OPINIÓN

La doble amenaza de la NBA al mercado europeo

Vasilje Micic, doble MVP de la Final Four de la Euroliga, recientemente fichado por los Thunder./AFP
Vasilje Micic, doble MVP de la Final Four de la Euroliga, recientemente fichado por los Thunder. AFP

El pez grande se come al chico. Es ley de vida. Y, en cierta medida, ha pasado siempre con la tentación a jugadores que disputaban y brillaban en competiciones europeas por parte de la NBA, aunque ahora se haya acentuado por la globalización. Con el inicio de la agencia libre hemos vivido un nuevo capítulo del expolio a la Euroliga desde más allá del Atlántico, dejándola sin parte de sus estrellas. Dos de ellas, en concreto, el mismo día: el MVP de la competición Sasha Vezenkov, a los Kings; Vasilije Micic, dos veces campeón (2021, 2022) y MVP en la 2021/22, a los Thunder.

El contrato del búlgaro ex Barça, 3 temporadas por 20 millones de dólares (6,3, 6,6 y 6,9 por curso), mientras que el del base serbio, 23,5 por la misma duración (7,4, 7,8 y 8,3 respectivamente). Por establecer la comparación, en la Euroliga, Micic era el tercer mejor pagado con 3,3 millones de dólares por temporada. Y ya hemos visto como ni siquiera un club de fútbol como el Barça ha sido capaz de sostener un contrato como el de Mirotic, con cifras casi a la altura de la NBA siendo el mejor pagado del Viejo Continente.

La explicación es muy clara. Además de jugar en la mejor Liga del Mundo, las franquicias pueden pagar unos salarios inasumibles para Europa porque realmente los generan.

Vezenkov, nuevo jugador de los Sacramento Kings. Reuters
Vezenkov, nuevo jugador de los Sacramento Kings. Reuters

La gran brecha comenzó a abrirse en 2016. ¿El motivo? El nuevo contrato de televisión que ha hecho que el límite salarial, fijado la próxima temporada en 136.021.000 millones de dólares, aumente inexorablemente, repercutiendo directamente en la escalada de los contratos de los jugadores y haga baldío cualquier esfuerzo de retención por los clubes europeos hasta que las franquicias NBA quieran o vean preparados a los jugadores para llamarles a incorporarles a sus filas. Además, los equipos tienen que gastarse un mínimo de 122.418.000 millones de dólares. Por obligación.

El nuevo contrato de televisión

Actualmente, la NBA cuenta con un contrato de 24.000 millones de dólares con WarnerMedia y Disney, lo que supone 2600 por temporada hasta el final de la temporada 2024-25. Pero esto no ha hecho nada más que empezar. La NFL, el pasado marzo, conseguía 113.000 millones de dólares por 11 temporadas (2023-33) con ESPN, NBC y CBS además de Amazon Prime Video, incrementando un 80 % sus ingresos. La NBA aspira a triplicar sus cifras para el nuevo contrato televisivo e irse hasta los más de 8.000 millones por temporada.

Porque al margen de toda la inversión en digital de la NBA, de la inmediatez de los highlights y de las redes sociales, hay que diversificar y adaptarse a las nuevas generaciones, la tele sigue siendo básica para el funcionamiento de las mejores Ligas del Deporte Americano.

Victor Wembanyama. Reuters
Victor Wembanyama. Reuters

Pero hemos hablado de un nivel alto de jugador, vale. Bajemos algo más. Con la necesidad de tener más jugadores en plantilla, al margen de los 15 jugadores, las franquicias pueden tener dos más bajo contrato de dual, los llamados two-way, que compatibilizan su presencia en el equipo NBA con el de G League, la Liga de Desarrollo. La pasada temporada, la cuantía de estos contratos ascendió a 508.891 dólares. Esta 2023-24 será de 559.780. En neto, del noveno al decimoctavo de la Liga Endesa nadie puede pagar una cantidad semejante. Y estamos hablando del jugador 16º y 17º de una plantilla NBA que, en numerosas ocasiones no llega a los diez partidos por temporada…

Y eso sin tocar a los jugadores de la Liga de Desarrollo de la NBA. Sí, los 40.500 dólares por jugador y temporada más casa y seguro de media es poco, sí. Pero a eso súmenle otras posibilidades ya un contrato de diez días con una franquicia te arregla el año: entre 61.000 y 175.000 dólares, dependiendo de diversos factores como los años de experiencia en la competición. Estás en tu país, y si suena la flauta… Y si no, según avanza la temporada, y si no llega el call-up, siempre puedes explorar la vía de acabar la temporada en otro país de Europa o Asia o jugar en alguna Liga de Sudamérica en la que se cobra muy bien por semanas o meses.

