Más de cinco décadas de carrera de Ramón Trecet: "Piqué se ha reído de todos nuestros prejuicios periodísticos"
El popular periodista hace en Relevo un amplio repaso, en dos partes, a su carrera: desde sus inicios como locutor musical a su condición de pionero de la NBA en TV y una frenética actividad en medios digitales y redes.

Es martes. A las seis de la mañana, Ramón Trecet repostea en X la convocatoria de Serbia para el torneo olímpico de baloncesto. Una hora más tarde, a las siete, replica un artículo de El País sobre la competición de triple salto en el Europeo de atletismo de Roma: "Y al mismo tiempo -agrega cuando se lo comento-, escuchaba una tertulia en la SER sobre cómo se ha ido a tomar por saco un semi partido que se llama Sumar".
Prime Time
— Ramón Trecet (@trecet) June 11, 2024
Triple
Saltar 18 metros
¿Pero qué te ocurre, Ramón? ¿Sufres de urgencia digital? ¿De adicción informativa? ¿O es que no puedes dormir?
Una combinación de todas esas cosas. En el año 2009 en Marca me pusieron al lado a Alex Ugarrio, que hoy es experto en marketing digital en el Atlético de Madrid. Entonces tenía 24 años y yo pensaba que querían que yo le enseñara cosas, pero en realidad me lo habían puesto ahí para que él me enseñara a mí. "Te voy a hacer una cuenta en Facebook y otra en Twitter", me dijo. Bueno, vale… Yo había visto algo, pero no sabía bien. Cuando empecé a ver lo que era aquello, dije: hostia. Escribía, me contestaban, todo era inmediato. Una maravilla. Aquello sí que era un puto medio de comunicación.
Era, dices… No sé si el uso del tiempo verbal es deliberado.
Con Twitter sentí la misma patada en la tripa que sentí cuando escuché por primera vez un rock and roll con 15 años. No sólo Twitter, sino internet, toda la evolución digital, todo lo que venía. Me parecía que era lo más importante que había pasado, desde el punto de vista de la comunicación, en toda la historia de la humanidad. Otra cosa es cómo ha derivado después Twitter y el resto de plataformas.
¿Estás cansado de la evolución? ¿No te veo con fatiga digital, precisamente?
Cansado, no, porque todos los días surgen cosas que te excitan la imaginación: es como la ciencia ficción. Pero se nos ha ido de las manos. Y me decepciona el mal uso que se está haciendo de lo digital. Que haya gente que, dándose cuenta del potencial que tiene, y pudiendo hacer las cosas bien, ha decidido hacerlas mal para que así todo vaya más deprisa. Porque, total… como ellos sólo van a vivir 30 años más.
"Cuando descubrí Twitter sentí la misma patada en la tripa que cuando oí por primera vez un rock'n'roll con 15 años: eso sí que era un puto medio de comunicación"
PeriodistaYo, todos los días hay un rato en el que deseo volver a 1985 o 1986…
¿Por qué motivo?
Por esto que estás diciendo: me agota el ruido y la velocidad digital.
Es que dices el año 1985 precisamente y pienso… España entró en el Mercado Común Europeo en 1984. En el 85 empezamos a notar los beneficios, que son inmensos a pesar de todo lo que se diga. Esta mañana he estado mirando cuánta gente ha votado en las elecciones europeas: ¡Ha votado sólo el 49%! Hay un montón de gente a la que toda esta pelea que hemos visto sobre qué va a pasar en Europa, o no le consta o no le interesa. Eso es más de la mitad de la población con derecho a voto.
