PARTIZAN 89 - REAL MADRID 91

Una decisión inesperada a dos segundos del final manda un mensaje al vestuario del Real Madrid: "Vamos a intentar pelear por el título"

La pizarra de Chus Mateo apostando por Edy Tavares para jugarse la última bola salió a la perfección para insuflar de confianza al pívot y al resto del equipo.

El abrazo de los jugadores del Real Madrid a Edy Tavares tras la canasta ganadora en Belgrado. /GETTY IMAGES
El abrazo de los jugadores del Real Madrid a Edy Tavares tras la canasta ganadora en Belgrado. GETTY IMAGES
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

A dos segundos del final, con empate a 89 y la prórroga asomando por el Belgrado Arena, Chus Mateo pidió tiempo muerto. Y la consigna fue clara: Facundo Campazzo sacaba y el que se tenía que jugar esa bola era Edy Tavares. Recibir y tirar. No había tiempo para más. A priori, que se la jugara el caboverdiano y no otro podía resultar raro. Sobre todo, porque no había tenido un partido brillante al estar condicionado con las faltas en el que, como él mismo reconoció, "todos le metieron canasta". Pero el entrenador lo tenía claro. Y lo más importante: el resto de sus compañeros, también. Y la jugada salió a la perfección para dar la victoria al Real Madrid (89-91).

Por primera vez, Tavares era el que anotaba una canasta ganadora. De esas que suele tener Sergio Llull en sus manos (que firmó un partido impecable en un ambiente hostil con cánticos en su contra que no cesaban cada vez que estaba en pista), o incluso Mario Hezonja, Dzanan Musa o Facu Campazzo. Y eso no era casualidad. Porque Chus Mateo supo leer que si Tavares era el que se la jugaba -más allá de que a nivel táctico era el más alto sobre el parqué-, la confianza en el que, junto a Campazzo, es su jugador más importante iba además a amplificarse también al resto de jugadores. Y el estallido de celebración que se vio sobre el parqué cuando el balón entró por el aro y todos se fueron directamente a por el pívot lo puso de manifiesto.

El equipo blanco sacaba una victoria importantísima, más que por la clasificación (o no) de forma directa a los playoffs -para lo que deben mirar a Anadolu Efes y Barça- por el mensaje que esto supone. Y no hacia la afición, sino de forma interna. Porque en una temporada en el que al equipo blanco cuando se le torcía un partido parecía que era casi imposible que lo remontasen, lo hicieron. Y eso, a nivel mental, y más sabiendo que Belgrado es una de las canchas más complejas del baloncesto europeo es aún más crucial.

"El mensaje es para nosotros", reconoció Chus Mateo. Y es que, como dijo el técnico, que el equipo "creyese, siguiera luchando y no perdiera la fe" fue lo que les hizo ganar. "Tenemos un gran corazón, mucho orgullo y estoy muy orgulloso de los jugadores por cómo han luchado. Ganar seis partidos seguidos en Euroliga es muy difícil", mantuvo el técnico.

Porque, aunque lo cierto es que durante casi tres cuartos el equipo blanco quedó desdibujado y se vio su ansiedad, falta de entendimiento entre los jugadores y esos errores, sobre todo, en la defensa del tiro exterior, lograron reponerse tras ir 9 abajo a cuatro minutos del final y acabar ganando el partido. De ahí que el técnico asuma que, ahora sí, su equipo ya está preparado para lo que venga.

"Hemos hecho un gran trabajo en los últimos seis partidos y ahora estamos preparados para lo que viene, playin o playoffs, vamos a intentar pelear por nuestro objetivo y por alcanzar el título", aseguró Chus Mateo. Y ahora, a falta de saber si lo harán directamente en los playoffs o caerán a la séptima posición y, por tanto, se la jueguen con doble oportunidad primero el martes en el Movistar Arena con el Paris Basketball o el Estrella Roja (depende de lo que ocurra este viernes) y, en caso de no ir bien, en segunda instancia el viernes, lo que sí está claro dentro del equipo blanco es que, como hicieron este jueves en Belgrado, son capaces de cualquier cosa.