Pero este problema que parece sólo afectar a los jugadores profesionales también repercute a los jugadores en desarrollo. Y no, no hablo de Wembanyama y los más de diez kilos que se embolsará en sus dos primeras temporadas y los más de once en la tercera (y la progresiva mejora de los contratos también en la escala salarial de los debutantes que hace que se lo piensen menos desembarcando allí si consiguen ser primera ronda).

Nuevos caminos, mismos peligros

Y es que las nuevas vías de acceso para desembarcar en la NBA están haciendo que los jugadores, que al final son los protagonistas y los que meten las canastas, estén comenzando a recibir su parte correspondiente del pastel del negocio.

Izan Almansa junto a Dirk Nowitzki. FIBA
Izan Almansa junto a Dirk Nowitzki. FIBA

Los NCAA desde junio 2021 empezaron a recibir contraprestaciones económicas por los patrocinios. Nuestro Izan Almansa, MVP del Mundial Sub-19, ya ha cobrado en Overtime Elite un mínimo de 100.000 dólares anuales durante dos temporadas. Y ahora se incorpora al equipo de la NBA en la Liga de Desarrollo donde también tendrá un contrato, un Select Contract, con un mínimo de 125.000 dólares, los focos de la Liga encima y buscará seguir los pasos del número 2 del Draft de 2021 Jalen Green y del 3 de 2023 Scoot Henderson.

Porque el cambio de paradigma también está aquí. Se acabó el monopolio de llegada de jugadores a la Liga marcado en gran medida por la NCAA en América. Con las academias de la NBA como primer vivero para empezar a peinar a los jóvenes con proyección y formarles al estilo de la competición: encienden el radar de los talentos que pueden acabar en la Liga o que pueden fichar para Ignite.

Y esto hace que cada vez sean más jóvenes los jugadores que buscan el Sueño Americano a través de alguna de estas vías y los equipos europeos pierden este talento local que sí, vemos en las selecciones inferiores que cada verano se cuelgan innumerables medallas, pero no a nivel de clubes. Lo hemos visto reflejado en el Real Madrid campeón de la Euroliga con los veteranos nacionales tirando del carro para remontar la serie frente al Partizan y ganando semis y final.

Esto repercute directamente en el rendimiento de los equipos como decía Sergio Scariolo antes de las semifinales de la Liga Italiana: "Cuando un equipo tiene un núcleo fuerte de jugadores locales tiene un compromiso y un sentido de apego, una disposición al esfuerzo extremo y al sacrificio superior a los demás". Sabe de lo que habla porque, ese núcleo nacional, precisamente, ha sido el que ha dado tantos éxitos a la Selección española absoluta.

"Cuando un equipo tiene un núcleo fuerte de jugadores locales tiene un compromiso y un sentido de apego, una disposición al esfuerzo extremo y al sacrificio"

Sergio Scariolo

Entre unas cosas y otras, cada vez es más difícil ver jugadores jóvenes nacionales con protagonismo y minutos. Que se lo digan a la generación de los campeones del Mundo Sub-19 en la que sólo hemos podido ver a Langarita con cierta continuidad en Liga Endesa esta temporada en las filas del Casademont Zaragoza. Y es que, como decía el propio Baba Miller en ESPN explicando su desembarco en Florida State University, "Europa es un buen lugar para competir, pero no para desarrollarse".

En plena encrucijada como vivero de la NBA desde el profesionalismo y la formación, clubes y competiciones tienen que buscar alicientes para que hagamos el baloncesto más grande, consigamos más recursos y repercusión y sepamos encontrar atractivos para mantener el talento natural y local a salvo y en nuestras competiciones.