Mirotic se disfraza de héroe en Belgrado

Lo que bien empieza no siempre acaba igual. El partido del Barcelona en Belgrado era el último ejemplo hasta que apareció Mirotic, del que hablaremos unas líneas más abajo. Los blaugranas salieron a la Sala Pionir con ganas de demostrar que son mejor equipo que un Estrella Roja que lleva mes y medio lanzado y que sigue de subidón tras el fichaje de un Campazzo que todavía no ha podido debutar en Euroliga. Y el primer cuarto no pudo ser mejor para sus intereses, con una gran defensa y un ataque fluido gracias a lo que obtuvieron una ventaja de 11 puntos.

Fue un espejismo pese a que la tempranera lesión de Vildoza amenazaba con finiquitar el duelo antes de tiempo. Los locales sacaron todo su carácter para imponerse en todos los aspectos del juego a un Barça completamente desdibujado. Atacaban peor, apenas defendían y encima no tenían el acierto de lejos que habían exhibido en los primeros minutos.

Casi todo el partido a remolque para que, sobre la bocina del tiempo reglamentario, Mirotic se disfrazase de héroe y anotase un triple imposible con el que forzar la prórroga. Enmudeció la Sala Pionir, algo que parecía imposible. En el tiempo extra los azulgranas aprovecharon su estado de crecimiento para certificar una victoria que parecía perdida.

La llegada de Ivanovic a Belgrado ha despertado a un equipo que estaba grogui y que además tampoco es uno de los mejores de la competición. Es cierto que también está Vildoza, un jugador que tiene un nivel excelso, pero todavía no han podido contar con Campazzo. Dusko, a su manera, ha hecho que sus pupilos trabajen, defiendan, corran y jueguen mejor al baloncesto. A la espera del Facu, no son candidatos al título pero sí que pueden ganar a cualquiera, sobre todo en casa.

No acostumbra Satoransky a tirar desde más allá de la línea de tres. El checo es un base de gran tamaño que dirige, asiste y se siente más cómodo a pocos metros de la canasta. En Belgrado, con el público elevando los decibelios hasta el límite que aguanta cualquier tímpano, el checo se disfrazó de Stephen Curry para anotar los cuatro primeros triples que intentó. Normalmente tira menos de dos por encuentro y su porcentaje de acierto es inferior al 50%. Ante el Estrella Roja cambió esa tendencia, anotó cinco en total y resultó clave para su equipo.

El lituano, petición expresa de Jasikevicius hace algo más de un año, completó una primera temporada ilusionante en Barcelona y todas las miradas estaban puestas en él este curso. Con la NBA en el horizonte, estaba llamado a ser uno de los líderes del conjunto blaugrana. Nada más lejos de la realidad. El joven base ha dado varios pasos hacia detrás y este año en Euroliga apenas promedia 4.3 puntos y 2.1 asistencias. Hoy, ante Estrella Roja, volvió a ser invisible, algo que debería preocupar en el Palau.

Que un jugador de la talla (no física) de Campazzo esté jugando en Europa es una bendición para todos los aficionados que siguen el día a día de la Euroliga. El argentino es un elemento diferencial y su presencia eleva la categoría de cualquier club. Eso pensaron los dirigentes del Estrella Roja cuando le ofrecieron un contrato lleno de ceros para esta temporada y la que viene. El problema está en que todavía no lo han podido emplear en la máxima competición continental debido a unos impagos que tienen pendientes. Desde los despachos señalan que pronto estará en la cancha, porque la realidad es que duele verle fuera y sin minutos.

La Sala Pionir es un emblema del baloncesto europeo. A punto de alcanzar el medio siglo de vida, el icónico pabellón de Estrella Roja volvió a lucir una de sus mejores caras en el duelo ante el Barcelona. Los aficionados agotaron las localidades en apenas una hora y llenaron todas las gradas. En la previa lanzaron miles de papelitos para decorar un partido que ni siquiera lo necesitaba. Bendita Sala Pionir.

Hubo derbi griego en el OAKA. Esa frase es lo mismo que decir: BALONCESTO.