ENTREVISTA | RAMÓN TRECET

"A ver quién se encierra con Doncic en una habitación y le dice que, si no mejora su físico, puede que nunca gane la NBA"

En la segunda parte de nuestro repaso a su carrera, Relevo habla con Ramón Trecet sobre la final entre Boston y Dallas, el pasado, presente e incierto futuro del baloncesto español y el impacto de la tecnología en el deporte.

Ramón Trecet, en el acto de entrada en el Hall of Fame. /FEB
Ramón Trecet, en el acto de entrada en el Hall of Fame. FEB
Mario Ornat

Mario Ornat

Las conversaciones con Ramón Trecet carecen de preámbulos y representan la antítesis exacta de una charla de ascensor: al saludo matinal no le sigue un comentario casual para ablandar el (inexistente) hielo. Aquí nadie habla del tiempo. Nada de eso: aquí se entra directo a los bifes, como dirían en Argentina. Después de una transcripción acelerada de la primera parte de nuestra charla, el periodista ha logrado enfocar el segundo asalto con cierta intención quirúrgica: aparecen algunas preguntas y temas no abordados en la llamada anterior y podrían servir para completar, redondear y darle una forma coherente al diálogo. Bien. Pero la cosa no funciona así. Antes siquiera del primer disparo, Ramón ya tiene un tema propio y lo deja sobre la mesa: "Ahora vamos a eso, pero... esta mañana he visto una foto de la suela de las zapatillas que usa el noruego Kaster Warholm (campeón europeo, mundial y olímpico de 400 metros vallas);, toda la parte donde meten ahora la placa esa nueva de no sé qué material, los tacos… no sé, todo a la vista. Y junto a la foto, escribían algo así como: "Estas zapatillas se pueden usar en tal y tal competición... Pero en los Juegos Olímpicos no están autorizadas". [Primera pausa larga de la mañana]. "¿Qué te parece?".

Hace poco leí una serie de artículos en Relevo sobre las 'zapatillas mágicas' y su impacto en los récords en pruebas de fondo.

La evolución del deporte es la que es. Los primeros Juegos Olímpicos en los que participó España fueron los de Roma 60. Ahí sacamos una medalla de bronce, en hockey hierba. ¿Te acuerdas de Miguel de la Quadra-Salcedo? Bueno, pues participó en el lanzamiento de disco. Hizo tres nulos. ¿Sabes por qué? Porque lanzó poco más de 30 metros y el récord del mundo en esos años estaba en más de 60. Y anuló él mismo sus tres lanzamientos pisando: le daba vergüenza aparecer con esa marca en comparación con todos los demás. Eso era entonces el deporte en España. Todo cambió con los Juegos de Barcelona 92. Bueno, cambió el deporte mundial, en realidad.

¿Te refieres a la asunción definitiva del deporte profesional como parte de los Juegos Olímpicos?

El punto de inflexión fue la llegada de la NBA. Yo viví todo aquello porque en 1987 empezamos a hacer Cerca de las Estrellas en RTVE y antes tuvimos una preparación como de año y medio. A lo largo de ese proceso hice varios viajes a Estados Unidos y me reuní con frecuencia con David Stern, entonces comisionado de la NBA. Llegaba allí y Stern me trataba como si fuera el primer ministro de no sé dónde. Y ya en esos años, antes incluso de los Juegos de Seúl 88, me dijo con toda claridad: "Nuestro objetivo es Barcelona 92. Vamos a ver qué pasa en Seúl, pero el foco está en Barcelona". Lo que pasó en Seúl fue que a Estados Unidos se lo cargó en semifinales la Unión Soviética del señor Sabonis y compañía. Les pegaron un repaso. Tal y como salimos de aquel partido, le pregunté y me confirmó: "Al Mundial de Argentina veremos a quiénes llevamos, pero a Barcelona vamos a ir con todos". Y así fue.

'Todos' eran Magic, Jordan, Bird, Pippen, Malone, Stockton y compañía… El 'Dream Team' original.

Aquello lo hicieron entre Juan Antonio Samaranch y David Stern. No nos olvidemos de Samaranch: en 1980 llegó a la presidencia del Comité Olímpico Internacional después de ser embajador en la Unión Soviética, como decíamos ayer, y en 1986 le concedió los Juegos a Barcelona. Así que la NBA llega al Olimpismo y lo modifica para siempre precisamente en Barcelona. Qué casualidad, ¿eh? La NBA había decidido convertir el baloncesto en un deporte mundial, llevaron al mejor equipo de la historia y la idea les ha salido redonda: en estas décadas han globalizado la NBA. Porque hay algo de lo que la gente se olvida siempre: la NBA no es una federación. ¡La NBA es una empresa! ¿Y qué venden? Ellos venden baloncesto. Nadie en ningún deporte tenía en aquellos años la mentalidad ecuménica de David Stern, ni siquiera en el fútbol. Manejaba datos muy exactos de las audiencias globales de los Juegos Olímpicos y sabía que no hay ningún evento deportivo en el mundo que genere esas audiencias acumuladas: 800, 1.000 millones de personas viendo la ceremonia de inauguración. ¿Dónde te quieres anunciar tú cuando tienes un producto que vender?

