OPINIÓN

Dolor y gloria

La plantilla de Unicaja celebra el título de Copa. /EFE
La plantilla de Unicaja celebra el título de Copa. EFE

Seguro que Pedro Almodóvar me permite que tome prestado el título de su película para hablar de baloncesto y, más concretamente, de la Copa del Rey de Badalona.

No puedo decir que no me ha traído grandes recuerdos este torneo. Ha sido un flashback continuo. Recuerdo encontrarme con José Miguel Aguilar, del Diario Sur, el primer día y recordar una cena en mi primera Copa, allá por 2005 en Zaragoza, en la que nos conocimos cuando apenas tenía un servidor 19 años y en la que el Unicaja, a la postre, lograba su primer y hasta ayer único título en el Torneo del K.O. Y yo, confiado de las posibilidades de su equipo en este 2023 le dije: '¿Y por qué no?'.

Pero para alcanzar la gloria,este Unicaja ha tenido que sufrir, que pasar por el dolor, el dolor de perder dos partidos seguidos de la Liga Endesa, lo que llamamos hacer racha, en este caso negativa, por primera vez en la temporada justo antes de desembarcar en este torneo. El último, cediendo su segundo choque en el Carpena en Liga Endesa ante su público entregado en la prórroga frente al Cazoo Baskonia. Este dolor podía haber generado dudas.

El dolor de las lesiones de sus dos cincos, primero Augusto Lima y, después, de su sustituto Yankuba Sima, este último en el tiempo extra del último choque antes de llegar a Badalona. El dolor del problema físico del hijo de Darío Brizuela, que tuvo que pasar por la UCI para recuperarse de una operación y le hizo ser duda para la disputa de la Copa. El dolor de perder por el camino en semifinales por lesión a Djedovic…

Y son estos momentos en los que los equipos o se unen o se rompen. Aquí es donde se ve de qué pasta están hechos los jugadores. Con las dificultades que plantea ya el mercado para traer jugadores a Europa cada vez va a ser más importante acertar en verano. Pero en el mercado puedes fichar talento, que es lo que todos los clubes ven en los partidos, en los vídeos, pero lo más importantes son lo que llamamos los intels sobre los jugadores, las referencias. Porque su personalidad, su carácter… son personas, como tú que estás leyendo este artículo y yo que lo estoy escribiendo. No son sólo lo que se ve dentro de la pista, sino también lo que pasa fuera de ella, haciendo que la química surja, que la chispa prenda, que el grupo funcione. Y eso es lo que ha pasado en este Unicaja para que alcanzara la Gloria.

En el vestuario del equipo malagueño, después de la final, en un papelógrafo, especie de pizarra de papel en el que los entrenadores asistentes suelen pintar los sistemas, aparecen los valores del equipo de esta temporada. Lista de nueve ítems. Sólo se repite una palabra dos veces: Unión (Togetherness) y Disfrutar juntos (Enjoy together).

Dolor y gloria

Esa unión ha hecho que todos los jugadores se hayan sentido importantes y hayan tenido su momento en las respectivas eliminatorias. Empecemos por los cuartos: la exhibición de Brizuela con 27 puntos sacándose la espinita de aquellos 33 puntos sin premio en la Copa de Madrid, la explosividad de Perry con 22 tantos o la generación de juego de Will Thomas en el poste bajo con esas seis asistencias y sumando cuatro recuperaciones.

Vayamos a las semis frente al Real Madrid: Osetkowski suma nueve puntos en 4 minutos del tercer cuarto pero se carga con cuatro faltas personales. Problemas para la rotación interior de Ibon Navarro ante las torres blancas. 11 de sus 20 puntos, en la segunda mitad. Osetkowski, clave en cuartos y final con dos providenciales triples, ni siquiera tuvo que volver a pisar la pista en ese partido. Ese 4/9 en triples castigando a los pívots del equipo de Chus Mateo, providencial.

Y en la final. Qué decir de Kalinoski, desatascador perfecto y cuyos triples sujetan a su equipo cuando más lo necesita en situaciones en estático.La guinda, la del MVP Carter. 17 puntos, todos ellos en la segunda parte con un picorcito a lo Stephen Curry y, curiosamente, misma anotación que la de un J.R. Bremer determinante en aquella final de 2005 ante el Real Madrid en Zaragoza.

Pero hay más: la energía de Melvin Ejim, el trabajo siempre en pos del equipo de Alberto Díaz, un triple y una recuperación claves de Barreiro en la final… Ese Unicaja coral ha tenido seis jugadores por encima de la decena de puntos en esta Copa: Perry y Kravish (12,7), Kalinoski (12,3), Brizuela (11,7), Carter (10,7) y Osetkowski (10,3). Casi nada. Eso también es liderazgo. Pero del grupo.

Disciplina es otra de las palabras que aparece en esa lista de valores. Generosidad en el esfuerzo, sobre todo defensivo. El Unicaja llegaba como cuarta mejor defensa de la Liga Endesa y ha mantenido sus constantes. Buenas ayudas, segundos esfuerzos y unión para sacar adelante facetas en las que las bajas podían condicionarles como por ejemplo el Rebote. Al cuarto equipo con Mejor Volumen en Rebote Defensivo de la Liga y mejor en cifras absolutas, el Real Madrid, fueron capaces de cogerle un total de diez, casi la misma diferencia que sacaron en total, 25 a 34 capturas, anotando un total de 14 puntos en segunda oportunidad.

