EUROLIGA | CBK MERSIN 53 - USK PRAGA 66

Las lágrimas que hicieron a María Conde reencontrarse con el Príncipe Felipe ahora son de oro: "Ya no voy a recordar Zaragoza por la lesión"

La alero española espera volver a jugar la próxima temporada. Se rompió el Aquiles en enero en el duelo de Euroliga ante Casademont Zaragoza, en el mismo sitio donde ha ganado su primera Euroliga con el Praga.

María Conde celebra en el banquillo el triple de una de sus compañeras durante la final. /FIBA
María Conde celebra en el banquillo el triple de una de sus compañeras durante la final. FIBA
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Zaragoza.- Quedaba menos de un minuto para el final de partido en el Príncipe Felipe. En el primer asiento del banquillo de USK Praga, María Conde se tapaba la cara incrédula y visiblemente emocionada. El marcador ya rezaba ese 53-66 que hacía a su equipo campeón de la Euroliga. Esa misma competición en la que, en ese mismo pabellón, el pasado 8 de enero, todo cambió para ella. "Ya no voy a recordar Zaragoza por la lesión", comentaba a algunos medios presentes con una media sonrisa y la medalla de oro colgada al cuello, luciendo sobre esa camiseta que le recordaba lo que era: campeona de Europa por primera vez.

Porque ese hito del USK Praga también era suyo. Tanto que incluso había sido reconocida por la Euroliga unas horas antes como una de las cinco mejores jugadoras de la temporada. Y aunque lo cierto es que a ella le hubiera gustado estar sobre el parqué, como sí que pudo hacer Maite Cazorla -no sin tener que hacer suya una bici estática para así estar siempre en caliente porque en el partido de cuartos algo en su pierna no fue bien y, aunque sí jugó la final, no pudo hacerlo en semis-, lo que aportó desde el banquillo es eso que hace equipo, unión y comunión. Eso que, precisamente, mostró el Praga sobre el parqué ante el Mersin.

María Conde en el banquillo al proclamarse campeona de la Euroliga.

"Se pasa fatal ahí, yo estaba casi que saltaba y echaba a correr", dijo la alero tras el duelo de semis en el que las suyas tumbaron al favorito, el Fenerbahçe. Y aunque no pudiera hacerlo sobre el parqué, sí que ayudaba y mucho a su manera.

Así se vio durante todo el torneo en ese banquillo, en el que era la primera en animar a las suyas, en arroparlas y guiarlas aunque fuera desde la distancia. Así se vio cuando a menos de un minuto del final, con las manos en la cara y las lágrimas a punto de brotar, era el reflejo de que el trabajo al final tenía su premio. Y tenía que ser precisamente en Zaragoza.

Porque hace tres meses, María Conde abandonaba entre lágrimas el Pabellón Príncipe Felipe. "Rotura del tendón de Aquiles de la pierna izquierda", rezaba ese diagnóstico que le haría tener sentimientos encontrados con Zaragoza. Pero ahora esas lágrimas eran bien diferentes, eran por haber logrado la primera Euroliga de su palmarés. Un título que lleva mucha de su firma y que sus propias compañeras reconocieron con esos abrazos, cuando todavía el crono gastaba sus últimos segundos antes del bocinazo final.

Su recuperación va bien. "Hace un par de semanas apenas podía andar y ahora mira", admitió. Y aunque todavía queda tiempo y tenga que renunciar al verano con la Selección, su meta para volver es septiembre, cuando empiece la pretemporada del año en el que le tocará, precisamente, defender ese título de campeona de la Euroliga que tanto se han merecido.