Donde haya más gente mirando.

Pues eso. Cuando llevé a Stern al IBC en los Juegos de Barcelona, alguno me preguntaba: "¿Y este quién es?". Este es el amo del mundo, gilipollas…

Volvamos un momento a las 'zapatillas mágicas', al impacto de la tecnología en el deporte: ¿Nos creemos las marcas de los atletas o no nos las creemos?

Hemos llegado a un punto en el que la tecnología ha superado la idea original del Barón de Coubertin, todo el espíritu olímpico decimonónico se ha ido al carajo. Pero, al mismo tiempo, ahora estamos discutiendo -que es un tema que quiero plantear seriamente- si aceptamos que un tío salte en un concurso pero le midan menos porque, como hay una línea, tiene que pisar justo antes de la línea. Pero ¿por qué? Y luego los comentaristas dicen esas frases maravillosas: "Se ha dejado 16 centímetros en el salto…". ¿Cómo que se ha dejado? ¡Ha saltado 16 centímetros que no le han medido!

¿Pides que el salto se mida desde donde sea que pisa el atleta?

Efectivamente: si hay una línea, ¡que le den por culo a la línea!

"La tecnología en el deporte ha superado la idea original del Barón de Coubertin: todo el espíritu olímpico decimonónico se ha ido al carajo"

Ramón Trecet Periodista

O sea, por un lado tenemos materiales capaces de potenciar el rendimiento de los atletas hasta puntos inimaginables y por el otro tienen que pisar al lado de una línea. ¿Será para compensar?

¡Fíjate en la contradicción! Claro, Sebastian Coe, que es muy listo, está intentando poner eso al día porque si no, se le ha hundido el invento. El atletismo tal y como estaba concebido a mediados del siglo XIX se va al carajo. Pero si es que la gente ya no quiere ver carreras de 10.000 metros que duran media hora. ¿Cuántas vueltas llevan dadas estos tíos? Está pasando lo mismo con el rugby, ojo…

¿Qué está pasando con el rugby?

Para mí la jugada más importante del rugby siempre fue la melé…

Lo fue, por supuesto.

Pues ahora el rugby ha decidido que no.

¿Y ahora cuál es la jugada más importante para ti?

El break-down, lo que antes llamábamos la abierta. Llegar al punto de contacto el primero. Eso es lo más importante. Estamos hablando de terceras líneas que pesan 100 kilos y miden 1,90. Y a 20 kilómetros por hora, a ver quién para eso…

Muchos entrenadores sostienen que la jugada con más impacto es la 'touche': el saque lateral, porque es el único momento de reinicio del juego con espacio abierto para explotar.

Touche, maul y adentro… ¡Y ya está! ¡Claro!

[La tarde en que llamé a Ramón Trecet para proponerle esta entrevista con Relevo, apenas me dio tiempo a presentarme antes de su primera pregunta: "¿Tú sólo tienes amigos en el rugby?". Tardé unos segundos en comprender: se refería a la frase que usábamos en un ya extinguido perfil del viejo Twitter: "Si a tus amigos no les gusta el rugby, búscate otros amigos", decía. Era de una camiseta comprada en cierta tienda londinense. De ese modo tan sutil como directo estableció Trecet un escenario de confianza ("sé perfectamente quién eres", venía a decir) que iba a crecer con las horas y las numerosas llamadas que dieron forma a esta charla. Por no caer en un lugar común excesivo, no fuera a deteriorar la primera impresión, preferí no mencionar aquel otro adagio con el que Trecet despedía siempre 'Diálogos 3': "Buscad la belleza, es la única forma de protesta que merece la pena en este asqueroso mundo". Cuando le nombré Zaragoza, surgió de inmediato la historia de los americanos que fichaban de la Base Americana los equipos del Iberia y el CN Helios. "Los blancos iban al Iberia porque eran oficiales; y los negros, suboficiales, se los quedaba Helios". La sección de baloncesto del casi centenario club zaragozano al que se refiere Trecet la dirigía José Luis Rubio, presidente del histórico Club Baloncesto Zaragoza y uno de los bruñidores del proyecto ACB. "Tienes que entrevistar a José Luis", me propone. "Lo tengo presente -admito-. De hecho he pensado hasta en escribir un libro de memorias con él, aunque todavía no se lo he dicho". "Ya puedes darte prisa, porque está mayor", bromea. Después comentamos singularidades de la Base Americana de Zaragoza (Trecet es muy aficionado a la historia militar), le cuento sobre la condición pionera de la ciudad en el rock español a través de algunos adelantados que trabajaban en el complejo y se nutrían de los discos que traían los soldados norteamericanos. Y después hacemos una breve memoria de los primeros jugadores del Helios Skol, el equipo que acabaría por convertirse en el CAI Zaragoza. A la mañana siguiente, ya con la entrevista oficialmente inaugurada, seguimos hablando de baloncesto].

Cada vez encuentro más gente de baloncesto que prefiere ver la Euroliga antes que la NBA. Les aburre. ¿Qué te parece?

