BALONCESTO

La lucha de Tavares para hacer historia con un país más pequeño que La Rioja

Cabo Verde es una de las cuatro selecciones que se estrenan en Filipinas, Japón e Indonesia en una Copa del Mundo de baloncesto.

Tavares, durante la concentración de Cabo Verde en Trento./RELEVO/JULIO OCAMPO
Tavares, durante la concentración de Cabo Verde en Trento. RELEVO/JULIO OCAMPO
Julio Ocampo

Julio Ocampo

Trento.- Decía José Saramago que la ceguera es vivir en un mundo donde se ha perdido la esperanza. El poeta, escritor y dramaturgo estuvo siempre influenciado por otro más grande: Fernando Pessoa. Ambos nacieron en Portugal, famosa otrora por sus hordas imperialistas por Sudamérica, Asia o África, donde surcaba los territorios ultramar de Guinea-Bissau, Angola, Mozambique y el archipiélago volcánico de Cabo Verde, el punto más occidental del África continental. Allí nació el 22 de marzo de 1992 Edy Tavares. Lo hizo en Maio, una pequeña isla (poco más de 5.000 habitantes) con playas paradisíacas, y un pasado de prosperidad gracias a la recogida y exportación de sal hacia Brasil.

"Somos una selección pequeña, pero alegre y entusiasta. Queremos explotar esto, extrapolarlo al juego. El Mundial es un torneo grande, así que trataremos de competir lo mejor posible para que haya más ocasiones como ésta". Las palabras son del gigante Tavares, que atiende en exclusiva a Relevo durante su concentración italiana con la selección que dirige Emanuel Trovoada, quien hace algunos días dio la lista definitiva para la cita asiática, donde Cabo Verde ha quedado emparejada en el Grupo F junto a Georgia, Venezuela y la Eslovenia de Tobey, pero sobre todo del temible Dončić, su viejo amigo. "Nuestro objetivo es coger experiencia y disfrutar del premio, porque es la primera vez para nuestra selección, cuyo núcleo duro está formado por los hermanos Almeida (Ivan jugó en Treviso), el escolta Will Tavares, Beto Gomes y el capitán Fidel Mendonça", explica Edy.

Aunque el mejor pívot de la pasada Euroliga es su macho alfa, capítulo aparte merece Beto Gomes, quien disputó años atrás dos finales del Scudetto en las filas del Aquila Trento, club donde militó en la pasada temporada el talento precoz Matteo Spagnolo. Y es que el longevo Betinho —un curso lo jugó en Cantabria (2008)— ha debutado con los caboverdianos soplando 38 primaveras. Un año más que el legendario Jeff Xavier, quien ayudó a su selección en esta gesta antes de colgar definitivamente las zapatillas. "Es nuestra gente de confianza, nuestra base. Algunos llevan toda la vida aquí; siempre fueron muy regulares. Me alegro por ellos porque se lo merecen. Tenemos una gran oportunidad, pero también supone una responsabilidad enorme. Es especial para mí estar aquí con todos ellos", reconoce Tavares, abiertamente esperanzado y feliz.

El roster lo completan una serie de nombres que militan en divisiones menores del panorama español: Patrick Spencer (Zentro Basket de Madrid), Amarilson Lopes (Socuéllamos) y Patrick Mendes (Almería), entre otros. "Mi obsesión es ayudar a mi país, a la comunidad en todos los sentidos. También jugando a baloncesto. Estar presente, mejorar, dar mi granito de arena en estos torneos para que no supongan una quimera", apunta desde el cielo el coloso Tavares, quien pagó de su bolsillo el viaje en las Ventanas para lograr la fase de clasificación a la cita que se disputará entre Japón, Indonesia o Filipinas del 25 de agosto al 10 de septiembre. Con sus 13 puntos, el pívot madridista fue clave en la victoria memorable ante Costa de Marfil (79-64). De hecho, promedió durante toda la fase 15 puntos, 12 rebotes y casi tres tapones. Todo mientras imponía su jerarquía europea —envuelta en un amasijo de músculos y centímetros— con los de Chus Mateo. Porque en su dictadura bajo el aro ya no se pone el sol.

Novedad Mundial

Tavares y su grupo fetén conforman —junto a Georgia, Letonia y Sudán del Sur (el país más joven en debutar)— las grandes novedades de la cita asiática. Colonia portuguesa del 1460 a 1975, Cabo Verde fue bronce en el Afrobasket 2007. Es un puente natural entre África, el Viejo Continente y América. Además, el archipiélago atlántico —de tradición católica— presume de tener una excelente relación con la Unión Europea.

Con una población ligeramente superior al medio millón de personas (571.966 según las Naciones Unidas) y una superficie de 4.030 km2,, Cabo Verde tiene una renta per cápita de 3.739 euros (datos de 2022) y es la economía 171 por volumen de PIB. Es la nación más pequeña en disputar una Copa del Mundo, superando incluso a Montenegro en 2019 (620.000 habitantes) o Catar —con menos de un millón— años atrás. Lo curioso es que si Islandia hubiera ganado a Georgia por más de tres puntos (lo hizo por tres solo) se habría convertido ésta en el país más pequeño (347.101 habitantes) en estrenarse allí. "Vamos a divertirnos porque lo conseguido es importante e histórico", espeta sin más dilación.

Tavares, durante la concentración de Cabo Verde en Trento. RELEVO/JULIO OCAMPO
Tavares, durante la concentración de Cabo Verde en Trento. RELEVO/JULIO OCAMPO

Lo harán al son que marca la melodía de Tibau Tavares, un caboverdiano punto de referencia de los sonidos fusión, el corazón de la música crioula, quien artistas como Lura, Isa Pereira y Zizi Vaz ponen voz. Walter —rezos mediante antes de cada partido— secundará el ritmo para matar y taponar, afianzarse en la pintura y seguir dominando el tempo en defensa. En Cabo Verde todavía hay muchísima esperanza. La acaban de reinventar ellos solos, y ahora quieren mostrarla al mundo. "Oigo que Tavares hace cosas bien porque es muy alto. Habrá que reconocer que es muy bueno, cada año mejor", exclamó hace un año Aíto García Reneses, quien lo coció a fuego lento en Gran Canaria hace mucho, mucho tiempo. Quizás demasiado. "Sólo la memoria es capaz de hacer que el tiempo se mueva y aproxime", dijo alguna vez José Saramago.