[Entrevistar a Ramón Trecet, o conversar con Ramón Trecet, tiene algo de tentativa arrolladora: es como tratar de apresar el Amazonas en una botella de agua. El baloncesto, la música, el deporte en general, el periodismo, la política, los medios, el rugby, la radio, la televisión, el mundo digital… Su conversación tiende a lo torrencial. No por verborrea, sino por el efecto sináptico de cada pregunta: las respuestas de Trecet se bifurcan como brazos de agua en el delta de un río, dibujando relatos paralelos de vivencias, conocimiento, análisis, experiencias, espíritu crítico y digresiones inesperadas para conectar entre unos y otros temas. Estás hablando de música y su memoria devana un hilo que lo lleva a las reuniones fundacionales de Comisiones Obreras en Prado del Rey; o a la noche del 23F de 1981, con el intento de golpe de estado y el discurso del Rey Juan Carlos vestido "con la guerrera de capitán general y unos pantalones vaqueros: fue tan precipitado que no le dio tiempo a uniformarse del todo". Una mención a Nixon le recuerda la venta del Washington Post y la casualidad de que la hermana de la familia compradora fuera Tina Weymouth, la bajista de la banda Talking Heads. Por eso esta entrevista tiene un punto incontenible. No cabe en un recipiente convencional porque el personaje ha pasado su vida profesional desbordando espacios.
De forma que la entregaremos en dos partes: esta primera, alrededor de la comunicación, los medios, el periodismo, la música y la vida personal de Ramón Trecet, no necesariamente en ese orden. Y otra en la que el deporte centrará la conversación. Conviene una confesión previa: el periodista no preparó una sola pregunta porque, frente a un entrevistado tan polifacético, todas le parecían insuficientes. Así que nos pusimos a hablar, sin más. Obviamente teníamos asideros y territorios comunes donde encontrarnos. En no pocas ocasiones fue Trecet quien hacía las preguntas o demandaba opinión/información acerca de algún asunto, para después comentar nuestras respuestas. Ramón nos pidió disculpas por no poder conversar vía vídeo llamada, por cuestiones de índole privada. Fueron tres diálogos, diálogos tres, a lo largo de varios días].
Ramón, estos días estuve leyendo 'Nuestra pandilla', la sátira de Philip Roth sobre los tiempos de Richard Nixon como presidente de Estados Unidos. Visto lo visto, pensé si Nixon sólo había sido un anticipo de la clase política que venía. ¿Te lo imaginas hoy con redes sociales?
Nixon estaba muy adelantado a su tiempo: es de hecho uno de los referentes de Trump. ¿Qué haría con las redes sociales? Ya habría pasado a controlar todo. (Adopta una voz como de mando militar para decir esto): "¡Primero, tomad la fábrica!". Y la fábrica es Silicon Valley, de donde están saliendo, cada vez más, personas con planteamientos políticos y sociales totalmente autoritarios.
¿El autoritarismo como concepto post moderno?
Es como esto de Alvise que se habla estos días. Yo no lo conocía, pero fui a mirar su cuenta de Instagram y tiene 800.000 seguidores. ¡800.000! Y oigo a estos el otro día en la Cadena SER discutiendo el precio del pescado. Que si eso no es un medio de comunicación, que tal… ¡pero vete a Cuenca! Y dicen: no, es que Alvise no sabe sumar dos y dos. ¿Pero a quién coño le ha importado eso en toda la historia de la humanidad? ¿Cómo explicamos que en un país como Alemania, extremadamente inteligente, con poetas como Goethe, Rilke, surja de pronto un pintor de brocha gorda, y además austriaco, llegue al poder y nos meta en la tragedia más grande de la historia de la humanidad?
[Se calla durante una buena cantidad de segundos. Este tipo de pausas van a ser muy frecuentes a lo largo de la charla].
...
No concederle a Alvise la importancia que tiene es un error sacrosanto.
Sus 800.000 seguidores se han convertido en 800.000 votos.
Ahí lo tienes…
"Alvise tiene 800.000 seguidores en Instagram… y oigo a los tertulianos en la SER diciendo que no es un medio de comunicación: ¡Pero vete a Cuenca, hombre!"
PeriodistaAntes hablabas de las redes sociales como medios de comunicación. Tú qué crees: ¿El medio de comunicación es X o Instagram o el medio es la persona y X o Instagram son sus canales?