Muy bonito... Pues nada, que lleven a esos jugadores que les gustan tanto a la NBA y a ver qué pasa. Además, ahí hay otra cuestión: ¿Por qué un torneo europeo de selecciones genera el interés que genera y cuando organizas una Euroliga con jugadores de esos mismos países se desploma el interés? ¿Alguna vez la Euroliga ha entregado números solventes a la opinión pública y a los especialistas, al respecto de cómo va económicamente, qué contratos de televisión tienen? Algunos son por dos duros, porque aquello no lo quiere ver nadie.

La preferencia por el baloncesto Euroliga tiene más que ver con la forma de jugar en la NBA, el correcalles, la escasa elaboración...

Bueno, eso es evidente. Pero este año, que es en el que eso que dices ha ocurrido de una forma más notoria, la competición en la NBA sin embargo ha estado controlada por las defensas. Dallas perdió los tres primeros partidos de la final por la defensa de Boston: los dejaron en poco más de 80 puntos, en vez de los 120 que meten habitualmente. Eso de que no se defiende en la NBA… pues igual habría que revisarlo. Cuando interesa, se defiende.

Hombre, una cosa son los playoffs, que es una especie de culminación de la competitividad y el exprimido táctico, y otra la liga regular…

Ya, pero para pagar los contratos que paga, la NBA necesita que se jueguen 1.422 partidos al año. Si no, la caja no da. Pero al margen de eso… la capacidad de anotación de los jugadores es tan alta, los recursos físicos y técnicos ahora son tan brutales que muchas veces resultan imposibles de parar. Meterla para abajo es cada vez más complicado. ¡Te ponen 14 tapones! Ahora hay gente que pega con la cabeza en el aro. El reverso es que están cada vez más cerca de sufrir lesiones graves: mira la de Gordon Hayward. Fichado a bombo y platillo por Boston. Primer partido en Cleveland y al minuto siete pega un bote… fractura abierta de tobillo, una escena horripilante. Dos años sin jugar. Acababa de cobrar la bonita suma de 250 millones.

La NBA se ha hecho global y ha fagocitado el baloncesto europeo. Como quería Stern, es la liga del mundo, realmente.

Ellos han bajado su nivel y Europa ha subido. Además en Estados Unidos tienen ahora mismo una crisis brutal en el baloncesto formativo. Los caladeros habituales ya no existen. Las universidades han sido el sustento de todo el deporte profesional americano, pero ese sistema ha desaparecido: los jugadores están un año si acaso en la universidad, como mucho, y saltan al draft. De esa forma, la cadena de custodia de la calidad ha volado. Y cuando pasa eso, baja la calidad.

"La calidad de los jugadores de baloncesto en general en Estados Unidos ha bajado, y Europa ha subido: el sistema de las universidades ya no funciona y tienen una crisis brutal en el baloncesto formativo"

Ramón Trecet Periodista

¿Qué te ha parecido la final? ¿Esperabas una superioridad tan nítida de los Celtics?

Después de los dos primeros partidos estuve leyendo a analistas muy reputados y ninguno veía de qué forma Jason Kidd podía contraatacar después de las dos derrotas en Boston. Ya no sólo en lo táctico, sino también en lo estratégico: de qué forma podía encontrar un uso distinto de lo que tiene a su disposición. No lo había.

La lesión de Porzingis dio en ese momento la impresión de poder nivelar algo la balanza, pero no...

Boston está conformado estratégicamente de tal manera que, eso que los amantes de cualquier deporte hemos llamado siempre jugar en equipo, lo ha llevado a su culminación. Es una cosa excepcional, porque la suma individual de valores jugador por jugador no da tanto como la suma del conjunto. Mientras que en Dallas, la suma de valores individuales da muy alta, pero el juego del equipo se queda en un 47% de su capacidad, por decir algo.

¿Boston ha jugado a agotar a Doncic?

Estoy de acuerdo. Y además de la defensa a Doncic hemos visto el desgaste psicológico al que han sometido a Irving en los partidos en Boston, por aquel episodio extemporáneo de pisar el escudo de los Celtics cuando estaba en Brooklyn. Y claro, si a Dallas le anulas a los dos generadores de juego… te queda muy poco.

¿Qué te parecen las críticas a Luka Doncic por su físico?

Hay algo que me encanta de Doncic: siempre, no importa lo cansado que esté, quiere jugar durante el verano con Eslovenia. Siempre piensa en su país y eso me parece encomiable. Es un jugador maravilloso, pero tiene unos límites cada vez más claros: el físico no le permite desarrollar lo que tiene en la cabeza, que es muchísimo. Es uno de los mejores de la historia pero le falta una cosa… y para entenderla hay que volver otra vez a las enseñanzas del maestro Jordan. En las finales contra Detroit, Jordan se dio cuenta de que le estaban pegando tal cantidad de leña que el asunto ya no trataba sólo de baloncesto, sino de resistencia. Pero no la resistencia puntual en el partido, sino sostenida en el tiempo, a lo largo de toda una serie. Al cuarto partido llegaba con una paliza terrible. Y buscó solución: contrató a un preparador físico privado al que le pagó un millón de dólares y se puso en sus manos. Este tío le dijo: puede que el primer año creas que no has cambiado nada, pero te aseguro que al cabo del tiempo verás el resultado. Y así fue.

