EUROBASKET

Esta plata inicia otra era dorada para la 'nueva' Familia

La Selección se cuelga su undécima medalla europea -y décima este siglo- tras el tropiezo europeo de 2021 y el vacío de 2022.

El banquillo de la Selección, en un momento de la final del Eurobasket junto a Miguel Méndez (derecha) y Laia Palau (izquierda). /FEB
El banquillo de la Selección, en un momento de la final del Eurobasket junto a Miguel Méndez (derecha) y Laia Palau (izquierda). FEB
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Han sido cuatro años de incertidumbre. De no saber bien qué iba a pasar. De cambios, de tropiezos y de reconstruirse. Pero se ha hecho. España vuelve a subirse al podio en Europa e inicia así una nueva era dentro de lo que todavía es un mismo ciclo glorioso. Porque pese al traspiés de 2021 y el vacío del verano 2022, ese en el que se estuvo sin competición oficial al quedar fuera del Mundial, la Selección ha vuelto. Y lo ha hecho, ahora sí, de forma mejorada y como una 'Familia' después de unos años convulsos y de cambios. "El cambio se ha vivido de una manera muy natural. Es un proceso que lleva dándose varios años", reconocía a Relevo María Conde antes de que arrancara la cita europea. Y tras ella se puede confirmar que así ha sido. La Selección se cuelga su undécima medalla en un Eurobasket, la cuarta en sólo una década, y se mantiene como la mejor del continente a ojos del ranking FIBA.

Cuando el 6 de agosto de 2021 la Federación Española de Baloncesto (FEB) lanzó el comunicado que anunciaba la destitución de Lucas Mondelo como seleccionador saltaron muchas preguntas sin respuesta. Aquel periodo se había convertido en una época convulsa después de la polémica que hizo pública Anna Cruz durante su adiós al combinado nacional, las acusaciones de Marta Xargay, y la también renuncia de Laura Nicholls, referente en el vestuario, unos meses después.

Y la debacle en el Eurobasket celebrado en Francia y España, más aún que aquella cuarta plaza en los Juegos Olímpicos de Tokio, terminó por dictar sentencia. Ya no sólo por la caída en cuartos en aquel partido del Eurobasket celebrado en Valencia, sino también por lo que eso significaba: adiós al Mundial.

La necesidad de un cambio de dirección

Hacía falta un cambio. Un nuevo rumbo para retomar esa gloriosa senda que durante tanto tiempo se había labrado y hubo que esperar hasta después de los Juegos, algo menos de dos meses después, para que aquello empezara. Tras un mes en el que la pregunta de "¿ahora qué?" rondaba por todas partes, la Federación confirmó que Miguel Méndez, entonces entrenador del coloso Ekaterimburgo ruso, era quien cogía el timón de un grupo que tenía que rehacerse. Porque las grietas del convulso periodo que había vivido la Selección no se habían cerrado con la salida del anterior técnico.

A él le tocó lidiar con un grupo acostumbrado a ganar, pero que venía de sufrir tres reveses de forma consecutiva y que, sólo unos meses después, también decía adiós a su máxima referente: Laia Palau. Por eso, el objetivo principal era volver a cohesionar a ese grupo de grandes jugadoras de las que disponía y hacerlas, precisamente, ser algo que entonces no eran (o habían dejado de ser): una Familia. Y, después, pelear por el segundo, pero no menos importante, objetivo, esta vez deportivo: la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024. Y para ello había una cita en la que no se podía fallar: el Eurobasket 2023.

No era para menos. Una Selección que tiene una plata olímpica (2016), una plata (2014) y dos bronces (2010 y 2018) mundiales, cuatro oros (1993, 2013, 2017 y 2019), una plata (2007) y cinco bronces europeos (2001, 2003, 2005, 2009 y 2015) -a los que se suma esta nueva segunda plata europea-, es decir, un palmarés que ninguna otra selección en activo luce… y casi ni se acerca, no podía quedarse así sin más.

El rehacer del grupo y la 'Familia'

Tras un verano sin competición, en el que se tuvo que ver el Mundial por televisión, España continuó con su andadura, con paso corto y vista larga, con caras nuevas y apuestas de juventud, hacia Tel Aviv. No sin antes algún tropiezo, como el de Hungría en el último amistoso, que hizo a más de uno poner los pies en el suelo. "Lo fácil es decir que queremos medalla y a todas nos encantaría, pero sabemos de la dificultad de lo que viene. Y lo primero que queremos es pelear por el Preolímpico", comentaba María Conde poco antes de aquello. Y esa frase tomó aún más sentido cuando llegó el primer tropiezo ante Letonia (67-63).

Y a partir de ahí fue cuando se vio todo ese trabajo previo que tanto Méndez como su equipo, lleno de grandes nombres como Laia Palau, Made Urieta y un largo etcétera, habían realizado. Al contrario de lo que ocurrió en 2021, España se repuso y se metió en la final de Liubliana que sellaba sí o sí su subida al podio europeo, ese del que nunca debió de bajar. Mientras que para algunas es la primera vez que lo disfrutan, para otras es casi una costumbre que no se debe abandonar, como por ejemplo para Alba Torrens.

La Selección antes de la final del Eurobasket.  FIBA
La Selección antes de la final del Eurobasket. FIBA

"Las jóvenes me están enseñando y ayudando muchísimo. Al final, esto del aprendizaje es un camino de doble sentido. Y eso es una de las cosas más positivas del equipo, el verlo todo desde distintas perspectivas y distintos puntos", explicaba a Relevo antes de la cita. Algo que recoge esa unión, esa esencia y cohesión que tanto se echaba en falta y que tanto reto suponía conseguir en la nueva Selección.

Y aunque España no haya podido subir a lo más alto del podio (cayó 58-64 en la final ante Bélgica), la plata sí que reluce con destello dorado. Porque ahora, como una 'Familia' de verdad -se vio en la complicidad que hubo tanto en la preparación previa como durante el torneo-, España inicia una nueva era que sigue brillando cuya siguiente parada está en ese famoso Preolímpico para el que ya hay billete. Y ahí se tendrá que conseguir el pasaje para ese gran viaje que fue, desde el inicio, el gran objetivo final: París 2024. Y sólo quedan tres victorias para ello.