El medio es X o Instagram. La persona es un catalítico. Influencer y ese tipo de términos que se usan son palabras que no valen para nada. Alvise es un catalítico: hay personas que catalizan a enorme velocidad, es el caso de Ibai, etc. Cuando Elon Musk compró Twitter por 40.000 millones oí a gente que decía: ¡Twitter no vale eso!
Se iba a hundir, supuestamente. Lo iba a cerrar.
Y yo decía: ¿Pero cómo podéis decir que no vale eso? ¿Os atrevéis a negar el valor de algo por lo que acaban de pagar 40.000 millones? ¿Pero cómo no va a valer Twitter 40.000 millones si es el periódico más importante del mundo? El Washington Post se vendió por 200 millones jajajaja…
¿Tú eres un catalítico?
Lo mío ha sido catálisis de tercer grado. Yo cuando llegué a 100.000 seguidores en Twitter dije… ¡hostia! Ha habido empresas que me han llamado sólo por eso, porque tenía 100.000 seguidores. No porque fuese mejor o peor o hiciera nada en concreto. Por los seguidores.
Y dijiste aquella frase tan conocida: «Un periodista hoy en día vale tanto como el número de 'followers' que tenga».
Eso se lo dije creo recordar a Enric González.
¿Sabes que hace una entrevista semanal en Relevo?
¿¡Enric González escribe en Relevo!? JAJAJAJAJA (la carcajada suena monumental en el teléfono y está llena de aprecio). Claro, es que lo echaron de El País. Algo pasó ahí. Pues me alegro mucho.
Hablábamos de los seguidores y su peso como medida de valor en el mercado, incluso en el periodístico.
He estado con gente que ha pasado del millón de seguidores y me han preguntado: ¿Qué hago? Primer consejo que les doy: escribir menos. Y el segundo, que me ha costado muchos enfados y protestas: si eres noticia, da tú mismo la noticia. El caso más claro es Piqué: se ha reído de todos nuestros prejuicios periodísticos. Y la gente dice: no, pero es que tiene mucha cara. Y yo contesto: dime un periodista que no tenga cara, que sea honesto, imparcial… No existe, no lo hay. [Se queda unos segundos pensando]. El mayor drama de los nuevos leones del periodismo fue que se muriera David Gistau.
Acabas de nombrarme una debilidad profesional.
Era el mejor. Y el único que tenía huevos para ponerse delante de los demás y decirles: "¿Pero qué es eso que has escrito hoy? ¿Vosotros creéis que ser conservadores consiste en hablar de la mujer de no sé quién?". Los agarraba y les decía: "Ven para acá, vamos a tomar una copa y te lo explico". Y la gente se iba con él a tomar la copa como si se fueran con Miss Mundo. Solía decir una frase divina sobre la tauromaquia: "No puedes defender algo que a la gente no le gusta". En ABC tenía un pequeño despachito y ahí le dejaban amontonados los periódicos del día. A última hora de la tarde venía a la redacción y se encerraba ahí a escribir su columna: en ese momento no podía acercarse nadie a menos de cinco metros de la puerta: ¡Saltaban las sirenas! En fin. Se murió demasiado pronto.
[Uno, que lo escuchaba en 'Diálogos 3' con fervor trascendental durante los años 90, sabe de la oceánica melomanía de Ramón Trecet. Desde su programa en Radio 3 ejercía una labor de divulgación prescriptora de ese movimiento que dio en llamarse 'new age', y también de la música étnica, actualizaciones del folk, fusiones de lo tradicional y lo moderno… Pero, además, Trecet es aquel incipiente periodista musical llegado a Londres en 1969, con 26 años, en un momento de eclosión de grupos que van a marcar la historia de la música popular moderna. Mientras trabaja fregando platos, Trecet hace programas para RNE sobre las novedades musicales de ese Londres burbujeante. El rock está explotando delante de sus narices y Trecet mira desde las plateas. A través de la humareda de marihuana, rodeado de cerebros en éxtasis lisérgico, un día ve a Jimmy Page, otro a Keith Moon, a Roger Waters, a Jim Morrison… Nombre usted a cualquiera de los inmortales del rock clásico y la respuesta siempre será la misma: Trecet los escuchó en directo entre 1969 y 1973. Siendo 'mitomelómanos' (por inventar un término), se impone indagar en la memoria de alguien que tuvo enfrente a John Bonham tocando la batería con Led Zeppelin].