El tercer partido dejó la serie sentenciada: fue tremendo, Doncic encarnó la pura impotencia.

La secuencia fue la siguiente. Doncic es el jugador más destacado de todos los que van a disputar la final. El equipo rival le hace un estudio a fondo, tanto desde el punto de vista técnico como el físico y, sobre todo, el mental. Empiezan los partidos y con lo que se encuentra enfrente es con un muro articulado. Unas veces le defiende Horford, luego Brown, a ratos se encuentra con Tatum, le dobla Pritchard. Otro día aparece Tillman y hace un partido extraordinario que no va a volver a hacer en su vida. Ante esa presión, Doncic desvía su impotencia hacia los árbitros. Y el equipo, pendiente de él, recurre a Kyrie Irving, que está al límite de su capacidad porque le paran de esa manera que no consiste en parar, sino en frenar. Resultado final: otro partido que no llegan a 100 puntos.

Todo acaba en cuatro faltas cometidas en pocos minutos y la expulsión de Doncic por personales.

En el tercer cuarto hubo tres o cuatro jugadas en las que se vio que tenía una falta de piernas evidente: entra a canasta, le ponen un tapón ¡y no vuelve a defender! Cuando regresa después de protestarle al árbitro, su equipo ya está sacando de fondo porque ha anotado Boston. Ese partido decisivo se igualó algo en el último cuarto porque los Celtics entraron en la típica crisis de "esto ya está hecho"... y eso en la NBA no te lo puedes permitir. Y Boston obligó a Doncic a un enfrentamiento directo con Jaylen Brown. Doncic se auto eliminó del partido. Si un jugador renuncia mentalmente a seguir compitiendo, ahí acaba todo. Esto es lo que ninguno podemos entender del Real Madrid de fútbol: la fortaleza mental en esas situaciones límites, que les permite una convicción total en darle la vuelta a una situación desesperada.

"En las finales contra los Pistons, Jordan se dio cuenta de que aquello ya no trataba de baloncesto, sino de resistencia física sostenida: llegaba al cuarto partido muerto. Contrató a un preparador personal, le pagó un millón de dólares... y ganó seis anillos"

Ramón Trecet Periodista

Doncic ha jugado muchos pases en los últimos partidos para buenos tiros de sus compañeros. Pero en la NBA, tan jerarquizada, no te puedes esconder: si eres una estrella todo el mundo sabe que todos los balones importantes te los vas a jugar tú.

¿Cuántas veces bota el balón Doncic? He leído que unas 19 veces por posesión. ¿Cuántas serán en todo el partido? Tiene que haber una estadística que recoja eso. Bote en desplazamientos, giros, carreras… ¿Qué desgaste supone eso? ¿Hasta qué punto el puro cansancio físico le hace fallar un tiro? Está claro que conforme avanza el partido y las series, llega cansado y falla más. Y hay que tener en cuenta además la calidad física de los de enfrente. Hasta el tercer partido le estaban quitando balones con manos rápidas, lo hemos visto, y él no volvía a defender. Aún tiene 25 años, ya me dirás… Pero hay una cuestión decisiva: si tuviera un acondicionamiento físico extra, ¿llegaría a meter las que metía Jordan para resolver los partidos? Igual hasta metía más, porque mete muchas. Pero… ¿hay alguien con criterio y credibilidad, capaz de meter a Doncic en una habitación y, sin levantar la voz y razonando, decirle: "Si no mejoras tu físico, es posible que nunca ganes la NBA". Esa es la cuestión.

Esas cosas que hacía Jordan, en general... ¿las ha hecho alguien más?

No se puede andar buscando sucesores de Jordan a todas horas: en el momento en que a un jugador le cuelgas esa etiqueta, lo matas.

El último en rechazarla fue Anthony Edwards, ¿no?

¿Cómo vamos a pretender que haya otro igual que Jordan? Es una absoluta locura. Pero no solamente por su baloncesto, sino porque él cambió las reglas del juego, las reglas de intermediación de baloncesto. Su irrupción modificó el paradigma porque logró aglutinar en su figura todo lo que rodea al baloncesto, para convertirlo en un núcleo de acción unido. En muchos casos no se le ocurría a él, sino a una combinación de gente a su alrededor. Además, se encontró con Nike, que fue el catalítico comercial de ese cambio. Cuando Nike llega al baloncesto ya ha habido una revolución en el material para el juego. Ahí las figuras clave fueron Phil Knight, el fundador de la marca, y Bill Bowerman, que había sido su entrenador de atletismo en la Universidad de Oregón. Nike se dedicaba a hacer zapatillas para correr, hacía unas zapatillas ligerísimas con el objetivo de batir los modelos de Adidas, pero tenían un problema con las suelas. Y un día, desayunando en su casa, Bowerman se fijó en la forma en rejilla de los gofres, agarró uno y empezó a hacer pruebas: "¿Y si sustituyo la harina por goma?". Así inventaron la suela de Nike y cambiaron la forma de hacer zapatillas. La combinación entre Nike y Michael Jordan cambió para siempre el negocio del baloncesto.

