EUROBASKET 2025

Hugo González y Mario Saint-Supery, dos ciclones que con su descaro e 'insolencia' se han convertido en el gran reclamo de La Familia

La juventud se ha convertido en el foco de una Selección en pleno cambio generacional.

Hugo González y Mario Saint-Supery./FEB | A. Nevado
Hugo González y Mario Saint-Supery. FEB | A. Nevado
Guillermo García

Guillermo García

Fue en los Juegos de Tokio, con la retirada de los hermanos Gasol, cuando se empezó a hacer efectivo el cambio generacional en la Selección. Un relevo que comenzó con el adiós de jugadores como Juan Carlos Navarro y José Manuel Calderón y que terminó de certificarse el pasado verano con el adiós de Rudy Fernández y Víctor Claver.

Dos despedidas que cerraban la etapa más gloriosa del baloncesto nacional, abriendo un periodo de incertidumbre en la Selección nacional y que con Sergio Scariolo a los mandos ha comenzado el recambio generacional que tanto ilusionaba a aficionados y técnicos y que han tenido sus primeras pruebas en las últimas concentraciones del equipo nacional. Las Ventanas han servido para ir metiendo a estos jóvenes en la dinámica de La Familia, tanto de juego como de vestuario.

Porque estos jóvenes han llegado para quedarse y aunque todavía no se han hecho con el vestuario ("Todavía no se ha subido ninguno a las barbas", aseguraba Joel Parra en Guadalajara en conversación con Relevo) sí que han dejado su sello tanto dentro como fuera de la cancha. Su descaro les ha convertido en un soplo de aire fresco. Son un ciclón que han demostrado un carácter extrovertido y bromista, acorde con sus mayores.

Una frescura que también han sabido explotar desde la Federación, que han convertido la juventud en el gran reclamo del equipo nacional y en la mejor forma de exponerse en redes sociales. Fotos y vídeos, como el calentamiento de Mario Saint-Supery o el concurso de mates entre el base malagueño y el madridista Hugo González se han convertido en el mejor escaparate para vender esta nueva Selección.

Pero lo que han conseguido es que ese descaro sea mucho más que marketing. Y se ve en la cancha en acciones como la que 'El Principito' protagonizó ante Bélgica. Un tapón en el que el exterior malagueño tiró de muelles y exhuberancia física para superar los 15 centímetros de desventaja (1,94 por 2,10) que le separaban del belga Bolavie.

Una acción que, además de espectacularidad, muestra el compromiso defensivo de esta nueva camada de talento sobre la que la Selección quiere cimentar un nuevo futuro de éxitos. Pero sin correr, como apuntaba Scariolo tras el partido ante Bélgica.

"Los jugadores jóvenes tienen talento, pero aún tienen que madurar. El siguiente paso que deben dar es ser referente en los clubes, jugadores que sean los que busquen sus equipos en los últimos cinco minutos de partido. Tenemos que ser realistas, pero todas las cosas tienen un proceso". Son sólo los primeros de muchos pasos con el equipo nacional, que ha encontrado en estos jóvenes su mejor reclamo.