VOLEIBOL

La resurrección de Ana Escamilla, la estrella que tuvo que retirarse por una misteriosa lesión y ahora vuelve a la selección sin una costilla

Tras su casi milagrosa recuperación, se ha proclamado campeona de la Liga con el Heidelberg canario y vestirá la camiseta de la selección casi cuatro años después.

Ana Escamilla, durante su primer partido tras el parón competitivo./HEIDELBERG VOLKSWAGEN
Ana Escamilla, durante su primer partido tras el parón competitivo. HEIDELBERG VOLKSWAGEN
José M. Amorós

José M. Amorós

Era 29 de octubre de 2021 y Ana Escamilla (Almería, 1998), la jugadora generacional que el voleibol español estaba esperando para soñar, se rompía escribiendo un comunicado que le alejaba de las pistas: "Es duro, mucho. Pero es cierto y la vida sigue. Después de dos meses parada y de muchas visitas médicas, tengo que alejarme del voleibol por un tiempo largo. Un año, o quizás tenga que retirarme, no lo sabemos, mi cuerpo hablará y decidirá. Lo único seguro ahora mismo es que no puedo dedicarme al voleibol por un problema vascular en la mano. Suena raro. Para mí, más que raro, es injusto, pero tengo y tendré esperanza hasta que me digan lo contrario".

Con estatus de estrella mundial y destinada a liderar a la selección española en los próximos años, la andaluza ya había conquistado con su juego a la liga italiana, considerada la mejor del mundo, y también a la alemana, donde la imprevista y misteriosa lesión le arremetió vistiendo la camiseta del Potsdam. En apenas quince días, todo se fundió a negro en una carrera que venía creciendo de manera exponencial y que se truncó llena de preguntas sin respuesta, de decenas de visitas médicas por todo el mundo y con un sinfín de pruebas que no encontraban un diagnóstico a por qué su mano derecha se amorataba sin un motivo aparente.

Ya retirada y con la vista puesta en una nueva vida, una charla con la leyenda del voleibol español Rafa Pascual lo cambió todo, volvió a jugar, hace unos días se proclamaba campeona de la Liga y en los próximos días vuelve a la selección española.

En estos tres años parada, ¿perdiste la esperanza de volver?

Sí, absolutamente. El último año, de hecho, decidí ya dar un giro a mi vida y terminar el máster de Gestión Deportiva, me fui a Valencia para hacerlo presencial y dedicarme a ello. Estuve trabajando en el Valencia Club de Fútbol. También cambié mi vida por completo y me olvidé un poco de visitas médicas, dejé de ir a médicos. Tiré la toalla completamente.

¿Por cuántos médicos has pasado?

Por muchos. No sabría decirte un número, pero aproximadamente unos 15 o 20 especialistas.

¿Y qué ocurrió para llegar a un médico que sí encontrara lo que te pasaba?

Coincidí con Rafa Pascual en la Copa de la Reina del año pasado y me metió otra vez el gusanillo. Me dijo: Ana, tienes que intentarlo, habla con David Cueli, que era un fisio de la selección de hace varios años y que ahora está en el mundo del fútbol. A través de David, me moví otra vez, pero ya dije que era la última oportunidad que daba a esto. Me fui a Italia a una médico neuroradióloga y ella fue la que me hizo los exámenes. ¡Me dijo todo lo que tenía! Esta fue la única visita médica en todo el año y si no llego a tener esa conversación con Rafa Pascual, seguramente yo no hubiese intentado ir a más médicos.

"Si no llego a tener esa conversación con Rafa Pascual, yo no hubiese intentado ir a más médicos"

Ana Escamilla

¿Qué era lo que te pasaba?

Me diagnosticaron el síndrome del opérculo torácico, que es una compresión de la arteria, la vena y el nervio a la altura de la primera costilla con la clavícula. Te hace perder tanto el pulso a nivel distal como la fuerza dependiendo de qué tipo de compresión tengas. En mi caso, yo tenía una compresión de las tres cosas. Por lo que tenía sintomatología vascular y también sintomatología nerviosa.

Me quitaron la primera costilla para liberar el espacio y la compresión. A día de hoy, toquemos madera, pero me encuentro muy bien.

¿Cuáles eran los síntomas? ¿Qué te provocaba esto?