¿Quién crees que se ha acercado más a Jordan?

La diferencia entre Michael Jordan y los demás es que Jordan fue importantísimo tanto dentro de la cancha como, sobre todo, fuera. Nadie ha tenido semejante impacto en el negocio. Y además hay otro dato: llegó a seis finales y ganó las seis. Eso no lo ha hecho nadie, Stephen Curry tampoco, y eso que fue capaz de modificar la forma de atacar en la NBA. Dentro del campo puede que haya habido jugadores que se han aproximado a Jordan. Pero fuera, ninguno. ¿El más próximo? Tendría que pensarlo bien, pero posiblemente... Kobe Bryant. Sí, Kobe.

Pero los Bulls de la segunda serie de tres títulos eran Jordan... y mucho más que Jordan.

Al principio se quejaba de que no le ponían buenos compañeros en el equipo, a pesar de que Jerry Krause era un genio y poco a poco lo rodeó de excelentes jugadores. Así ganaron tres anillos. Después de pasarse al béisbol vino la segunda época, con Phil Jackson y sus dos ayudantes: John Bach en defensa y Tex Winter en ataque. En ese periodo ficharon con microscopio: Harper, Kukoc, Rodman, que había sido uno de los mayores enemigos de la historia de los Bulls. Kobe hizo lo mismo en los Lakers, rodearse de jugadores como Pau. Y otra cosa: los dos estuvieron siempre en el mismo equipo, cosa que no ha hecho LeBron James, por ejemplo. Siempre estuvieron rodeados de gente a la que han hecho caso.

En una entrevista en 2003 te leí que tu jugador preferido, y quizás el mejor de la historia, había sido Bill Russell.

No sé cuándo diría eso. Bill Russell era un portento, pero en estos tiempos ya no le valdría. En lo que sí fue muy grande Russell, aparte de como jugador, fue en su impacto social. Era amigo personal de Martin Luther King, siempre altamente comprometido con la causa de la raza negra. Le conocí siendo él ya una vieja leyenda y no se callaba jamás: su figura pública siempre ha estado unida a las reivindicaciones del hombre negro en un entorno que entonces era, y especialmente en los Boston Celtics, mayoritariamente blanco. En ese sentido es un equivalente de Ali en el baloncesto.

[La tercera mañana de nuestras charlas, Ramón me cuenta que alguien le ha enviado una fotografía de los años 50 en la que aparece dirigiendo a un equipo de baloncesto de chicas: "Por lo visto se la ha mandado la que era la capitana de aquel equipo, están emparentados. ¡Imagínate lo que eran aquellas chicas jugando al baloncesto en la España de entonces!". Trecet no es alguien que deje pasar la posibilidad de una regresión profunda a un episodio como ese. Me cuenta que ha terminado hablando por teléfono con la señora que entonces fue su capitana: "Imagínate las cosas que decían de mí en el vestuario, porque hay un detalle: en aquellos años no podías entrar en el vestuario". La foto se tomó en el campo de la antigua fábrica de la Standard Eléctrica en Madrid, donde ella trabajaba. Trecet, que todas las mañanas sale a dar un largo paseo después de repasar en su 'time-line' la actualidad deportiva (y la no deportiva), agarra su coche y se va hasta la calle donde estuvo el complejo. "¿Y sabes lo que me he encontrado ahora? ¡Un centro de Amazon!", exclama, y se parte de risa. "¿Cabe una metáfora más certera de cómo ha cambiado todo?"].

¿De dónde viene tu pasión por el baloncesto y el rugby?

Mi hermano era el presidente del Atlético San Sebastián y en el club surgieron dos fenómenos deportivos subyugantes: el baloncesto y el rugby. El baloncesto lo encabezaba José Antonio Gasca, que en su despacho en el año 1964 ya me decía: "En el futuro los equipos se llamarán Banco tal, Seguros cual…". Yo lo miraba y decía: pero qué dices. Nos conocimos en un encuentro atlético en San Sebastián: yo fui con mi hermano y él estaba sentado delante con Pipe Areta. Y yo venga a hablar de atletismo, hasta que Josean se giró y me dijo: "Oye, que tú hablas mucho de esto: ¿Podemos quedar mañana?". Era un visionario. Él trajo a España a Essie Hollis, que para mí ha sido san Dios bendito. Ni Michael Jordan ni nada. Fue Gasca quien primero me habló del proyecto de lo que luego sería la ACB. A través de él entré en contacto con Saporta, porque teníamos a muchos jugadores que iban a hacer la mili a Donosti: Saporta estaba al tanto de todo y nos hicimos amigos.

Sabemos que jugaste al baloncesto desde los 14 años y que hacías pinitos como entrenador. ¿Al rugby has llegado a jugar?