¿A qué fuiste a Londres, para empezar?
En 1968 yo hacía un programa musical en San Sebastián. Venía de haber estudiado, entre comillas, con el máximo maestro del rock en España: Ángel Álvarez, el de Caravana Musical. Al mismo tiempo trabajaba con José Antonio Gasca en el Atlético San Sebastián. Y un día, a bote pronto, le dije a mi mujer: "Nos vamos a Londres". En ese momento lo más que sabía decir en inglés era "you". Gasca casi me mata cuando se lo dije. Para él iba a ser el entrenador que se pusiese al mando de aquello.
¿En el Atlético San Sebastián eras entrenador de baloncesto?
No, era ayudante del entrenador. Pero no el típico ayudante técnico. Una especie de asesor raro de baloncesto. Me había metido en un curso y tal. A Gasca le dije que me iba a Londres porque mi carrera musical me interesaba más. Y cogimos el avión en Bilbao. Los dos primeros años fueron durísimos. Yo empecé a trabajar lavando platos. Mi mujer, como sabía inglés, se colocó en la Embajada de México. Entre los dos ganábamos 30 libras a la semana. Tuvimos la suerte de que una señora a la que conocimos nos cedió una habitación: esas cosas que entonces te dan igual pero que con el tiempo las piensas y dices… "¿cómo hicimos aquello?". Pudimos acabar los dos pidiendo limosna en Victoria Station.
A menudo en tus entrevistas has contado que trabajaste en la BBC en Londres. Como si dijeras que ibas a desayunar al Bar Pepe a la esquina. ¡La BBC! ¿Pero qué hacías ahí?
Un día recibo una carta del jefe de música de Radio Nacional, Enrique Franco, en la que me comenta que necesitaban una especie de corresponsal para hablar de los Beatles, de todos los grupos y músicas que estaban surgiendo en Inglaterra en esos años. Y como las radios públicas tenían acuerdos entre sí, me fui a la BBC: me dejaban un estudio todas las semanas para hacer el programa. Siempre con el mismo técnico. El primer día entro en el estudio y me encuentro un panel con todos los discos que habían salido esa semana en Inglaterra: novedades que aquí tardarían en publicarse tres y cuatro meses. La BBC tenía un acuerdo con las discográficas y recibía 20 copias de cada disco. Cuando vi aquello, cambié totalmente el programa. Y a la segunda semana de eso, vienen los de la BBC y me dicen: "Oye, queremos que trabajes con nosotros haciendo programas en español". Pregunté en Radio Nacional si me autorizaban y me dijeron que adelante. Así empecé a trabajar para Radio 4 de la BBC, a finales de 1971 o comienzos de 1972, en el World Service. Los estudios estaban en Bush House. En total estuvimos cuatro años en Londres. Digamos que hice un curso de música desde 1969 a 1973. Y vi a todos los grupos que había allí. Todos. No te puedes ni imaginar lo que vimos esos años.
Mátame despacio, anda...
Un día ibas a ver a Pink Floyd, al día siguiente a Led Zeppelin, yo qué sé… Imagínate, viernes por la noche, Polythecnic of Central London. Pink Floyd. Igual unas mil personas, dos mil… ya no sé. En el mismo campus esos chicos estudiaban ciencias y veían a Pink Floyd. Todos ahí tirados en el suelo. Salía Roger Waters y decía: "Listen, we're gonna play some…". Oye, que vamos a tocarnos algunas. La primera duraba 27 minutos. A partir del minuto cinco o seis notabas cómo te ibas elevando en el suelo. Todo dios fumado. Nosotros… de vez en cuando, no mucho porque tampoco hacía falta. Y de LSD todo el mundo hasta las cejas. Ya cuando llevaban una hora y media aceptaban peticiones. "¡Toca tal, toca cual!", gritaba la gente. Las clásicas. Y tú ahí ya sentías que estabas levitando. La leche.
