UNICAJA 93 - REAL MADRID 79

El plantón de Mario Hezonja en la entrega de la Copa enseña la frustración de un Real Madrid que ya paga los errores del verano: "Es un año complicado y con más déficits"

El croata no se quedó a la coronación del Unicaja tras un partido que acabó haciendo realidad los fantasmas del equipo.

Mario Hezonja durante la final de la Copa. /ACB PHOTO/EMILIO COBOS
Mario Hezonja durante la final de la Copa. ACB PHOTO/EMILIO COBOS
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Gran Canaria.- Rostros serios, de frustración y pesar. Eso era lo que mostraba el Real Madrid incluso antes de que sonara el bocinazo final en el Gran Canaria Arena. El Unicaja les acababa de levantar, de forma "justa", como reconocía Chus Mateo, y por segunda vez en lo que va de temporada, un título. Y aunque más de uno no quisiera verlo, como fue el caso de Mario Hezonja, que desapareció del parqué durante la entrega del trofeo al campeón, aquello evidenció algo de lo que se venía avisando desde hace tiempo: la planificación deportiva blanca no ha sido buena y los parches, de momento, tampoco.

"Es mejor que duela. Así nos mentalizamos para lo que vendrá más tarde", manifestó Facu Campazzo, que compareció en zona mixta tras la derrota, por la que también pasaron Edy Tavares y Alberto Abalde, mientras que el resto terminaba de recoger para abandonar lo antes posible el pabellón para coger el chárter de vuelta a Madrid. Sin embargo, el problema de mentalidad de los blancos, que lo hay, no es el único al que tienen que hacerle frente. Porque todo parte de una planificación veraniega que ha quedado en evidencia tal y como ha demostrado el torneo.

Xavier Rathan-Mayes, el primer fichaje blanco de la temporada, disfrutó del torneo desde la silla de no convocados. Usman Garuba no pisó el parqué en la final. A Andrés Feliz se le vieron todas las costuras en la dirección de juego si tenía que ejercer de '1'. A Serge Ibaka le sigue faltando continuidad, como se vio durante la segunda mitad. Bruno Fernando estuvo desconectado con el juego y con sus compañeros. Y Dennis Smith Jr. es otro caso aparte, porque el hecho de que no haya logrado todavía ponerse en forma deja claro que lo que parecía un refuerzo para ayudar desde ya, de momento, no funciona. Y de ahí que acabase viendo la Copa junto a Rathan-Mayes y el lesionado Gaby Deck.

"Es un año más complicado que otros y tenemos algún déficit más, pero seguiremos intentando competir", admitía Chus Mateo en rueda de prensa. Y no le falta razón. Ya no sólo por tener esas carencias a nivel de juego, que las tienen y de ahí esas 17 pérdidas (uno de los grandes lastres esta temporada). O por la dificultad para "puntear tiros", como reconoció el propio técnico, que también está siendo un lastre esta temporada ya que no logran solidez en la defensa del tiro exterior. O incluso por la falta de acierto, sobre todo, desde fuera (el apagón de Dzanan Musa y Mario Hezonja en la final lo dejó claro). Sino porque está claro que los déficit están realmente en la plantilla.

Hace tiempo que los resultados y las sensaciones (o, mejor dicho, los altibajos) del equipo ya venían avisando de que las cosas no iban bien. Pero la paciencia que tanto pedía Chus Mateo mantenía la cautela sobre el equipo. "Estaremos preparados llegado el momento", mantuvo el técnico durante todos estos meses. Y el primer momento que tuvo lugar este domingo demostró que no es así.

Esta vez no se debe apuntar al banquillo o a lo deportivo, porque más allá de los errores, que los hubo, sobre el parqué o en la pizarra, los más graves estuvieron en la plantilla. Y ahí, donde hay que mirar es más arriba. A ese palco en el que se encontraban el responsable de la sección, Juan Carlos Sánchez, el director deportivo, Alberto Herreros, y el resto de representantes institucionales del club blanco. Aquellos que decidieron elaborar un equipo que no ha funcionado, fichar quizá demasiado tarde y no acertar a la hora de hacerlo.

Porque pese a que Chus Mateo, salvo por la baja de Deck, tiene a la plantilla al completo, la realidad es que esta no es suficiente. Y esta Copa, en la que las minutadas y la dependencia de Campazzo y Tavares volvieron a ser evidentes, lo ha dejado bien claro.