Al rugby no, no. De ninguna manera: me daba cuenta de que me podían dar una hostia y mandarme a Vallecas. Con la preparación que llevaban en el Atlético San Sebastián había unos tíos ahí terribles. Los del rugby al principio nos miraban por encima del hombro a los del baloncesto. Tenían un entrenador que venía de Bayona a preparar al equipo en el viejo Anoeta. Todos los jueves nos íbamos a jugar contra el segundo equipo del San Juan de Luz, el tercer equipo de Biarritz, rivales de toda esa zona del sur de Francia… Imagínate los partidos. Esa era nuestra liga. Una vez fuimos a jugar al Central contra el Cisneros, nos ganaron 3-0 con un drop... te haces idea de cómo fue aquello. Y los del Cisneros me decían: "¿Pero de dónde habéis salido vosotros? Claro, no sabían lo de nuestros partidos en Francia...

"¿Jugar al rugby? No, no: en el Atlético San Sebastián había unos tíos terribles, era consciente de que de una hostia podían mandarme a Vallecas"

Ramón Trecet Periodista

¿Ibas a ver rugby mientras viviste en Londres?

Por supuesto. Vivíamos cerca de Putney Bridge y un día, de vuelta para casa, me encuentro a no sé quién y me dice que no muy lejos de allí está el campo del London Welsh. Imagínate lo que era aquel equipo, buena parte de la Gales legendaria de los años 70. (En el London Welsh jugaron Mervyn Davies, JPR Williams, Mike Roberts, Geoff Evans, Gerald Davies, John Dawes, John Taylor... Todos nombres míticos de aquellos días). JPR acababa los partidos y casi sin ducharse se largaba al hospital porque era médico y tenía guardia. En la gira de los British Lions en 1971 por Nueva Zelanda yo estaba viviendo en Londres: abrían los pubs a las 7 de la mañana para que pudiéramos ver los partidos.

La gira del 71 es la primera victoria de los Lions en suelo All Black...

Me la tragué entera: Carwin James para mí era Dios. Cuando iba a la BBC y les decía que había estado viendo el partido de rugby se extrañaban: ¿Pero tú sabes de rugby? Sí, sí, claro… En fin. Las muertes estos últimos meses de JPR Williams y de Barry John me afectaron muchísimo. Yo he visto jugar a Barry John en directo. ¡Se retiró a los 27 años porque decía que ya lo había ganado todo! Hubiera ido a Llanelli a matarlo con mis propias manos. Cuando agarraba la pelota, te ponías de puntillas porque sabías que iba a pasar algo. Y de repente se giraba y pegaba una patada al otro lado del campo. Ahora los aperturas hacen mucho eso: pase con una patada de un lado al contrario para que haya un duelo directo en el aire entre atacante y defensor. ¡Porque no hay forma de encontrar espacio jugando a la mano! El espacio es mínimo, está muy restringido. Está pasando lo mismo en todos los deportes. Pensemos en el baloncesto y en la defensa en zona…

Sito Alonso reabrió el melón de la zona como recurso defensivo en la final de la ACB. Y vaya discusión se montó alrededor de eso...

Pero a ver. ¿Cómo defendía una zona Corbalán? Pues con arreglo a sus recursos físicos. Pero ahora el que hace el papel de Corbalán tiene el doble de recursos físicos que entonces. Eso de que si juegas en zona es que estás reconociendo que eres inferior es mentira.

Sito argumentaba que no se forma a los chicos y chicas para atacar la zona y por eso luego en la élite se bloquean ante ese tipo de defensa. Pero claro: si pones un equipo en zona en edades tempranas, sin la amenaza del tiro exterior se acaba el partido...

Lo mismo se decía en el baloncesto femenino y mira... Hasta que ha salido Caitlin Clark en Iowa: mete los triples desde ocho o nueve metros. ¿Has visto lo que está pasando con Clark en la WNBA?

¿Que le están pegando hasta en el cielo de la boca?

Esa chica está llenando todos los pabellones a los que va a jugar Indiana Fever. Es un reclamo espectacular para los espectadores, pero... ¡no la incluyen en la selección para los Juegos Olímpicos! Dicen que porque no disputó algunos partidos de preparación. ¡Pero si estaba jugando las finales de la liga universitaria!

Has hecho siempre comentarios muy elogiosos, personal y deportivamente, sobre Ricky Rubio. ¿Qué te ha parecido este año de su vuelta en el Barcelona?

Acabo de mandarle un mensaje hace pocos días y le he dicho: "Ricky, tú eres una persona que me ha hecho soñar". Mantengo un contacto muy cercano con él y a lo largo de los años me ha contado muchas cosas que no he publicado, porque no he querido. Ricky ha sido, primero de todo, un jugador al que no han respetado las lesiones. La muerte de su madre fue un golpe terrible para él y después todo el mundo entendió su decisión de no estar en el Mundial. En Cleveland el entrenador confiaba en él ciegamente, entendían la calidad que tiene, pero las lesiones volvieron a aparecer. Tiene una inteligencia superior para el juego. Creo que sería un muy buen entrenador de baloncesto. ¿Este último año? Mi idea es que regresó mirando a los Juegos, pero el Barcelona no ha sido un equipo estable. No sé si a Grimau le dieron el equipo demasiado pronto, pero no se puede hacer lo que le han hecho: que antes de una semifinal apareciese publicado un nombre de entrenador para sustituirlo... en fin. Ricky ha jugado con todos los que han conformado ese cuerpo técnico. Físicamente está en fase de declive: ve muy bien el baloncesto, pero su cuerpo ya no le acompaña. Aun así puede jugar bien todavía la temporada que viene. El baloncesto le debe muchísimo a Ricky Rubio. Y para la historia quedará la final de Pekín contra Estados Unidos. Esa mentalidad, esa frescura, esa forma de enfrentarse al dragón con la sonrisa en los labios...

