NCAA

Aday Mara se decide por Michigan, la universidad del Fab Five y la pasión por el fútbol americano

El pívot español se aprovecha de los cambios normativos para poder dejar UCLA sin penalizaciones.

Aday Mara. /
Aday Mara.
Gonzalo Cabeza
Guillermo García

Gonzalo Cabeza y Guillermo García

Aday Mara pasó por las categorías inferiores del baloncesto español sembrando el asombro en todos aquellos que le veían. Cuando mides 2,21, como es su caso, es imposible no llamar la atención, pero es que además esa carcasa se movía con fluidez y dominaba los partidos. Mara decidió irse a la universidad estadounidense, no a una cualquiera, a la celebre UCLA, para terminar su formación. Es el sino del baloncesto europeo, las mejores promesas se marcharán a Estados Unidos antes incluso de que tengan edad para debutar en la élite.

Ahora vuelve a cambiar, pero ni se vuelve a Europa ni se va a la NBA, aunque ambos destinos fuesen opciones para él. Se queda en el sistema universitario, aunque en una nueva casa los Michigan Wolverines, como adelantó ESPN y pudo confirmar Relevo. Tiene sentido, ahora se verá por qué.

Mara ha pasado dos temporadas en la universidad angelina, mejorando poco a poco, porque si bien es cierto que su potencial es enorme, también lo es que está todavía un poco verde y que le faltaban algunos atributos para competir de verdad en la élite. La universidad es historia del baloncesto, en ella reinventó el deporte John Wooden con su corte UCLA, pero en las últimas décadas ha perdido un poco de fuste. Desde que empezó el año, sin embargo, Mara ha dado un paso adelante, ha empezado a entrar con más frecuencia en la rotación y, por fin, se ha hecho un nombre en la NCAA.

Y eso le ha llevado a la necesidad de tomar una decisión en este final de temporada. Una que hace solo tres o cuatro años hubiese sido inimaginable: cambiar de universidad. Decimos que hace poco era difícil de creer porque, en realidad, era casi imposible de llevar a cabo. La NCAA tenía una serie de normas que hacían todo lo posible por mantener a los jugadores en sus orígenes, si querían cambiar de centro tenían que pedir un transfer que, con mucha frecuencia, las dejaba sin elegibilidad los siguientes meses. Es decir, cambiaban de equipo, pero no podían jugar.

Eso ha cambiado, y no es lo único a lo que se ha dado la vuelta. En los últimos años, la NCAA, que rige el deporte universitario, se ha encontrado una presión tremenda para cambiar, porque antes de los últimos cambios los jugadores estaban en un régimen que quizá es excesivo decir que era de semiesclavitud, pero desde luego tenía poco margen para unos chicos que no son profesionales. No se les permitía moverse, tampoco se les permitía cobrar.

Ese ha sido el mayor cambio, y también es el motivo por el que los jóvenes europeos se van cada vez más a la NCAA. La competición es inmensamente rica, uno de los deportes que más recauda en todo el mundo, pero los jugadores siguen teniendo prohibido cobrar. Ese dineral que ganan las universidades se dedica a pagar a los entrenadores, que son todos célebres y millonarios, y a hacer instalaciones con las que soñaría cualquier campeón de la Champions.

Era un sistema injusto y bastante hipócrita, porque a los chicos se les decía que ellos no podían cobrar, es más, se les sancionaba si encontraban algún tipo de pago por parte de las universidades. Estaban, decían, para estudiar, aunque lo que se sabe de eso es que a la NCAA le importaba su futuro académico muy relativamente.

Eso cambio fue en 2021, cuando se abrió la mano y se incorporaron los derechos NIL. La universidad no paga como tal, pero permite los patrocinios. Y en esta liga, tan célebre, tan seguida, quizá el deporte que los americanos sienten más propio, eso es tanto como decir que podrán ganar muchísimo dinero jugando.

Lo que es Michigan

Todas las universidades tienen opción de reclutar jugadores con el atractivo de los derechos NIL, pero no todas tienen la capacidad para atraer patrocinios. UCLA es una universidad con historia y nivel, pero Michigan, su nuevo destino, es una cosa mucho más grande. Los Wolverines tienen una historia ilustre en baloncesto —con equipos tan míticos como el Fab Five, un equipo tremendo que no logró ser campeón, del que hay hasta documentales— pero también en fútbol americano, donde sin ir más lejos fueron campeones en 2024.

Como ese es el deporte favorito de los americanos, el fútbol americano, las universidades punteras en esa disciplina se están viendo con capacidad de ofrecer a sus jugadores un mayor abanico de patrocinios. Para hacerse una idea de lo que supone el fútbol en la nueva casa de Aday Mara puede valer con contar que su estadio es el de mayor capacidad del país, con 107.000 espectadores. No solo de la NCAA, es el de más capacidad del país y punto.

Mara acabó el año bien y decidió testar su mercado. Muchas universidades se interesaron por él, porque no hay jugadores como Aday, con su cuerpo y su potencial. Él ha decidido irse a Ann Arbour, donde está el campus, y competir en un equipo que, sin duda, estará en las quinielas para ser de los mejores entre todos los equipos universitarios.