Cómo la pizarra de Chus Mateo borró al Barça
La defensa del bloqueo directo, la marca de Hezonja y la calma de Tavares, las claves para entender la victoria menos esperada del Real Madrid de baloncesto.
![Chus Mateo y el banquillo del Real Madrid celebran el triunfo./Efe](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202305/19/media/cortadas/chus-mateo-banquillo-efe-Rp37y0R1It2KSXpqlILgK1H-1200x648@Relevo.jpg)
Kaunas.- El Real Madrid nunca encuentra mejor escenario que un partido sin red para mostrar todas las bondades de su juego. Cuando parece que el equipo languidece y que no tiene armas ni técnicas ni tácticas para hacer frente a sus rivales, los blancos sacan su carácter para demostrar que nunca se les puede dar por muertos. Pero para entender el triunfo del conjunto blanco esta vez hay que ir más allá del ADN o la competitividad.
Como sucedió ante el Partizan en partidos como el primero (aunque perdió) o en el cuarto, los blancos tienen baloncesto y ante el Barcelona ese juego fue mejor que el de su rival. Detalles tácticos que decantaron la balanza y que permitieron brillar en ataque a jugadores como Sergio Rodríguez o Edy Tavares, buscando situaciones de ventaja para desarrollar un juego que parecía perdido durante buena parte de la temporada.
Esa fue una de las claves en las que se apoyó Chus Mateo para dibujar su triunfo más importante de la temporada. Un baloncesto directo en el que generar ventajas ante los cambios defensivos del rival. Fueron varias las ocasiones en las que Llull o Chacho encaraban a Sanli o en las que Randolph y Tavares quedaban emparejados con jugadores más pequeños a los que superaban para anotar o para sacar la falta.
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Sin embargo, el verdadero triunfo de la pizarra blanca llegó en la parte defensiva. El técnico madridista tenía preparada la trampa para anular a Mirotic y le salió a las mil maravillas. Primero le desquició con el físico de Ndiaye y posteriormente encargó su marca a un Mario Hezonja que se convirtió en la sombra del azulgrana. Sin capacidad para pensar, el internacional español se diluyó en el choque y con él buena parte de las opciones culés.
El equipo de Chus Mateo, además, supo mantener la constancia defensiva a pesar de la lluvia de triples de la primera parte. Aguantaron el chaparrón porque tenían un plan que funcionó a la perfección en la segunda mitad. "Nosotros hemos seguido defendiendo esos tiros en la segunda parte como estábamos haciendo en la primera, pero sobre todo estábamos muy enfocados en el rebote que podían generar esos lanzamientos", aseguraba el técnico. ¿El resultado? 32 rechaces capturados en su aro.
"Nosotros hemos seguido defendiendo esos tiros en la segunda parte, pero sobre todo estábamos muy enfocados en el rebote"
Otro de los aspectos en los que los madridistas sacaron ventaja que les permitió atacar con mejor ritmo que el rival fue la defensa del bloqueo directo. Los blancos acertaron a la hora de cambiar o de pasar la pantalla del rival, lo que les dio ventaja a la hora de meter manos o cortar líneas de pase, provocando hasta 14 pérdidas del conjunto azulgrana, nueve de ellas en la segunda mitad cuando los blancos subieron la intensidad de su defensa.
Con esas armas, la presencia mayúscula de Tavares en los dos aros y la competitividad de jugadores como Chacho, Rudy y Llull, el Madrid suplió las ausencias que tenía en su plantilla. Este 'roster' con una rotación pequeña, pero entregada de manera absoluta al plan trazado por su entrenador. Una idea con la que padecieron y que terminó por servir para meter al equipo en una nueva final de la Euroliga cuando menos se esperaba.