BALONCESTO

Málaga, la provincia convertida en 'capital' del baloncesto

El Martín Carpena acogerá la final four de la Basketball Champions League en mayo. En febrero de 2024, será la sede de la Copa del Rey.

Vista del Martín Carpena de Málaga en un partido de Unicaja esta Basketball Champions League. /FIBA
Vista del Martín Carpena de Málaga en un partido de Unicaja esta Basketball Champions League. FIBA
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Lo de Málaga y el baloncesto es un idilio que cada vez va a más. Este jueves se hizo oficial que la capital de la Costa del Sol será la sede de la final four de la Basketball Champions League (BCL), la competición del millón de dólares cuyo ganador -Unicaja, Lenovo Tenerife, Bonn o Hapoel Jerusalén- se llevará esta cuantía, mayor que la que reciben aquellos que se proclaman campeones en otras competiciones europeas superiores. Pero lo cierto es que más allá de que el Martín Carpena vaya a acoger esta gran cita europea, la ciudad se ha convertido en una capital de referencia del baloncesto.

Basta con ver lo que ocurre cada sábado que el Unicaja juega en casa y lo que se genera. Ambiente, por cierto, que también se incrementará en febrero de 2024 cuando se celebre allí la Copa del Rey de la Liga Endesa. Y el motivo es sencillo: la confluencia de entidades que apuestan por el baloncesto y del resurgir de un Unicaja que estuvo durante años varado en tierra de nadie.

Desde que arrancó la temporada 2022-2023, el baloncesto malagueño empezó a mirarse con otros ojos. Primero, por lo bien que había funcionado el Mundial sub-17 durante el verano en el que, por cierto, estuvo el ya habitual con el primer equipo Mario Saint-Supery. Después, por lo que habían conseguido el capitán del Unicaja -el defensor del año, como algunos denominan a Alberto Díaz- y Darío Brizuela con la Selección en el Eurobasket. Luego, por la plantilla que se había confeccionado, con Ibon Navarro al frente, con llegadas como la de Kravish, Kalinoski, Tyson Carter, Kendrick Perry, Dylan Osetkowski o Augusto Lima. Nombres que habían sembrado de ilusión a una parroquia que, si siente que todo es recíproco, se vuelca con el baloncesto de una forma descomunal.

Los resultados no tardaron en llegar. Y Málaga fue reavivando poco a poco la llama por el mundo de la canasta que durante años se había quedado aletargada. Así se vio cuando el Unicaja logró clasificarse, sin hacer mucho ruido, a una Copa del Rey que acabó coronando y con la que terminó por convencer a los últimos escépticos. Ahí mismo, entró el segundo elemento: las instituciones.

Tanto el Ayuntamiento de Málaga como la Junta de Andalucía han apostado fuerte por el baloncesto. Por eso, en la misma Badalona se cerró con la ACB que la próxima Copa del Rey sea en el Martín Carpena. Y otro ejemplo es el torneo de verano previo al Mundial de baloncesto, en el que Eslovenia, España y EE. UU. jugarán un triangular del 11 al 13 de agosto, con motivo de los actos por el centenario de la Federación Española de Baloncesto (FEB). Pero la cosa no queda aquí.

Tras el torneo copero, el Carpena colgó dos veces el cartel de no hay entradas para partidos de la BCL y de Liga Endesa, una muestra de cómo los malagueños cada vez más se sumaban a la causa de la pelota naranja. Y ante la posibilidad de clasificarse para la final four europea, las instituciones y el club comenzaron a mover de nuevo el nombre de Málaga para elevarla como sede.

Era sencillo: si Unicaja se metía en la final four de la BCL, la Costa del Sol quería ser la sede y para ello se necesitaba una buena oferta que convenciera a la FIBA. ¿El problema? Los competidores, más concretamente Jerusalén.

La capital israelí ofrecía una gran suma de dinero por quedarse con la fase final de la competición, sobre todo después de que ayer se confirmara que el Hapoel lograba uno de los billetes para disputarla. Y aquí entraron en juego dos cosas: primero, la seguridad frente al dinero. La oferta económica malagueña era menor, sí, pero el nivel de inseguridad que azota a Israel no existe en Málaga. Eso por un lado. Y más allá de la oferta de ocio, el clima y el ambiente que la FIBA ya ha comprobado en la Costa del Sol -el pasado verano, mismamente, con ese Mundial sub-17-, la garantía de cerrar un acuerdo con la BCL. Según informan medios israelíes, el Hapoel Jerusalén no ha confirmado que vaya a jugar esta competición europea el próximo año, algo que habría sido el determinante para que finalmente todo se tornara del lado malagueño.

De este modo, entre el 12 y el 14 de mayo -el viernes serán las dos semifinales y el domingo, la final- los cuatro clasificados, entre ellos Unicaja, lucharán en el Martín Carpena por el título de campeón. Y lo que está asegurado, visto lo visto, es que la ciudad responderá con un gran ambiente que ya se ha convertido en envidia de muchos y que ha hecho a Málaga convertirse en capital del baloncesto.