¿Eres capaz de decir una banda de rock por década?
Uhmm… A ver: en los años 50, los grupos instrumentales, por supuesto. Diría The Shadows. En los inicios de los 60, sin duda The Beatles. De mediados de la década en adelante, el grupo polifónico más excepcional que haya existido desde la Edad Media: los Beach Boys. Hay un momento absolutamente fundamental, cuando el público pasa de consumir singles a consumir LPs de 40 minutos. En esos años se produce una explosión brutal de grupos y genios. En los primeros 70 salíamos a banda por día: Led Zeppelin, Yes, Genesis, Jethro Tull.. Yo qué sé. Y todo aquello ya revienta con los festivales. En la Isla de Wight actuaban en la misma noche The Who, Led Zeppelin, Leonard Cohen, The Doors… Estos eran absolutamente grandiosos: ese chico, Jim Morrison, era una cosa descomunal sobre el escenario.
"Viví en Londres entre 1969 y 1973 y me hice un curso de música de cuatro años: un día veías a Pink Floyd, otro a The Doors, otro a Led Zeppelin… No te imaginas, la leche"
Periodista¿A la vuelta a España ya te dedicaste plenamente a la música en la radio?
Con la música empecé ya a tope en 1974. Después de volver, al cabo del tiempo me llamó Enrique Husillos, el jefe de programas de TVE, porque Enrique Franco le había dicho que necesitaban a alguien que supiera de música inglesa. Me hicieron una prueba y me pidieron que hiciera cuatro entradas para cuatro programas diferentes sobre John Mayall. Y dije, vale: "¿Sin prepararte ni nada?". Les hice seis seguidas. Aquel tío me preguntó: "¿Pero tú de dónde sales?". De las alcantarillas del fascismo, tío, de dónde voy a salir, no te jode.
¿Qué programa era?
Se llamaba Beat Club. Se emitía a las cuatro de la tarde los domingos, después del Telediario. Era España en 1974, aún no había muerto Franco… Imagínate un programa así a esa hora en la tele, antes de la película de la tarde. Y yo con mi barba y mi pinta de hippie. Había gente que llamaba a casa de mi hermana preguntando si yo vivía ahí, para insultarme y amenazarme.
Beat Club, 1974/5 más o menos.
— Ramón Trecet (@trecet) August 26, 2016
Mientras, nos reuníamos en el estudio 4 de Prado y formábamos Comisiones Obreras. https://t.co/epm3ywTdnD
¿Cuándo se murió el rock para ti?
No sé… a partir de 1980 empecé a tener graves problemas de atención hacia el rock. Solía viajar a menudo a Estados Unidos, a ver partidos de baloncesto, comprarme discos e ir a conciertos. Y me quedé a vivir en Nueva York entre 1978 y 1980. De hecho, estaba allí el día que mataron a John Lennon, aunque por supuesto lejos de donde ocurrió. Creo que el último gran grupo que me llenó fueron Talking Heads. David Byrne era un monstruo y el grupo parecía sencillo, pero eran un prodigio.
Y mudaste la piel de la 'nueva ola' a la 'new age'… un salto monumental en lo expresivo.
Un día cometo el error de ir a Los Ángeles, me pongo una emisora nueva y ahí descubro esa especie de música de cámara del siglo XX. Empecé a escuchar a gente como Philip Glass, Wim Mertens, Michael Nyman… Tenía unas discusiones tremendas con la gente de RNE dedicada a la música clásica porque consideraban que no eran música clásica, no acababan de ser sinfónicos. Pero hablamos de gente de un nivel musical excepcional. Lo que hacían me producía una profunda emoción. Y me abrió horizontes descomunales.
De ahí nació 'Diálogos 3' en RNE.
