Y tres años después de rozar el abismo, Casademont Zaragoza debuta en Euroliga
La sección femenina del baloncesto maño estuvo a punto de desaparecer en 2020. Tras vincularse a Casademont, el primer equipo se estrena esta tarde en la máxima competición continental.

En junio del año 2020, cuando las comunidades autónomas empezaba a avanzar en la llamada desescalada del coronavirus, el baloncesto femenino zaragozano sufrió un revés del que no sabía si iba a poder levantarse. Quién iba a creer entonces que, sólo tres años y cuatro meses después de aquello, Zaragoza iba a estrenarse en la Euroliga femenina. Un ejemplo de rasmia, como ellos lo denominan, de buen hacer y de lucha que ha terminado por convertir al equipo femenino en un ejemplo y un espejo en el que muchas niñas -y niños, que quede claro- se miran de cara al futuro. El Príncipe Felipe acoge, por primera vez, el choque europeo en el que Casademont Zaragoza se mide al ASC Sepsi rumano. Un duelo que tendrá lugar a las 20:00 horas y que ejemplifica un arduo camino que se remonta a la época de las mascarillas.
Durante años, Zaragoza tenía su cota femenina de baloncesto gracias al Stadium Casablanca. Este modesto club de cantera había llevado a lo más alto el baloncesto femenino zaragozano. Un trabajo que llegó de la mano -o gracias- a Mann-Filter, la empresa que entró como patrocinadora principal y dio el naming al primer equipo en Liga Femenina Endesa.
Sin embargo, en 2020 todo cambió. El golpe de la pandemia por el coronavirus afectó a todos los niveles de la sociedad. Y, en el caso del baloncesto, acabó suponiendo un duro golpe que casi entierra un proyecto que hoy sí que se puede decir que está en lo más alto.
Mann-Filter anunció su renuncia a seguir apoyando el baloncesto femenino, un giro dramático que dejó al equipo femenino al borde de la desaparición. Pero el 13 de junio de ese año, llegó algo de luz en forma de acuerdo. Un pacto de vinculación con el Casademont Zaragoza que acabó rubricándose dos días después, el lunes día 15 y que acabó salvando al equipo. A ellas.
Casademont Zaragoza tenía claro que su apuesta era para forjar un proyecto con ambición. Una sección con proyección y crecimiento, como la que habían hecho otros clubes como Valencia Basket, con la que hacer que el baloncesto femenino maño se situara entre los grandes. Y tras una temporada de transición en la que se peleó por la permanencia -el equipo acabó en decimotercera posición- comenzó a verse.
En la temporada 2021-2022, Casademont Zaragoza acabó en quinta posición. Una plaza que le hizo debutar al año siguiente en Eurocup, donde acabó metiéndose en cuartos de final y cayendo con todos los honores y la cabeza alta. No podía ser de otra forma cuando se había luchado hasta el final en el que era el primer año del club en competición europea.
Aunque la filosofía de la entidad, esa rasmia que tanto ha caracterizado al basket zaragozano, llegaría a su culmen unos meses después. En una cita única en la que el Príncipe Felipe colgó el cartel de 'lleno' y ante 10.800 personas -el récord histórico de entrada- el equipo femenino se acabó coronando como campeón de la Copa de la Reina.
Aquello era el premio al trabajo y al compromiso de todos los seguidores zaragozanos. Porque si la ciudad se había volcado con la Copa de esa manera era porque también lo estaba con el equipo. Y eso es algo que se podía (y puede) comprobar cada jornada. Ya fuera in situ o a través de las pantallas, gracias a las retransmisiones de los partidos en Aragón TV, un impulso televisivo que se ha traducido también en más visibilidad y seguimiento del baloncesto femenino.
Eso sí, no era la única recompensa. Porque el título copero traía consigo, además de la clasificación para la Supercopa LF Endesa, una plaza en Euroliga. La máxima competición continental esta tarde se estrena en la capital maña, un premio al trabajo del club, del equipo y de las jugadoras que, además, hará que este sábado sean las pregoneras de las Fiestas del Pilar. El chupinazo empieza esta tarde ante el ACS Sepsi.