La historia desconocida que hizo peligrar el reto de Valentí Sanjuan: "Sentí como si me dieran con un bate de béisbol en la cabeza y caí desplomado"
El catalán completó el reto y se llevan ya recaudados más de 22.000 euros contra el cáncer infantil.

Han sido cinco días de mucha intensidad, tensión y disfrute. Valentí Sanjuan (Tordera, Maresme, 1981), periodista y creador de contenido, atiende la llamada telefónica de Relevo tras lograr su gran reto. "Hacía tanto mucho tiempo que no me sentía tan feliz". El sábado cruzó en Barcelona el Arco de Triunfo, cerca de casa, para festejar un hito envuelto de emotividad. Cinco maratones, en cinco días y en cinco continentes, para recaudar fondos para la investigación del cáncer infantil. Se han recaudado más de 22.000 euros para la fundación 'El sueño de Vicky' y aún se puede seguir donando contra el cáncer infantil en la página migranodearena que puedes encontrar aquí.
Laura, la madre de Vicky, le esperó en la meta. "Se implicó mucho con la causa y fue muy emocionante verla al final del reto. Lo decidimos una semana antes de empezar", recuerda. "Lo que más me ha sorprendido es la repercusión mediática que ha tenido". Cumplió un reto apasionante lleno de contratiempos. "Desde los diez Ironman en diez días que no acababa tan feliz y contento en un reto. He vibrado durante muchos meses. No se nos canceló ningún vuelo y el momento más crítico que tuvimos fue en Hawái". Fue en el segundo de los cinco maratones completados. "Me abrí la cabeza en el kilómetro 22. El vuelo aterrizó con retraso y tuvimos que ir al plan B: correr dentro de un parking al lado del aeropuerto para tener tiempo de terminar el maratón y no perder el siguiente vuelo", explica. "Saqué el teléfono para enseñar el kilómetro por el que íbamos y noté como si me dieran con un bate de béisbol o se me cayera un piano y caí desplomado. No entendí nada. El teléfono, las manos, el suelo estaba lleno de sangre. Me di contra una viga muy baja. Con la sangre en la cara, parecía salido de una peli de terror", recuerda.

Valentí acabó el maratón. "El equipo fue a una farmacia. Compramos puntos que no tenían que coserse, pero no se enganchaba, así que me pusieron algo parecido al reflex para desinfectar y cicatrizar la herida. Lo conseguí, pero cuando acabé se me abrió la herida otra vez. Tuvo que subir al avión con el antifaz de dormir protegiendo la herida porque tenía miedo que no nos dejaran volar", cuenta.
Frío, dos grados de temperatura y viento en contra en Tokio. Sensación térmica de casi 40 grados y una humedad altísima en Hawái. Lluvia en San Francisco. 1.800 metros de altitud y el calor de Johannesburgo, y la lluvia de Barcelona completaron cinco maratones de ensueño. "Después del maratón de Tokio, cuando me despertaba en el avión, iba tieso y con los pies hinchados. Bajar del avión era un drama y la primera noche dormí unas tres horas. Los momentos más críticos era cuando me tenía que poner las bambas y saber que sufriría, aunque cuando empezaba a correr iba bien".
"El mejor momento fue en San Francisco. Era la mitad del reto. Está diluviando. A la derecha Alcatraz, delante el Golden Gate. Era un día nublado y gris y justo en ese momento en mitad del maratón me llamó Laura en una videollamada. Me dijo que habíamos recaudado ya los 10.000 euros, que era el reto inicial", rememora. La bahía de San Francisco fue especial. "Tuve otro momento mágico, muy místico. Acabé corriendo en un rompeolas que era igual al que iba cuando murió mi madre. Me paré diez minutos para recordarla y pedí que no me grabaran. Me puse a hablar con mi madre. Fue muy bonito e inesperado".
Difícilmente el jabalí olvidará esta experiencia. "Lo logramos. Después de completar el reto no dormí mucho esa noche. Estuvimos volcando todo el material y me metí en la cama a la una de la madrugada y de la sobreexcitación que llevaba, me puse a ver los vídeos que habíamos publicado, que no los había visto y me di cuenta de que lo viví de una manera distinta a lo que se refleja en la cámara. Fue todo muy emocionante", finaliza.