Se sentía un impostor, lo 'adoptó' el matrimonio Peleteiro y ahora Elvin Josué Canales es la nueva estrella del atletismo español
El mediofondista nacido en Honduras, aunque criado en Girona desde los tres años, se ha colgado el bronce mundial de 800 metros, su primera medalla internacional.

Elvin Josué Canales (Distrito Central, Honduras, 2001; afincado en Girona desde que tenía tres años) mira de reojo la gran pantalla del Cubo de Nanjing, un sobrio pabellón que formó parte de los Juegos de la Juventud en esta ciudad en el año 2014. Le quedan solo unos metros para cruzar la meta y, a pesar de la velocidad que le propinan sus piernas, es capaz de dilucidar que nadie le va a quitar su primer gran conquista: va a ser medallista mundial del 800 y levanta los brazos con la sonrisa de un niño que recibe un premio tras portarse bien.
🥉BRONCE MUNDIAL PARA JOSUÉ CANALES EN EL 800M
— Teledeporte (@teledeporte) March 23, 2025
Qué final del español, que miró de tú a tú en la recta de meta al oro y la plata. #AtletismoRTVE
¡Tercera medalla para la @atletismoRFEA en este Mundial! pic.twitter.com/q33igWBJE1
"Llevaba dos finales y no se me daban, hoy no quería que me afectara el Síndrome del impostor, porque no me lo merecía", cuenta a los medios oficiales de la Real Federación Española de Atletismo nada más salir del tartán con una fuerte pájara en sus piernas. El joven, nacido en tierras hondureñas, pero que llegó a España siendo todavía un renacuajo y fue criado por su abuela "con el agua al cuello", se refiere y recuerda las finales del Campeonato de España a finales de febrero y el Europeo de hace apenas dos semanas, donde una mala estrategia y errores en carrera le arrebataron los objetivos que sí tenía en sus piernas. Un escaso bronce en Gallur y un quinto puesto en Apeldoorn, "que fue un palo", desencadenaros en su cabeza la sensación de no cumplir con las expectativas y quizás, no estar a la altura de lo que se espera de él.
Pero los que mejor conocen a la nueva estrella del atletismo español saben que su 'locura' a veces le puede provocar errores, pero que sabe levantarse y aprende rápido. Como ya hizo ese pequeño Canales que muchas veces lidió con un entorno humilde y que se refugiaba en las carreras para ser feliz. "Me he estado analizando la carrera desde ayer, solo quería dejar atrás las emociones y luchar contra los pensamientos intrusivos", expresaba ya con el bronce en el bolsillo, confirmando que esta vez no quería ni equívocos ni problemas y que repasó al milímetro su gran opción.
Ya lo decía su entrenador, el exmaratoniano internacional Carles Castillejo tras las carreras previas y señalando que algo grande estaba en camino: "Ha corrido tácticamente como habíamos hablado, guardando fuerzas para lo que viene". Y es que Josué pecó de novato y de mostrarse demasiado en un Europeo donde vestía el dorsal azul como el más rápido del continente en este invierno. "En el Europeo pasó como mejor tiempo de las series y ahora con el peor. Y es mejor lo de ahora", analizaba su técnico. Este domingo, en la gran final mundial, el mediofondista español se olvidó de 'guerras', como la que llevó a cabo con el neerlandés Clarke hace quince días, y decidió cambiar de estrategia, permaneciendo atrás en el primer hueco asequible a la espera de que sus rivales cayeran de maduros, en una pista más proclive a adelantamientos por un peralte menos pronunciado y una recta decisiva más larga en metros. Lo hizo y salió bien.
Se sintió solo y ahora está 'adoptado' por el matrimonio Peleteiro
El camino hacia la gloria de Canales no ha sido ni mucho menos fácil, y no solo por crecer en un entorno humilde. El chico de la habitación 313 del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat también ha tenido una vida al límite en lo deportivo, como hace unas temporadas cuando pedía que la federación española gestionara su expediente ante la internacional para poder vestir los colores de España y recibió, en alguna ocasión, un "hay otras prioridades" por respuesta. Un chocar contra el muro que, como él mismo confesaba en los pasados Juegos Olímpicos, le hicieron sentirse abandonado a su suerte: "He sido un chico que muchas veces se ha sentido solo, apartado por el tema del transfer, y muchas veces he sentido que solo empujábamos mi grupo y yo". Un asunto burocrático que se solucionó rápido cuando logró la mínima olímpica a falta de solo una semana para el cierre del plazo y que, con su marca 1:44.49 y un subcampeonato nacional al aire libre unos días después, aceleró su cambio de bandera para poder representar a España en París de manera in extremis.

Ahora, todo se ha dado la vuelta y además de ser una de las sensaciones del atletismo nacional e internacional, también es uno de los más queridos en el seno de la selección. Y ahí ha tenido mucho que ver el matrimonio Peleteiro, formado por la propia Ana y su marido Benjamin Compaoré, quien ha viajado tanto al Europeo como al Mundial como entrenador RFEA. "Mi hijo, bronce mundial. Orgulloso de ti, campeón", posteaba el cónyuge de la triplista en su Instagram tras la final. Y la propia Peleteiro, también bronce en este Mundial, continuaba con la broma de la 'adopción': "Nuestro hijo bronce mundial, Benjamin".
El cariño se mostró al mundo con el inside grabado por la propia federación en la misma grada donde el equipo español vibró como nunca con la final de Canales. Manuel Guijarro, Lorea Ibarzábal o Fátima Diame, junto al resto de la expedición, enloquecieron en la grada con el adelantamiento del nuevo niño de moda de nuestro atletismo. Todos saben que su historia no ha hecho más que empezar.