Tenía sintomatología arterial con una sensación de cansancio en el brazo, como si no tuviese riego sanguíneo porque realmente no lo tiene. Luego, la palidez y también los dedos que se pongan azules es de la vena, la compresión de la vena, porque el retorno venoso no está bien. Al tener esa compresión no existe un buen retorno venoso, entonces se ponen los dedos morados. Y luego tenía también una falta de fuerza y de sensibilidad en los dedos, que es cierto que no lo tenía tanto porque mi afectación nerviosa no era muy grande, lo cual es positivo. Pero pierdes esa sensibilidad en la punta de los dedos, en el brazo, etc.

Ana Escamilla, el día de la operación.
Ana Escamilla, el día de la operación.

¿Y cómo se solucionó?

Quitando la primera costilla.

¿Cambia la vida de un deportista de élite viviendo sin una costilla?

Pues la verdad es que no. Es verdad que la recuperación, los tres primeros días, es un poco dolorosa, pero una intervención torácica es dolorosa. A los dos días estaba subiendo el brazo y moviendo el brazo con normalidad, y a la semana, estaba ya con los fisios haciendo ejercicios de movilidad con mucha tranquilidad y mucha normalidad. Tengo que dar las gracias al cirujano que me operó en Gran Canaria. Todo salió muy bien, me operaron con cirugía robótica, que es algo pues muy nuevo y muy novedoso, y que facilita mucho la recuperación.

¿Tenías problemas previos o fue algo que apareció de repente?

Fue muy rápido todo. Yo estaba ese verano con la selección y. en apenas 15 días, empecé a notar una sensación muy fea en la mano porque los dedos se me ponían morados. Pero también una sensación súper fea en el brazo, y que era más preocupante que la de la mano. Porque la mano se me ponía morada y me dolía, pero el brazo era lo que realmente me impedía jugar a voleibol, porque mi sensación era de no poder levantar el brazo. Era como si llevase una pesa de 80 kilos en el brazo derecho sin tener ningún kilo. No podía hacer el gesto de atacar. Mi mente iba a una velocidad que mi brazo no me dejaba ir. Fue una sensación de repentino en 15 días en la que pasé a no poder jugar.

En octubre de ese 2021, cuelgas un comunicado en tus redes anunciando una retirada provisional. Leerlo ya es duro, pero... ¿Cómo fue escribirlo?

Fue muy duro, porque yo ni siquiera era consciente de lo que estaba recibiendo por parte de los médicos. Es decir, yo no me lo creía. Cuando empecé a tener la sintomatología estaba en la selección en agosto y publico esto a finales de octubre. En esos dos meses, estuve en Alemania con el equipo médico del club, tuve muchísimas visitas médicas y todos los médicos me decían lo mismo: "No sabemos lo que tienes, pero es que no puedes jugar". Y bueno, me vi un poco obligada, tanto yo como el club, a terminar el contrato, volver a casa y decir, ¿y ahora qué hago?

Realmente yo estaba escribiendo ese comunicado y, a la vez, ya estaba pensando que en diciembre estaba de vuelta porque iba a seguir yendo a médicos y me van a decir lo que tenía. Pero no pasó. Tenía mucho dolor porque, además, estaba en el mejor momento de mi carrera. Es un palo, es un palo volver a casa. Todo el mundo te quiere ayudar, pero a la vez no sabe cómo. Y bueno, fue bastante frustrante y bastante triste.

No llegué a ser consciente de la situación hasta que no pasaron cuatro meses y yo vi que, médico tras médico, todos me decían lo mismo.

Eso de que todo el mundo te quiere ayudar tiene su lado bueno y su lado malo. Ni siquiera te deja olvidar ni un momento la angustia de una lesión. Sobre todo, porque estábamos hablando de una 'elegida' para liderar al voleibol español y eso atrae muchas miradas.

