Siete respuestas para entender lo que no se explica sobre la prohibición a las atletas trans
World Athletics ha decidido excluir a las mujeres trans y endurecer las normas sobre la testosterona en sus competiciones.

Hace 14 años, Caster Semenya ganó su primer título mundial. Por entonces, la ahora dos veces campeona olímpica de 800 metros acababa de cumplir los 18 años. Su nombre se elevó a lo más alto del atletismo internacional, pero no precisamente por su éxito. Aquella gesta hizo que hubiera quienes dudasen de si era o no una mujer, algo que incluso la forzó, como reveló años después, a tener que ofrecer su vagina a los organizadores del torneo para demostrar que sí, que era mujer. En su caso, lo que ocurría es que sus niveles de testosterona estaban por encima de la media, algo que la hacía diferente a ojos de algunas federaciones, pero que era "natural" pues ella nació así. Este fue el primer caso que puso en jaque las normas del atletismo internacional. Sobre todo, después de que en 2021 apareciesen también las primeras atletas trans (hombres que hicieron su transición a mujer).
A raíz de entonces, las normas han ido cambiando según el organismo que llevase a cabo cada prueba o torneo de atletismo hasta que este jueves World Athletics acordara en su Consejo Mundial el portazo a que las mujeres trans puedan competir en la categoría femenina de atletismo. Una decisión polémica sobre la que surgen muchas dudas por aclarar. Aunque sea complejo, desde Relevo vamos a intentar arrojar algo de luz a un tema que suscita muchas preguntas aún sin responder.
¿Qué ha dicho World Athletics?
Tras años de controversia y polémica respecto a la falta de una decisión firme y unánime sobre la participación de las atletas trans en competiciones internacionales, el Consejo Mundial de World Athletics ha anunciado que las atletas trans no podrán competir en categoría femenina desde el próximo 31 de marzo. Además, también se ha acordado un endurecimiento de la cantidad máxima de testosterona en plasma, que afectaría a las mujeres cis que tienen diferencias en el desarrollo sexual (DSD), como sería Semenya.
¿A quién afecta?
Por un lado, a las mujeres trans, ya que la principal norma aprobada indica que todas aquellas atletas que hayan empezado el proceso de cambio de género masculino a femenino después de la pubertad no podrán competir. Eso sí, en caso de que sea un atleta trans (mujer que hizo la transición a hombre) no hay problema en que compitan en la categoría masculina.
Por otro lado, al haber reducido la cantidad de testosterona permitida a 2,5 nanomoles por litro, la mitad de lo que se permitía hasta ahora (cinco), aunque no afecte a las deportistas trans -ya excluidas por la anterior norma-, sí que lo hace con las mujeres cis con DSD, como la sudafricana Semenya, que por su genética natural superan la cifra de 2,5 nanomoles de testosterona por litro. Además, también se modifica el tiempo que debe permanecer una atleta por debajo del nuevo umbral que sube de uno a dos años.
¿Qué es la testosterona y por qué afecta a mujeres que no son trans?
La testosterona no es solo cosa de los hombres. Según MedlinePlus, portal producido por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. (NLM, por sus siglas en inglés) -la más grande del mundo-, "para las mujeres, la testosterona es importante para el crecimiento de los huesos y músculos, y para tener órganos saludables".
La testosterona se produce por los testículos, parte del sistema reproductor masculino, por los ovarios, parte del sistema reproductor femenino, así como por las glándulas suprarrenales, órganos encima de cada riñón que producen varias hormonas. De este modo, no se trata solo de una hormona que existe en los hombres, sino también en las mujeres cis pues sus órganos la pueden producir.
¿Cómo afecta esto a las atletas?
Mientras que para las atletas trans que hayan empezado el proceso tras la pubertad no hay ninguna opción de que puedan hacer nada para así poder competir en categoría femenina, para las mujeres cis con DSD la única opción existente sería la hormonación. Es decir, tomar medicación para reducir esos niveles a los nuevos límites y mantenerlo durante ese periodo mínimo de dos años, algo que supone un impacto a la genética de su cuerpo.
¿Es el atletismo el primer deporte en el que esto pasa?
La respuesta es no. Hace dos años y medio, en octubre de 2020, World Rugby fue la primera federación internacional que prohibió a las jugadoras transgénero competir en la élite. Por su parte, la Unión Ciclista Internacional (UCI) también ha endurecido sus normas para la elegibilidad de las ciclistas trans. Mientras que el pasado verano de 2022, World Aquatics -lo que antes era la Federación Internacional de Natación (FINA)- tomó la decisión de prohibir la participación de nadadoras trans a raíz del caso de la nadadora estadounidense Lia Thomas. De este modo, desde entonces, en natación tampoco pueden competir en categoría femenina aquellas nadadoras que hicieran la transición después de los 12 años.
¿Qué dice el COI al respecto?
En los Juegos Olímpicos de Tokyo 2021, la neozelandesa Laurel Hubbard se convirtió en la primera atleta transgénero en competir en unos JJ.OO. En su caso, Hubbard, que entonces tenía 43 años y comenzó en 2012 su proceso de cambio de género, pudo competir en halterofilia tras haber cumplido previamente con los criterios de elegibilidad tanto de la Federación Internacional de Halterofilia, como del Comité Olímpico Internacional (COI), así como de Nueva Zelanda, entre los que también se incluían las cuestiones referidas al cambio de sexo.
A raíz de ello, en noviembre de 2021, el COI publicó su marco sobre equidad, inclusión y no discriminación por motivos de identidad de género y variaciones sexuales. Este documento, creado tras "dos años de consulta con más de 250 atletas y partes interesadas", muestra cierta equidistancia del COI al respecto.
En concreto, según este marco se estipula que "el COI reconoce que debe estar dentro de las competencias de cada deporte y su órgano rector determinar cómo un atleta puede tener una ventaja desproporcionada en comparación con sus compañeros, teniendo en cuenta la naturaleza de cada deporte. Por lo tanto, el COI no está en posición de emitir reglamentos que definan los criterios de elegibilidad para cada deporte, disciplina o evento en las muy diferentes jurisdicciones nacionales y sistemas deportivos".
¿Hay alguna atleta española afectada?
De momento no, al menos en lo que podría llamarse el primer nivel de competición. Sin embargo, sí que ha habido deportistas trans que se han manifestado, al igual que otros deportistas cis, al respecto. En el caso de la primera futbolista trans catalana, Valentina Berr, ha publicado una reflexión en su Instagram a raíz de ello en la que ironiza con que las mujeres trans tienen "una ventaja inherentemente biológica sobre las mujeres cis, como si nacer con pene te convirtiera de forma automática en Usain Bolt".
Como defiende Berr, "los cuerpos son diversos más allá de los genitales: una mujer trans puede tener mucha más musculatura y capacidades físicas que sus rivales cis, y una mujer cis puede tener mucha más musculatura y capacidades físicas que sus rivales trans". Además, considera que hay una base errónea al entender "que el deporte es justo, equitativo e igualitario en todas sus dimensiones excepto en la del género o el sexo".
Así, considera que "hay que repensar el modelo de deporte desde su raíz y esa brecha que abrimos las personas trans, las no binarias y las intersex no debe servir para incrementar los mecanismos de control sobre los cuerpos de las mujeres, sino que debemos aprovecharla para reconstruir toda la estructura deportiva: combatir la concepción patriarcal de competitividad, las lógicas capitalistas, las categorías binarias de género y la no-autonomía sobre nuestros cuerpos en pos de un deporte que sea satisfactorio y que sea habitable y liberador para todo el mundo que quiera formar parte de él".