Diálogos 3 empezó llamándose Diálogos con la música. Se emitía a la una de la madrugada cada día. Con la llegada del PSOE al poder en 1982 se produjeron muchos cambios en RNE. Eduardo Sotillos, el primer portavoz del gobierno de Felipe González, era locutor de RNE y muy amigo. Fue cuando empezaron a ponerles números a las emisoras: Radio 1, Radio 2, Radio 3… en un intento de aproximarse a lo que hacía la BBC. Apareció una mentalidad más moderna, más europea. Diálogos 3 me permitió conocer y tratar a artistas que tenían mi máximo respeto y ellos también lo demostraban por mí. He tenido la suerte de ver grabar a Enya. Me invitó su productor, Nicky Ryan, quien lanzó su carrera en solitario cuando salió de Clannad, el grupo que habían formado sus hermanos (la sintonía de 'Diálogos 3' era "Theme from Harry's game", interpretada por Clannad). Para grabar, Enya se encerraba en una iglesia del siglo XIII en el centro de Dublín. Se pasaban igual varias horas para grabar el registro aislado de una voz, que a lo mejor era un simple: "Oh!" de Enya. Y después ella se marchaba y Ryan convertía esa voz en un coro de 48 pistas. Era alucinante. Yo le preguntaba: pero oye, cómo lo haces. Y él siempre respondía: "Lo hago muy bien" (risas).
¿Cómo saltas al periodismo deportivo y al baloncesto?
Después de volver de Inglaterra estuve en contacto de nuevo con José Antonio Gasca. El equipo entonces ya se llamaba Askatuak, porque el Atlético San Sebastián no podía sostener lo que suponía competir en Primera División. Al mismo tiempo, estando en la tele, hablaba mucho con los de Deportes, me pedían cosas, empecé a colaborar con Juan Manuel Gozalo y toda esa gente. Hasta que un día me llamó a su despacho Pilar Miró, directora de RTVE, a la que ya conocía desde hacía un tiempo, y me preguntó si sabía inglés y de baloncesto. Y me mandó al Pirulí a hablar con José Luis Rubio, un productor ejecutivo con una capacidad gigantesca, para hablar de un proyecto que tenían con la NBA. Mientras era embajador de España en la URSS, a finales de los 70, Samaranch ya había diseñado un acuerdo con todos los países del Telón de Acero para que lo apoyaran en su candidatura para ser presidente del COE. Declaró la concesión de los Juegos a Barcelona en 1987: fue el mismo año que empezamos a preparar Cerca de las estrellas.
Como has dicho en otras entrevistas: en TVE buscaban para presentarlo a «un perro verde con pintas rojas».
Claro. Me pusieron un partido de los Knicks para hacer una prueba de narración y yo empecé: este es fulano, el otro es mengano, están haciendo esta y la otra jugada… "¿Pero tú cuántas veces has visto a los Knicks?", me preguntó José Luis. Claro, yo había estado en Nueva York viviendo. Un amigo se trasladó a Miami justo cuando iba yo para allá, así que me dejó su casa. Vivía en la calle 23, cerca del Madison Square Garden. Y en cuanto podía me iba a ver partidos.
['Cerca de las estrellas' se emitió entre 1987 y 1996. Trecet ha contado en numerosas entrevistas el proceso de elaboración del programa, antítesis de la inmediatez de hoy con la app de la NBA y las emisiones diarias de partidos en directo. Entonces la NBA mandaba los encuentros por vía aérea, en cintas, en cuanto se acababan de jugar. Esas grabaciones llegaban a TVE un par de días después. Trecet los veía con un técnico, tomaba notas, preparaba el programa y se dejaba sin ver los últimos cinco minutos, para agregarle la emoción necesaria a la resolución de cada encuentro. El programa se emitía los viernes, a una hora incierta entre la medianoche y la madrugada. Lo acompañaba Esteban Gómez y tenían invitados del mundo de la canasta para agregar comentarios técnicos. Al margen de la calidad del baloncesto NBA, al que hasta entonces sólo habían accedido los más iniciados en cintas de vídeo grabadas de televisiones estadounidenses, el programa disparó su penetración entre la audiencia más joven con una mezcla de deporte, espectáculo, entretenimiento y el singular lenguaje de Ramón Trecet: el ding dong, chof chof, catacroc, etc].
