BALONCESTO

Cómo el 'desconocido' Miguel Sánchez transformó una parodia de Laso en un escritor de éxito... y acabó 'bendecido' por él: "Hola, Pablo, qué tal, soy Pablo... Lolaso"

Con la excusa de haber sacado su tercer libro, Enzo Brown, Pablo Lolaso atiende a Relevo para hablar de su novela, su historia... y algo de baloncesto.

Pablo Lolaso, en la presentación de su nuevo libro 'Enzo Brown'. /P. L.
Pablo Lolaso, en la presentación de su nuevo libro 'Enzo Brown'. P. L.
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Si uno menciona a Miguel Sánchez (Madrid, 1985) posiblemente la gran mayoría no sepa de quién se trata. Sin embargo, si por contra se menciona a Pablo Lolaso, pocos hay que no ubiquen, aunque sea de forma superficial, al mítico tuitero de baloncesto de humor sibilino y sutil, que comenzó su andadura en las redes sociales y acabó convirtiéndose en una figura indiscutible dentro del mundo baloncestístico español. "Realmente soy un impostor", asegura en una videollamada con Relevo. Y en cierto modo, no se equivoca. Al menos, según su justificación.

"Es que no estoy centrado en nada… y en todo hago lo que puedo", explica. Y lo de que de tuitero empedernido que empezó parodiando a Pablo Laso tardes y noches, mientras que por las mañanas daba clase de Educación Física (y lo que fuese) en un colegio madrileño, haya saltado a la literatura -previo paso y continuidad, por los medios, bueno por Colgados del Aro by Endesa- vendría a confirmarlo… aunque "joder, de los primeros dos libros que se vendieran más de 10.000 ejemplares… está bien". Eso sí, a ver cómo funciona ahora Enzo Brown, una novela muy diferente a las dos anteriores, que salió a la venta el pasado jueves y se ha presentado este sábado, aunque sigue girando, cómo no, en torno al baloncesto.

Pablo Lolaso habla de cómo fue el primer encuentro con Laso. EDICIÓN: M. CAPARRÓS

Seguramente leyendo esto uno se pregunte cómo entonces un tuitero ha terminado escribiendo libros que han sido un éxito en ventas. Pero lo cierto es que lo de las letras es cosa que le viene… casi de cuna. Como el deporte. O, mejor dicho, el baloncesto, ese deporte que hizo que al final hasta el propio Pablo Laso (el de verdad) le acabase dando un abrazo cuando se cruzaron por primera vez y su personaje ya era todo un fenómeno y hasta llegó a ponerse la foto de la parodia como foto de perfil durante un día. "Era una época en la que estaban de moda las parodias y casi cualquier personaje de la sociedad o cualquier famoso tenía su reflejo en su parodia en Twitter. Es verdad que hemos sobrevivido pocos, aunque ya dejé hace mucho de hacer parodia a Pablo Laso", cuenta.

"Al principio era como hacerme pasar por él, exagerando un poquito esas virtudes y defectos… sobre todo defectos, porque es lo que hace la parodia, exagerar las cosas que se hacen mal. Cosas como cuando se equivocaba con los nombres o esos tiempos muertos que se quedaba 50 segundos callado y luego en 10 segundos dibujaba una cosa rápida y salían los jugadores y no se habían enterado… Eso me parecía gracioso y me parecía un personaje parodiable. La parodia tiene un puntito de ofensa y de crítica y yo sé que a veces me pasé… En algún momento cambié el chip e intenté hacer algo un poco más light y más blando porque también cambió mi perspectiva sobre Pablo Laso", dice. Y lo justifica.

"Es que cuando vino al Madrid, siendo yo admirador del Pablo Laso jugador, entusiasmo no generó ni en mí… ni en prácticamente nadiey al principio pensábamos que la vida iba a seguir igual que con los Ettore Messina, Emanuele Molin, Julio Lamas y todos estos que habían estado en los años anteriores. Pensábamos que iba a ir mal y luego me di cuenta de que el Madrid empezó a jugar mejor y yo no soy un cabezón tampoco… lo puedo ser, pero no soy idiota. Entonces digo: hostia, este equipo mola como juega, por qué voy a criticar yo esto si es que me está gustando…", admite. Aunque eso no sólo le pasó con Laso.