En ese momento, recibí muchas propuestas de entrevista y sí que pedí, por favor, que no iba a dar ninguna porque yo no estaba preparada. No me pronuncié mucho, tampoco me pronuncié en los meses siguientes. No quise hablar mucho del tema, porque mentalmente a mí me afectó mucho, muchísimo. No estaba preparada para eso. Yo agradecí muchísimo los mensajes de toda mi gente, eso sí, pero sí que llegó un momento que tenía que evadirme. Aunque no era fácil, porque todo el mundo que me rodeaba en ese momento estaba relacionado con el voleibol. Mi pareja era jugadora de voleibol y mis amigas, mis mejores amigas, todas jugadoras de voleibol. Entonces, es algo que no ayuda mucho. Pero bueno, intenté evadirme y mi familia me ayudó muchísimo. También tuve ayuda psicológica desde el primer momento y eso creo que fue un plus.

"Ese año supe nada de resultados de voleibol. Nada, cero".

Ana Escamilla

Repasando qué hiciste en todo ese periodo, ¿dónde te refugiaste? He visto viajes a Uganda, incluso.

Primero de todo, cuando llegué a casa, quise quedarme tranquila con mi familia. Decidí no irme a Gran Canaria, que era donde mi pareja en ese momento estaba jugando, para precisamente alejarme un poco del mundo del voleibol. Obviamente tenía contacto con mis amigas de voleibol y mi gente, pero sí decidí dejar de ver partidos, etc. Ese año no quise saber nada sobre resultados de la Liga Iberdrola. Nada, cero. Me alejé completamente y me centré mucho en estar aquí con mi familia, en terminar los estudios y poquito más.

Pero sí que tenía un viaje pendiente. Uno de mis sueños era ir a África y hacer un voluntariado, pero por el tema del voley y el alto rendimiento, cuando estás con selección, etcétera, no tienes mucho tiempo. Ahora que tenía tiempo, decidí irme. Me fui sola, desconecté y vi que mis problemas eran más pequeños que los que tienen allí. Me fui un mes y medio a Uganda y fue la mejor experiencia de mi vida. Me evadí muchísimo, me ayudó a empatizar mucho con la gente de allí, a ver que mis problemas son mis problemas.

En una situación así, cuando encuentras solución tras tanto tiempo fuera, ¿cómo se gestó tu vuelta? ¿Llamas tú o están los equipos esperándote?

Bueno, en Italia, los médicos que me diagnosticaron me recomendaron que encontrara un equipo porque iba a ser una recuperación corta, aproximadamente de unos tres meses. Porque iba a ser todo en contacto con el balón, desde la segunda semana de postcirugía. Entonces, yo misma estuve hablando con varios clubes y hablé con el Heidelberg. Me habían hablado muy bien de la profesionalidad del staff físico, del fisio y del preparador físico, que ya lo conocía en la selección. Para mí, el staff médico era una prioridad. Hablé también con varios clubes en España y también en el extranjero, pero decidiendo, tanto yo como con mi manager, decidimos que España era la mejor opción a nivel de, psicológicamente para mí, no tener esa presión de tener que recuperarme y tener que volver al nivel en el que estaba, porque es algo difícil también. Siendo realista, es bastante complicado.

Para mí, Heidelberg era el club que reunía todas las características que yo estaba buscando. Hablé con ellos, les dije un poco cuál era mi situación y me ofrecí a poder estar con el equipo. Se encontró un acuerdo, me ayudaron muchísimo, me recibieron con los brazos abiertos desde que llegué e incluso, antes de llegar al club, con el tema de la cirugía. Todos me estuvieron animando y apoyando.

Ana Escamilla posa con el trofeo de campeonas de la Liga Iberdrola.
Ana Escamilla posa con el trofeo de campeonas de la Liga Iberdrola.

Y vas y los haces campeones.

Es que, de verdad, ha sido una temporada súper bonita a nivel personal y estoy súper agradecida al club. Para mí, ha sido como un regalo ganar la Liga Iberdrola. Yo valoraría la temporada con un 10 sobre 10. O sea, para mí el ganar ha sido como la guinda del pastel, pero si no hubiese ganado, creo que hubiese terminado igual de contenta con el grupo, con el club y con la temporada que se ha hecho.

¿Cómo ha sido posible volver a las pistas?

A día de hoy, echo la vista atrás y digo, madre mía, quién me iba a decir a mí en septiembre que iba a estar yo aquí, levantando la Liga Iberdrola. Ha sido un camino largo, difícil y frustrante, sobre todo frustrante. Porque ha sido mucha incertidumbre durante mucho tiempo, sin saber que tenía, sin saber qué había o sabiendo que había un problema pero sin saber qué problema era. Cuando no sabes qué problema es, no le puedes poner solución.