¿'Cerca de las estrellas' cambió tu vida? Quiero decir: tu popularidad se disparó ahí.
Sí claro. Es evidente. Cerca de las estrellas tuvo los problemas que son habituales en cualquier cosa que tiene éxito en RTVE: que otro canal se interesa por ese mismo producto y ofrece más dinero y se lo queda. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero convirtió el llamado ente público en una corporación y quitó la publicidad, se acabó. ¿De qué va a vivir RTVE? ¿De las subvenciones? Un día me anunciaron que dejábamos de dar la NBA porque la había comprado Canal+.
Buenos días, es un Ferrari Testarrosa? Noooo, es #JamesWorthy que hoy cumple 63 años, en uno de esos fabulosos videos con los que nos deleitaba Ramón Trecet en su mitico "Cerca de las Estrellas" #LeyendasNBA pic.twitter.com/jgh9nfugrj
— BaloncestodeAyer y DeporteVintage (@DeporteVintage) February 27, 2024
Tu testigo lo tomaron Andrés Montes y Antoni Daimiel, con un estilo también muy personal. ¿Qué te parecía?
Cuando empecé a hacer Cerca de las estrellas yo no tenía ningún precedente. A Andrés Montes lo comparaban con lo que habíamos hecho en TVE y él se inventó otra manera de hacerlo. Y lo hizo muy bien. Le ofrecieron pasarse al fútbol cuando se montó La Sexta y también se adaptó, pero aquello no acabó de funcionar y un tiempo después murió. Del Plus nunca me han llamado para hacer nada que tenga que ver con la NBA: ni una entrevista, ni una mención, un comentario. Nada. No se me cita nunca. Parece que siempre ha estado prohibido de manera taxativa. Su mensaje es que la NBA en España empieza cuando ellos empezaron a darla. Ha quedado como algo normalizado.
Los clásicos recuerdan también tus narraciones del Cinco Naciones de rugby. Tu otra gran pasión deportiva.
Después de los años de Celso Vázquez, fue Martí Perarnau quien empezó haciendo las narraciones del Cinco Naciones en Estadio 2, en 1983. ¡Y lo hacía muy bien! En 1987, al mismo tiempo que estaba naciendo Cerca de las estrellas, a Martí lo llamaron del Ayuntamiento de Barcelona para nombrarlo jefe de Prensa de los Juegos Olímpicos. Y dejó TVE. En Estadio 2 hacíamos un programa resumen del año con todos los acontecimientos y después de la salida de Martí se planteó: ¿Quién va a hablar de rugby? Estábamos en una reunión y de pronto se levanta la grandísima Olga Viza y dice, señalándome: "¡Éste!". Y yo, pero qué dices. Hice el resumen y después el jefe vino a verme y me dijo: "Lo has clavado". Digo claro, ¡que yo he visto a Barry John jugar en directo! Llevo viendo Cinco Naciones desde pequeñito. Empecé a narrarlo en 1988. Después también se lo quedó Canal+.
"'Cerca de las estrellas' tuvo el problema que siempre tiene cualquier producto que triunfe en la televisión pública: que a continuación viene un canal privado, paga más dinero y se lo queda"
Periodista¿Hubo alguna oportunidad de formar parte de ese proyecto en el Plus?
En junio de 1995 me llamó Alfredo Relaño y tuvimos una conversación para mí absolutamente kafkiana. Nos despedimos muy amablemente pero de ahí no salió nada. Después me contaron que a él le había molestado que yo no le pidiese ir a trabajar a Canal+, pero no tengo forma de saber si eso fue así y si de verdad lo dijo o no. Yo aún estaba trabajando en TVE, seguía haciendo baloncesto. En el año 99 Canal Satélite Digital compró también los derechos de la ACB. Lo último que hice de baloncesto en TVE fue la final del Europeo de ese año, entre Italia y España. Y a la vuelta comuniqué que no volvería más al Pirulí. José Ángel de la Casa y Mari Carmen Izquierdo nunca me lo perdonaron: "¡Pero si de aquí no se va nunca nadie!". No tenía sentido seguir.
