De hecho, su cuadrilla compite en esta Copa a bordo del Hydra, aunque el monarca ha evitado en los últimos años navegar con ellos por un tema de cosmética institucional y ha preferido navegar con el Aifos, uno de los veleros emblemáticos de la Comisión Naval de Regatas de la Armada.
La tripulación del Aifos está formada por oficiales de la Armada, que combinan su carrera profesional con la competición: S.M. D Felipe de Borbón (caña); Almirante Jaime Rodríguez Toubes (táctico); Capitán de Navío Ricardo Álvarez Maldonado (navegante), Capitán de Corbeta Alejandro Álvarez Brassa (trímer de popas); Teniente de Navío Carlos García Barrios (grinder); Capitán de infantería Ignacio Iturrioz (trímer de ceñidas); Teniente Pablo Caamaño (grinder); Subteniente Luis Saez Arosa (piano); Brigada Natalia Díez (proa); Cabo 1ºSergio Martínez (capitán de barco, grinder); Cabo 1º Andrés Macrina (grinder), con el refuerzo de dos profesionales como Alberto Barovier (estratega) y Marc Patiño (trímer de mayor).
Mientras Felipe VI navega en Palma con el Aifos, Juan Carlos I lo está haciendo en Sanxenxo a bordo de su último Bribón, un 6 metros con el que va a disputar el Mundial en el mes de agosto y con el que disputa este fin de semana una regata de preparación. Su tripulación la completan Ross McDonald, Jane Abascal, Pedro Campos, David Louzao, Roi Álvarez y Ricardo Lorenzo, con el refuerzo estelar de última hora de Simon Fisher, que viene de ganar The Ocean Race con el 11th Hour Racing.