Rudi es el último superviviente de aquellos maravillosos años. Estos días se ha debatido si su carrera era mejor que la de Juan Carlos Navarro. ¿Qué te parecen estos debates que montamos sobre nuestros 'dioses'?

Estas son cosas para animar el cotarro. Hablamos de dos jugadores de enorme calidad. Los dos mejores posiblemente en su puesto. Rudi de 2/3 y Juanqui podía jugar hasta de base, era un jugador absolutamente maravilloso. Y luego los dos tuvieron la suerte de encontrarse a Ricky al lado. La carrera de Rudi ha tenido dos fases: una primera de enorme calidad, aunque él era ligeramente frío… Y en la segunda, al perder facultades, empezó a tener una actitud de obrero especializado de lujo y puso en marcha una desbordante capacidad de liderazgo que impulsó incluso a la Selección a ganar títulos que parecían imposibles.

"El baloncesto le debe muchísimo a Ricky Rubio. El cuerpo ya no le acompaña: para la historia quedará la final de Pekín, esa frescura, esa forma de enfrentarse al dragón con una sonrisa en la boca"

Ramón Trecet Periodista

¿Ves por delante algo que nos dé esperanzas a medio plazo?

Estamos en el momento en el que se acaba de averiar el motor del barco y hay que ver cómo cambiamos de barco. Va a costar, pero… Creo que se ha hecho una cosa mal, que es no prever. La ACB está dividida en dos bloques: el bloque que piensa en la Euroliga y el que piensa en no descender. Las urgencias son graves y ahora darle minutos a un jugador de 18 años es complicado. Y ahí es donde España tiene el gran agujero. No se le da tiempo a la gente para que crezca. Además los jugadores han visto la posibilidad de conquistar territorio americano para llegar al draft. Hay varias fórmulas: la de Francia con Wenbanyama, que ahora liderará a su equipo en sus propios Juegos y yo los veo dándoles un susto a Estados Unidos. Después está el camino del señor que se acerca a los padres del jugador y ofrece la posibilidad de dar un salto a Estados Unidos. A veces funciona como con Santi Aldama y a veces no: lo estamos viendo con los casos de Aday Mara e Izan Almansa. En el baloncesto español sigue habiendo secretos a voces que todo el mundo se calla. Cuando veo todo eso me parece que tenemos pan para hoy... pero mañana es posible que pasemos hambre.

A veces creo que, aun siendo un deporte muy seguido, España no acaba de tener por el baloncesto la pasión que debería tener por un deporte que le ha dado tal cantidad de títulos, jugadores, medallas, personalidades de relevancia mundial...

De 1999 a 2020 se juntaron muchas cosas, fueron años de demolición total. En el Mundial de Japón yo estaba haciendo los partidos con Moncho Monsalve para Radio Marca y cuando acabó la final me eché a llorar. Aún me emociono. Eso que dices puede tener algo de cierto. Hubo un momento en el año 1983/84 que estuvimos a punto de conseguirlo. La ACB comenzó en 1983, había al frente una serie de cabezas con una creatividad apabullante. Ahí pensamos que el baloncesto se podía poner a la altura del fútbol. Pero después les pudo el miedo de perder lo que tenían y aquello se frustró. Además, vamos a ver, a veces ocurren cosas: antes de los Juegos de Barcelona los jugadores cometen el mayor error de marketing de la historia del baloncesto: ¡Convocar una huelga de jugadores 15 días antes de empezar el evento que va a cambiar la historia del baloncesto a nivel mundial!

¿Te refieres a la huelga contra el tercer extranjero?

¡Claro! Yo les decía: ¿Pero qué estáis haciendo? ¿Por qué no esperáis al final de los Juegos para arreglar esto? Me decían: "No, es que es antes cuando les hacemos daño a los clubes". ¿A quién le hacéis más daño? ¿A los clubes? ¿O a vosotros mismos? Díaz Miguel se volvió loco… Así acabó todo. La NBA es una empresa, vuelvo a repetir. ¿Tú recuerdas la final de la Recopa del Real Madrid contra el Snaidero Caserta?

¿La de los 62 puntos de Drazen Petrovic?

Eso es. ¿Tú sabes la que se lio en el vestuario después del partido? Yo bajé con el equipo de cámaras de RTVE, me salió Ramón Mendoza al paso y me dijo: "Espera, ya te diré yo cuándo puedes entrar". Había una liada ahí adentro que no te puedes imaginar…

Fernando Martín y Petrovic, supongo.