"Llull me parecía un cabra loca al principio. Siempre lo ha sido, pero fue cogiendo unos galones y un echarse al equipo a la espalda que también me enganchó. O sea, yo al principio criticaba un poquito cómo era y luego me enganché y es mi jugador favorito de toda la vida, seguramente. Entonces también fui cambiando mi perspectiva. Hay gente que me dice: es que has cambiado, al principio no eras así… Y claro que he cambiado, por supuesto. Si lo raro es quien sigue pensando igual en 2025 que en 2011…", prosigue.

Aunque la clave de su continuidad es… que la gente le rio las gracias. "Lo peor que puedes hacer conmigo es reírme las gracias porque entonces yo sigo. En esa época a lo mejor tenía seis o siete cuentas de Twitter sin exagerar. Pero en esa se hizo bola y me convertí en un personaje que ya se ha quedado en el mundo del baloncesto en este país. Ya lo siento, pero es así".

De hecho, aquello le hizo trasladar esa parodia a dos novelas: Antes todo esto era campo atrás y Cualquier tiempo muerto pasado. "Ese Pablo entrenador de los dos libros para adultos es un poco trasladar esa parodia que me había inventado a la ficción. Ahí yo siempre dije que el Pablo de los libros no es el Pablo Laso entrenador, pero claro, bueno, se parece mucho, pero no lo es. Era la excusa de coger un parte de la realidad y esas actitudes del Pablo exagerado, hiperbólico y paródico que yo me inventé en redes. Y con el paso del tiempo, la parodia se acabó y ahora ya es como un alias, un seudónimo, con el que firmo libros o participo en tertulias y en programas". Y todo ello, al final, con el beneplácito del Pablo Laso real… gracias a otro entrenador: Curro Segura.

Pablo Lolaso habla de cómo nació la parodia. EDICIÓN: M. CAPARRÓS

"Creo que fue en 2014. Gigantes me invitó a su gala porque ahí yo ya tenía repercusión en redes. Entonces estaba allí Curro Segura y había sido entrenador del Granada y yo lo conocía personalmente porque teníamos cierta vinculación emocional: Granada, Lolaso, Curro Segura… la gente lo sabe y el que no… que lo busque", dice entre risas, aunque la realidad es que ahí la culpa es de su hermano, Sergio Pérez, ahora preparador físico del Covirán Granada que también estuvo en la época anterior de club granadino.

"Curro me dijo: está ahí Pablo Laso, ¿lo quieres conocer? Y dije: bueno, sí, por qué no. Bajamos las escalerillas, llegamos a Pablo Laso y yo creo que él no le dijo nada, me soltó ahí y ya llegué yo, que era un poco descarado en esos momentos de mi vida y le dije: hola, Pablo, ¿qué tal? Yo soy Pablo. Me saludó así como que no… y le dije: Pablo Lolaso. Y se empezó a descojonar. Y entonces nos dimos un abrazo, me presentó a su mujer… yo le presenté a la que hoy es la mía como Lolasa… y hasta nos hicimos una foto. Yo sentí ahí que me dio como su bendición a mi existencia, a que mi personaje existiera. Entonces dije: si estoy haciendo esto y el parodiado no solo no se siente ofendido, sino que le ha hecho ilusión conocerme… pues voy a seguir. Y con Pablo Laso empezó todo", rememora. Aunque todo, todo… tampoco. Porque lo del baloncesto y las letras le viene de pequeño.

"Soy el pequeño de tres hermanos y cuando empiezo a tener uso de razón, igual con cuatro años, ya mis hermanos estaban jugando al baloncesto los dos. Entonces yo recuerdo las tardes, ir a ver entrenamientos y los sábados y domingos, ir a ver partidos a sitios aleatorios, pasar frío, que me cogiera la gente en brazos. O sea, lo recuerdo como algo mal, incómodo, no me gustaba. Era estar en sitios donde no quería estar, haciendo cosas que no quería hacer con gente con la que no quería convivir. Y cuando cumplí seis años, mis padres decían: hay que hacer algún deporte, ¿cuál quieres? Yo me imagino que no dije ninguno o no sé qué diría. Me dijeron: este año baloncesto. Y si no te gusta, el año que viene te cambiamos. Me obligaron a apuntarme a baloncesto en contra de mi voluntad. Y ahora estoy muy agradecido, porque gracias a esa obligación, luego al año siguiente que me ofrecieron cambiar, ya no quise cambiar. Y si tenía seis años y voy a cumplir 40, pues ya van 30 y muchos años que llevo jugando al baloncesto y conviviendo con el baloncesto", cuenta.