¿Te lo creías?

Estaba en una nube. De hecho, no he sido muy consciente. Muchas veces he hablado con mis compañeras y me comentaban que parecía que yo no era consciente de que llevaba tres años parada. Y es que es la realidad. También lo he hablado mucho con los los fisios y el preparador del equipo, que han estado todo este proceso conmigo diariamente, porque parece que cuando superas el bache no te acuerdas de todo lo que ha pasado. Cuando volví a la pista, tuve la sensación de no haber pasado tres años parada. Tenía ese feeling de la pista de que, cuando la pisé por primera vez, fue como si hubiera hubiera estado jugando hasta ayer.

"Sinceramente no sé si voy a volver a ser la de 2021, pero creo que sí"

Ana Escamilla

¿Y ahora qué? ¿Te quedas el año que viene?

El año que viene renuevo con Heidelberg. Tengo dos años de contrato. Como es normal, el club apostó por mí, pero tenía que apostar a largo plazo también, porque estaban arriesgando sobre una jugadora que no se sabía muy bien cómo iba a salir. Me podría perfectamente haber operado y no recuperarme. Por lo que se acordó así: jugar dos años con ellos en caso de que todo fuese bien y bueno, está yendo bien. Así que, si Dios quiere y todo sigue yendo bien, el año que viene estaré con ellos.

¿Puede llegar Ana Escamilla a ser lo que era en 2021? La que llegó a jugar en el Busto Arsizio italiano, en el Potsdam alemán...

Pues sinceramente no lo sé, pero creo que sí. Es decir, yo voy a poner de mi parte para llegar al nivel en el que estaba. Sí que es cierto que no quiero que sea una presión para mí, porque al final es algo que me puede perjudicar, pero sinceramente yo voy a luchar por conseguirlo. Para poder jugar fuera y por poder seguir con mi carrera como estaba yendo.

Para serte todo lo sincera posible, yo pensaba volver a un nivel físicamente peor. Pensé que me iba a costar más y ahora mismo, me encuentro bien. Esto es algo positivo a lo que me estoy agarrando para conseguir el nivel que tenía. Ahora, también en la selección, creo que me va a venir bastante bien el estar con el grupo, entrenar, coger ritmo y espero poder conseguir ese nivel. Y si no, pues nada, simplemente disfrutar con el voleibol, que es lo que siempre he querido.

Ahora lo importante, más allá de lo deportivo, es lo personal, es sentirme personalmente bien, feliz, jugando y disfrutando dentro de la pista. Quizá hay veces que a los deportistas de alto rendimiento se nos olvida eso, entonces intento acordarme de dónde vengo, de disfrutar cada momento y pasármelo bien en toda la pista.

Precisamente de la selección. ¿Qué sentiste al verte de nuevo en una lista de convocadas en tan poco tiempo?

Es algo que no me esperaba, sinceramente. No me esperaba volver porque soy muy consciente de que no estoy al nivel de la Ana Escamilla de 2021; pero sí es cierto que tampoco estoy tan alejada. Sinceramente, no me esperaba tener la oportunidad de haber jugado con el club, con el Heidelberg, y haber tenido minutos de juego como he tenido. Estoy súper agradecida, tanto al club como a la selección, y muy ilusionada. Para mí, ir a la selección, siempre ha sido un sueño, disfruto mucho la selección siempre. Estoy convencida de que este año también voy a disfrutar desde el papel que tenga, ya sea de aportar en el campo, en los entrenamientos o de lo que tenga que ser, pero estoy súper agradecida y muy, muy ilusionada. Voy a dar todo lo que tengo, espero que esté a la altura.

Y la última: ¿con qué te quedas de todo esto?

Estoy segura de que si deportivamente no llego al nivel de la Ana del 2021, psicológicamente soy mucho más fuerte que entonces. Toda la frustración de esos meses ha valido la pena y la esperanza pocas veces se tiene que perder en la vida. Casi todo tiene solución menos la muerte, como dice mi abuela. Entonces me quedo con eso. Me quedo con que la frustración me ha hecho crecer muchísimo como persona y como jugadora.