Claro… es que para meter 62 puntos hay que tirar mucho. ¡Y si tú tiras mucho no me la pasas a mí! El manager de Petrovic era el clásico croata afilado. Se fue a Portland y habló con ellos. Entonces no había acuerdos entre la NBA y el resto del mundo. Y unos días después Petrovic y su novia se largaron de su piso en la calle Mauricio Legendre: Petrovic le dejó las llaves al portero en la garita, metió las maletas en el taxi, agarró un avión y se largó a Portland. Cuando Mendoza me llamó y me lo contó, le contesté textualmente: "¡Date por follao!". "¡Pero si tiene un contrato que cumplir, ahora mismo pongo a los abogados del club a eso!", me decía. Pero qué más da: todos tus contratos están legalizados por la FIBA y la NBA no pertenece a eso, le da igual. Le podéis poner un pleito, a lo mejor os tiene que pagar… pero eso no va a evitar que juegue en la NBA. Mendoza mandó dos abogados a Portland. Al cabo de dos semanas me lo encuentro en el pabellón y me dice: "Llevabas razón…". Y añade, mirándome: "¡Qué hijoputa eres!" (risas). Lo que me estaba diciendo era en realidad: "Qué tonto soy".

"La ACB está dividida en dos bloques: los que piensan en la Euroliga y los que intentan no descender: darle minutos a un jugador de 18 años está complicado. Creo que tenemos pan para hoy... pero mañana es posible que pasemos hambre"

Ramón Trecet Periodista

De todos modos, hablábamos de regeneración. Pero fíjate: uno jamás imaginó que vería mejores jugadores de baloncesto en España que Epi, Corbalán, Fernando Martín, Solozábal, etc. Y luego surgieron Calderón, los Gasol, Ricky, Rudi...

Todos esos eran excepcionales, todos los que has nombrado lo eran. Luego hay una evolución y pasamos de ser cabeza de ratón a ser, primero, cola de león. Y más tarde hemos sido cabeza de león, ganando cosas inverosímiles, de la mano de jugadores fuera de serie. José Calderón, por ejemplo: nunca se habla demasiado de él, pero era un súper jugador. Creo que no se le ha valorado lo suficiente. Siempre tuvimos problemas de altura. El pívot de España en los Juegos de Roma 60 era Alfonso Martínez y medía 1,94. Fíjate de lo que estamos hablando.

Romay con 2,13 era excepcional en su tiempo.

Exacto. Y de ahí pasamos a la aparición de un chaval que no es titular indiscutible en el equipo que gana el Mundial junior de 1999 en Lisboa, mide 2,15 y corre el campo como los ángeles, tan tranquilo. Ese es Pau. Perfectamente coordinado con esa altura. "Es un poco frío…", decía la gente. Claro, hasta que le den cuatro hostias. ¿Quién se las dio? En Estados Unidos. Y al final se convirtió en insustituible para Kobe Bryant y ganaron dos anillos.

¿Lo viste comentando la final de la ACB? Me llamó la atención...

¿Sabes qué cargo tiene ahora?

Ahí me pillas, mira...

Cuando te lo diga aún te va a llamar más la atención. (Pausa dramática... como si estuviéramos en un plató de televisión: Trecet y Jesús Quintero, me imagino en ese momento. ¿Por qué el Loco nunca hizo esa entrevista? Trecet me devuelve a la realidad). Pau Gasol es el embajador para Europa y América Latina de Telefónica. (De nuevo otra pausa, como para dejarme sacar conclusiones). Y Telefónica creo que tiene un canal de televisión, ¿no?

Eso parece.

¿No es el mismo canal que ha televisado la final?

Diría que sí.

Hay que ver qué cosas pasan, ¿eh?

[La noche siguiente al 18º título de los Boston Celtics, Ramón Trecet me envía un breve correo electrónico. En un momento dado a lo largo de nuestras conversaciones le conté que, entre 1994 y 1995, yo también llegué a Londres con 26 años, fregué platos y repartí bandejas de desayuno en algunos hoteles. No vi a Led Zeppelin pero sí a varios campeones del 'brit pop', incluidos Oasis y Suede, a los estadounidenses Belly o al hoy recordado Shane MacGowan. Pero hay algo más: una casualidad casi mágica. La primera vez que oí en una radio a un locutor dar a sus oyentes una dirección de correo electrónico para escribirle en directo mientras se emitía su programa, esa voz era la de Ramón Trecet. Casi 20 años después llega a mi bandeja de entrada un 'mail' de medianoche del mismo locutor. Su despedida funciona a modo de epílogo involuntario de esta entrevista. Y tal vez de su carrera. Escribe Ramón Trecet:

"Al acabar el partido he sentido una enorme paz, he apagado todo y me he puesto a leer un libro. Una paz enorme, 37 años hablando de la NBA. He decidido descansar. Haré los Juegos y luego cerraré Twitter. O algo así. He estado escribiendo todos los días durante 15 años.

Sigo con el libro: va de submarinos"].