Ibón Navarro, técnico de Unicaja. EFE
Ibón Navarro, técnico de Unicaja. EFE

Ya sabéis lo que dijo Pesic en su presentación en su segunda etapa en el Barça: "Un jugador que tiene tres coches en el garaje no va a ir al rebote ofensivo. Vamos a ver quiénes tienen tres coches". Esto también es Deseo (¿No se llamaba así la productora de Almodóvar?), no sólo físico y centímetros.

Otra de las vertientes de esa disciplina es seguir el plan de partido. Y eso es lo que ha hecho el equipo. "Estamos contentos porque hemos seguido el plan de Ibón", dijo Brizuela después de ganar al Barça en cuartos. "El Unicaja tiene un plan", aseguró Ibon Navarro después de las semifinales. Los jugadores han señalado a su técnico como guía espiritual y director de orquesta y sobre todo han creído (Trust) en el camino que les marcaba pese a que, evidentemente, han pasado dificultades. Por ejemplo, verse 13 puntos abajo ante el Barça en cuartos.

La adaptabilidad, otra de las palabras que aparece en la lista y totalmente clave, les ha hecho que aprovecharan sus virtudes dependiendo de partidos y rivales. Por ejemplo, la capacidad física de los dos Euroliga, Barça y Madrid, limitó sus posibilidades de anotar en transición a sólo dos puntos al contraataque en los dos primeros choques cuando son el equipo que más mete en toda la Liga con 15 puntos en contraataque. Pues a aprovechar otras virtudes: han sido el mejor equipo en situaciones de bloqueos indirectos para liberar a los tiradores o buscar los cortes. En la final frente al Lenovo Tenerife volvieron a desplegar sus armas habituales: 15 puntos tras pérdida y 11 puntos al contraataque, siendo clave estos aspectos en la segunda mitad para dar la puntilla al rival cuando ya le faltaba piernas. Su ritmo, determinante.

Y por último hay que hablar de la comunión con la afición. Porque el estilo de juego del equipo, de no dar un balón por perdido e intentar jugar alegre en ataque ha enganchado a la afición. Cómo ha resonado en el Olímpic ese estribillo del himno en los momentos más difíciles y cuanto más lo necesitaba su equipo apoyado por los compases de la charanga. Un sexto hombre de categoría.

Los otros Dolores de la Copa del Rey

El de Barcelona y Real Madrid. El primero, patentizado en las declaraciones de Jasikevicius que reconocía que "no consigo que cerremos los partidos". El segundo, con el dominador Tavares con la ceja abierta como Gigante caído y Musa noqueado en el tramo final de la semi de un Real Madrid que no encontró el equilibrio interior-exterior con un 8/48 en triples, 16 %.

El del Cazoo Baskonia y su desconexión defensiva en la segunda parte que les hizo recibir de su propia medicina, el tiro de tres, con un 11 de 28 por parte del Joventut cuando los verdinegros son el cuarto peor equipo en T3 con 7,6 por choque. Una lástima para la fiel afición del Baskonia que volvió a acudir en masa a una Copa del Rey y que tenía esperanzas por la parte del cuadro por la que iban

El del mejor partido ACB de Joel Parra que no tuvo premio y acabó con sabor amargo al recibir el tapón de Abromaitis sobre la que habría sido la canasta ganadora que les habría metido en la final. Venía de promediar un 15,6 % en T3 en ACB y ha hecho un 8 de 12 en dos partidos. Antes, también dolor de Andres Feliz, que quería repetir papel de héroe frente al Lenovo Tenerife como en el partido de Liga del pasado diciembre con 17 puntos pero erró en la decisión clave. Ambos aún son jóvenes, les queda camino por recorrer y finales por jugar.

El de querer cerrar el círculo en Badalona, donde todo empezó para Marcelinho Huertas. Y vaya si lo intentó, incluso metiendo dos triples desde su casa. 30 de los 60 puntos en tres cuartos de la final, entre Shermadini y él. La extraña pareja del Lenovo Tenerife nunca defrauda pero la pólvora mojada para el segundo mejor equipo en el True Shooting de la Liga Endesa. Y eso que han recibido el oxígeno que les aporta Jaime Fernández y el físico de Elgin Cook, metiendo su única canasta, la ganadora a 3,7 segundos del final de la semi.

La Gloria

Las aficiones. Y no sólo de los equipos coperos, de todos los equipos de la Liga Endesa… o de los que luchan por volver a la competición. Nada más llegar al hotel de concentración de los equipos, cuatro seguidores del Monbus Obradoiro con sus bufandas. Y para cerrar el domingo, tres del Hereda San Pablo Burgos pidiéndome una foto. No hay torneo como este que permita una confraternización fuera y dentro de la pista, en las gradas. Buen ambiente, convivencia pacífica y cada vez más actividades paralelas. Me gustó el detalle de los dos técnicos finalistas pidiendo ayuda a sus aficionados en sus respectivos fondos levantando los brazos cuando más lo necesitaban sus equipos. Nunca defraudan.