Cuando el baloncesto aparca la 'guerra' y une a un país: la historia de Sudán del Sur y el Mundial 2023
Las 'Estrellas Brillantes' han sellado la clasificación tras imponerse a Senegal (83-75), algo que ha provocado que se detengan las luchas entre las etnias del país.

Hace solo unos años que el baloncesto llegó a Sudán del Sur. En 1985 la elección en el Draft de la NBA de Manute Bol situó en el mapa del mundo de la canasta una región que no fue reconocida como país hasta 2011. De lo primero han pasado 38 años -nada en comparación con la historia baloncestística de la mayoría de países- y de lo segundo solo 12. Pero la realidad es que 2023 también se ha convertido en una fecha histórica para el país más joven del planeta, que aún arrastra ciertas guerras internas.
La selección de las 'Estrellas brillantes', la que apenas tenía dinero para financiarse los viajes, estará, por primera vez, en el Mundial. Pero esto no solo es un hecho deportivo, sino que se ha convertido en un acontecimiento de una gran relevancia político-social. Esta es la historia de cómo el baloncesto ha unido a un país que estaba totalmente roto por la guerra.
Dicen que a través del deporte se muestra al mundo la realidad social de una región. Y Sudán del Sur es un claro ejemplo de ello. Cuando el pasado verano regresó de las que entonces eran las cuartas Ventanas FIBA de clasificación para el Mundial 2023, los jugadores fueron recibidos como héroes en el aeropuerto de Juba. Aún no habían conseguido nada, pero estaban a punto de hacerlo, aunque el hito quedase aplazado medio año.
La selección, conocida como las 'Estrellas brillantes', habría brillado en el clasificatorio para el Mundial y estaba a solo una victoria de hacer historia. Y eso, para un país en el que la pobreza y las consecuencias de la guerra aún pesan, ya era impensable. Toda la nación se unía en torno a su selección de baloncesto, una de las más altas del planeta debido a que la región cuenta con la población de mayor estatura de África. Y ahora los jugadores han logrado lo imposible por devolver ese cariño a sus habitantes.
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— South Sudan Basketball (@SSBFed) February 24, 2023
Este viernes todos los ojos estaban puestos en el partido entre Sudán del Sur y Senegal. Por lo que el país se paralizó por completo. La victoria, a falta de dos partidos, otorgaba el billete para el que sería el primer Mundial de su historia. Y lo hicieron. Liderados por el jugador de los Westchester Knicks de la G League Nuni Omot (hizo 26 puntos, cogió 8 rebotes y repartió cuatro asistencias para firmar un 29 de valoración), la selección entrenada por el exNBA y dos veces All-Star Luol Deng se impuso por 83-75 a Senegal.
Décimo triunfo en once partidos -solo habían caído ante Kenia en enero de 2020- con el que llegaba la tan ansiada como histórica clasificación. Pero también la consagración de la unión del país gracias al baloncesto.
🇸🇸 FOR THE HISTORY 🇸🇸
— FIBA (@FIBA) February 24, 2023
South Sudan are going to the FIBA Basketball World Cup!#FIBAWC x #WinForSouthSudan pic.twitter.com/D4MbrauI08
Un camino difícil en lo político y lo deportivo
El 9 de julio de 2011 Sudán del Sur fue reconocido como país después de décadas de una guerra civil que había dividido la nación y obligado a muchos habitantes a exiliarse y refugiarse en países vecinos. Sin embargo, con la llegada de la nueva nación, uno de los primeros pasos que se dio fue la fundación de su Federación de Baloncesto.
La casa del mítico exNBA Manutel Bol comenzaba a tener un hueco para la pelota naranja. Y solo unos días después de su independencia y formación como país se celebró el primer partido -no oficial- de su selección. Sin embargo, la falta de infraestructura y jugadores -los mejores no vivían allí tras haber salido junto a sus familias durante la guerra- ponía en jaque el desarrollo de la selección. Uno de ellos era Luol Deng, entonces entre los mejores jugadores del mundo, que en los dos años siguientes fue All-Star con los Chicago Bulls.
El alero, nacionalizado inglés, disputó los Juegos Olímpicos de 2012 con Gran Bretaña, si bien, años más tarde confesó que "Sudán del Sur siempre estuvo en mi mente". Por eso, cuando acabó su carrera en la NBA se centró en impulsar el baloncesto en la que, al igual que Bol, consideraba su casa. En 2019 dio el paso para ser presidente de la federación y logró el cargo.
Sin apenas dinero -tenía que financiar de su bolsillo el que era su sueño- y sin ni siquiera una cancha para poder disputar partidos, Deng comenzó a forjar una selección en la que por entonces el compromiso no existía. Y es que el hecho de que tuvieran que jugar todos sus partidos fuera del país por la falta de infraestructuras no ayudaba a impulsar este deporte. Así que tiró de sus contactos en la NBA para impulsar un proyecto. Todo cambió durante el camino al Afrobasket 2021.

Un antes y un después gracias al baloncesto
Disputar el campeonato africano era una gran oportunidad para el baloncesto de Sudán del Sur y Luol Deng lo sabía. Por eso, aunque no tuviera experiencia, decidió tomar las riendas también como seleccionador y eso provocó un efecto llamada entre los jugadores. Todos querían aprender de él, así que se subieron al barco por muchos kilómetros que tuvieran que hacer.
Con Kuany Ngor Kuany como capitán, Jackson Makoi y Nuni Omot como referentes, Sudán del Sur comenzó a trabajar con la aspiración de llegar al máximo torneo de África para el que tuvo un golpe de suerte. La retirada de Argelia por razones relacionadas con el COVID hizo que las 'Estrellas Brillantes' pudiesen desprender su luz en el Afrobasket. Y lo hicieron metiéndose en cuartos de final tras superar a Kenia. Aunque tras ello no pudieron con Túnez. aquello hizo que la selección se presentase al mundo del baloncesto y que el país se uniese.
Aquel hecho propició que muchos jugadores se fuesen sumando al combinado nacional y regresaran a su tierra, la que habían abandonado de niños y en la que tenían familia a la que hacía años que no veían. E incluso etnias enfrentadas entre sí aparcaban sus diferencias. Y todo ello gracias al baloncesto.
South Sudan heroes return to Juba ✈️🇸🇸
— FIBA (@FIBA) August 30, 2022
Not officially World Cup bound just yet, but the Bright Stars are standing on the cusp of glory! 🌟
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La clasificación para el Mundial 2023 supone la unión de una nación -como se vio el pasado verano cuando aún les faltaba una victoria para lograr ese pasaporte- en torno a su selección, más allá de guerras internas o diferencias. "El baloncesto es el gran unificador del país. Detendrá los conflictos y las discusiones. No importa de qué grupo seas o qué dialecto hables. Todos se juntan con el baloncesto", confesó el también exjugador de baloncesto y amigo de Deng, Dzaflo Larkai.
Además, el jugador de los Lakers y compañero de LeBron James Wenyen Gabriel -que junto a su familia tuvo que abandonar la región por la guerra cuando era niño- es otro de los que aspira a unirse este verano a la selección y representar a su país en una Copa del Mundo. Por ello, lo logrado por el baloncesto en este país va mucho más allá de un mero hecho deportivo.