¿Tuviste otras opciones fuera de RTVE?
Sí, hubo cosas por ahí. En el tema de la música, cuando la ONCE compró Onda Cero se me acercó alguno de sus dirigentes, que oía mucho Diálogos 3, y me preguntó para hacer un programa de música con ellos. Hubo una propuesta pero, justo en ese momento, se produjo algún cambio en la cúpula y no cuajó. También estuve cerca de ponerme al frente de las mañanas de Radio 1. Cuando me lo propusieron me fui a hablar con Iñaki Gabilondo, nos conocíamos de San Sebastián, y se lo conté. Recuerdo que me dijo: "Me imagino que habrás dicho que sí". Y le digo: "No". "¡Pero no me jodas, jajaja!". No iba a ponerme a competir con Iñaki Gabilondo, hombre… Era infinitamente mejor que yo.
Tras vencer en las elecciones Marzo 2004 fuertemente influidas por la demencial gestión del PP del atentado de Madrid y el uso de los nuevos medios digitales por periodistas eficientes, ZAPATERO comenzó a gobernar con el objetivo entre otros de cambiar el modelo de televisión.
— Ramón Trecet (@trecet) June 17, 2024
Después tuviste un 'live-blog' en Marca, aparecías en Radio Marca, en La Sexta durante el Europeo de 2011, escribiste en Terra y en Yahoo Sports…
En 2005 vi el tsunami digital que se nos venía encima y en 2006 inicié el blog en Marca y se lio la de Dios. En la radio hacía lo que quería, pero no me interesaba dejar el micro para asumir un puesto de responsabilidad y ese parecía ser el único camino. Si eres DJ sólo hay una manera de ascender: meterte en una casa de discos, pero tampoco era lo que quería, yo quería estar ante el micrófono y contar cosas.
Y las cuentas en X, ese «puto medio de comunicación».
El periodismo me ha dado la posibilidad de convertir las dos cosas que más amaba en la vida, el deporte y la música, en profesiones en las que aún puedo estar activo. Me abrió una ventana a otro mundo. Tiene una parte oscura, siempre hay un momento en que produce muchísimas envidias. Y me he cruzado muchas veces con ese bando que considera la música como una bella arte, mientras que el deporte para ellos es eso que se le echa a los perros para que coman. Pero, la verdad: en ese mundo de los prejuicios me he divertido enormemente.
Cuando ahora ves deporte en la televisión, ¿sigues tomando notas? ¿Lo analizas como si a continuación tuvieras que contarlo?
Bueno, claro. Lo cuento en Twitter. Por ejemplo: he estado posteando sobre el partido de esta noche de la final de la NBA y todo lo que publico viene de eso. Es imposible separar una cosa de la otra. Una vez que te has metido dentro, estás dentro. Eso sí, he aprendido a no ser tan exigente con mis compañeros, porque yo también he cometido errores. Lo que no tolero es la ignorancia de 1º de EGB al respecto de qué es un récord del mundo y cosas así. Entiendo que la gente se equivoque, a todos nos ha ocurrido. Lo importante es si tiene conceptos claros al respecto de lo que es el deporte.
¿No piensas parar nunca?
Ahora mismo estoy dilucidando si después de los Juegos Olímpicos de París, que es como una especie de compromiso que tengo con la gente que me sigue, lo dejo todo. Incluso si cierro mi cuenta de Twitter. Por cierto, me niego a llamarlo X: no lo voy a llamar X en mi puta vida. Pues eso, creo que lo voy a dejar. Y me voy a dedicar a leer. O, como se suele decir, a la familia, etc. A esas cosas que llaman importantes. Como si lo realmente importante no fuera esto que hacemos...