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La mujer que viajó a México sin dinero para aprender wrestling y abrió el camino a las mujeres en la lucha libre

Lita, una de las pioneras, fue la encargada de abrir camino gracias a su valentía para romper las normas.

Lita./WWE
Lita. WWE
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

En una industria dominada por hombres, donde las mujeres rara vez eran vistas como luchadoras de verdad, una joven rebelde de cabello rojo y espíritu indomable decidió desafiar el destino. Su nombre era Amy Dumas (Florida, 1975), pero el mundo la conocería como Lita. Su historia no es la de una superestrella que lo tuvo fácil. No llegó a WWE por conexiones, ni porque encajara en el prototipo de "Diva" que reinaba en su época. Lita se hizo un lugar en la lucha libre a base de sacrificio, perseverancia y un amor inquebrantable por este deporte.

Antes de brillar en los escenarios de WWE, Amy Dumas vivía con una inquietud constante: su destino no estaba en una vida común y predecible. No quería conformarse con un trabajo de oficina ni seguir las reglas que la sociedad imponía. Un día, tras ver a Rey Mysterio volar en un ring, supo exactamente qué quería hacer con su vida. Pero había un problema: no tenía idea de cómo empezar. En los años 90, el acceso de las mujeres a la lucha libre era casi inexistente en Estados Unidos. Entonces, tomó una decisión arriesgada y radical: viajó a México, sin dinero, sin contactos y sin más certezas que su propia determinación.

Ahí, en los rincones mas humildes de los gimnasios de lucha libre, durmió en suelos duros, entrenó sin descanso y aprendió de los maestros de la lucha mexicana. El arte del vuelo, las llaves, la velocidad… cada golpe que recibía era una lección que la acercaba a su objetivo. No había comodidades, no había seguridad, pero sí un sueño que ardía con fuerza. Tras su paso por México, continuó su formación en EE.UU., luchando en circuitos independientes, sobreviviendo con trabajos ocasionales y esperando la oportunidad de su vida. Y esa oportunidad, aunque tardó, llegó.

El destino la llevó a ECW (Extreme Championship Wrestling), donde Paul Heyman le dio la primera gran oportunidad. Fue ahí donde un cazatalentos de WWE la vio y supo que tenía algo especial. No era solo su talento, sino su presencia, su energía y su autenticidad. En 1999, Lita firmó con WWE y debutó junto a Essa Ríos, pero su historia realmente despegó cuando se unió a The Hardy Boyz. En una época donde las mujeres solían ser solo acompañantes en el ring, Lita se lanzó desde las alturas, aplicó moonsaults sin miedo y demostró que podía luchar de igual a igual con los hombres.

Su rivalidad con Trish Stratus se convirtió en una de las más icónicas de la historia, y en 2004 hicieron historia al protagonizar el primer evento estelar femenino en Raw. Para las mujeres de WWE, fue un momento que rompió barreras. Para Lita, fue la prueba de que había valido la pena cada sacrificio.

El camino al éxito no estuvo exento de golpes, y en 2002, uno casi la dejó fuera del juego para siempre. Una grave lesión en el cuello la obligó a someterse a una cirugía delicada y la mantuvo fuera del ring por más de un año. Muchos creyeron que su carrera había terminado, pero Lita no era alguien que aceptara la derrota fácilmente. Volvió más fuerte, ganó el Campeonato Femenino en cuatro ocasiones y siguió dejando su huella en la industria hasta su retiro en 2006. Pero su legado no terminó ahí.

En 2014, fue inducida al Salón de la Fama de WWE, y desde entonces ha regresado en múltiples ocasiones, ya sea para luchar en eventos históricos como el Royal Rumble femenino o para entrenar a las nuevas generaciones de luchadoras. Su figura es muy querida por los fans porque no es sólo una wrestler, ha sido una pionera, una revolucionaria y una mujer que rompió moldes para abrir camino a las generaciones futuras. Abrió caminos.