De hecho, de ahí el estudiar también magisterio de educación física, que es su profesión oficial -"si los libros se venden lo suficiente como para dedicarme exclusivamente a escribir...", deja caer-, aunque eso le viene también por su madre, que lo era. Eso sí, después de haber hecho lo que hoy es el bachillerato de ciencias… aunque la recomendación siempre fue la contraria.

"En el instituto vino el orientador al colegio para hacernos un test. Yo lo respondí y me salió un alto porcentaje literato, como que me tenía que dedicar a eso… y no le hice caso. Elegí ciencias de la salud. Pero siempre tenía un algo de que me gustaba escribir. En internet siempre estaba en foros escribiendo; cuando salía alguna red social siempre era de los primeros que me la hacía para empezar a escribir… Y cuando salió el foro ACB, eso fue una cantera de aprender a escribir aunque no lo parezca. De hecho, de ahí han salido varios escritores: Pedro Torrijos es uno de ellos, por ejemplo". Y con la suma de todo ello, acabó transformando ese personaje tuitero de Pablo Lolaso en lo que fue una novela… y luego otra. Dos libros tras los que ha dado el salto a la literatura infantil-juvenil con Enzo Brown, su tercer libro que salió a la venta este jueves.

De tuitero y escritor en foro, a lanzar su tercer libro: Enzo Brown

"Pensé que me molaría que hubiera una historia de ficción con el entorno del baloncesto. Y dije: la podría hacer yo. Entonces hubo un día hace muchos años que hice la escaleta de una historia. Pero no me animé a escribirlo hasta pasados tres o cuatro años. Cuando lo hice se la pasé a una editorial, me dijeron que iban a publicarlo y lo hicieron", cuenta, en referencia a la que fue su primera novela: Antes todo esto era campo atrás. Aunque lo de irse a un público más joven era algo que por entonces ya le rondaba.

"En la presentación del segundo libro, Cualquier tiempo muerto pasado, en 2022, alguien del público, creo recordar que fue un niño, me preguntó si alguna vez escribiría un libro para niños y le dije que sí, que lo tenía en mente. Siempre lo tuve en mente. No sabía de qué iba a tratar, pero sí que quería que fuera un libro donde el baloncesto fuera el eje conductor de la historia… o la excusa para contar la historia sobre un niño o un grupo de niños". Ese fue el primer germen de lo que hoy es Enzo Brown.

Pablo Lolaso sobre el libro Enzo Brown.EDICIÓN: M. CAPARRÓS

"A mí me gusta bordear la cornisa entre la realidad y la ficción y aquel verano de 2022 fue el verano del oro en el Eurobasket con Lorenzo Brown. Yo tenía muy en mente dos libros: Manolito Gafotas como clásico de la literatura española y Amanda Black, que es uno más moderno, de Juan Gómez Jurado y su mujer Bárbara Montes. Y quería como hacer una mezcla de los dos. Tener a un niño como personaje, pero que no fuera un niño sin más, sino que hubiera una historia, un trasfondo -y hay que leerlo para entender a lo que me refiero- y ahí es donde dije: ¿y si tuviera un nombre que pudiera ser exportable a cualquier país? Y me vino Enzo y después dije… siendo Enzo, ¿por qué no ponerle Brown y hacer la bromita? Y además he puesto que sea de Albacete para terminar de redondearlo".

Y a raíz de ahí construyó la historia de Enzo, ese chaval que quiere jugar a baloncesto en el colegio, pero que tiene que luchar para evitar que los futboleros sigan ocupando la pista de basket. Una obra para un público más juvenil, pero "con pildoritas para el adulto, para entretenerle y que esté pendiente de los detalles" que viaja, ya no sólo por el mundo del baloncesto, sino también por la educación y los valores de la sociedad actual, en concreto de los más pequeños. Algo que le viene de su experiencia como docente… y, cómo no, de su relación con el baloncesto. Aunque para entenderlo, sin duda, mejor leérselo.