La frustración interna del Real Madrid quedó en evidencia en un tiempo muerto en el OAKA: "No me toques cuando hablo con los árbitros"
Los de Chus Mateo siguen con un pobre balance fuera de casa y negados desde el triple.

No hay nada más alarmante que cuando la gestualidad de los jugadores revela que las cosas no van bien. Si a eso, además, se le suman algunas palabras que evidencian que esa tensión (o ansiedad) existe... todo se multiplica. Y eso mismo se le vio este jueves en el OAKA al Real Madrid. Porque aunque intentó hacer la goma, la frustración por esa gran carencia ofensiva que tiene el equipo (el triple) y la mochila que ya carga ante la incapacidad de mejorar y hallar el buen juego -ni siquiera las últimas dos victorias antes de la visita Atenas dejaron buenas sensaciones en este sentido- acabó saliendo a la luz y costándole el partido. Y hubo un tiempo muerto, justo antes del descanso, que lo reflejó a la perfección.
A falta de tres segundos para el receso, con 40-31 en el marcador, Mario Hezonja cazó un rebote defensivo, pero pisó fuera y era bola para los griegos. En ese momento, hubo tiempo muerto y las cámaras (y micrófonos) se fueron al banquillo del Real Madrid. Chus Mateo hablaba con el colegiado principal, Sreten Radovic, de una acción en la que no estaba de acuerdo y en la que también entró Sergio Llull, que con un enfado evidente, le acabó diciendo "yo no estaba ahí" al árbitro mientras se le veía a este avisarle de técnica.
En ese momento, y para evitar que la cosa fuera a mayores, vaya, para que no le cayese una técnica, Serge Ibaka se metió por medio. "Déjale, tío", repetía el pívot, mientras cogía al capitán blanco, que le espetó visiblemente enfadado: "Serge, no me toques cuando hablo con los árbitros". Y eso fue el claro reflejo de la frustración que ya de por sí tenía el equipo blanco. Esa por llevar un 0/10 en triples al descanso, una marca que tampoco es que mejorase mucho al final del partido (3/26) y que es un mal endémico del Real Madrid esta temporada.
En Euroliga los blancos tienen un 33% de acierto desde el exterior. Pero es que en los últimos tres partidos -tras el parón por las Ventanas FIBA- los datos son desoladores: 9/28 en triples ante el Barça; 6/32 ante el Dreamland Gran Canaria; y 3/26 ante el Panathinaikos. Y sí, la realidad es que cuando los blancos empiezan a ver que no entran los primeros tiros, automáticamente ese lastre empieza a pesarles a nivel mental y se acaban contagiando absolutamente todos (o casi, ya que solo se salvaron en cierto modo Tavares y Hezonja).
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— Real Madrid Basket (@RMBaloncesto) March 6, 2025
Así se vio con Facu Campazzo, que no tuvo su día; con Dzanan Musa, que sigue sin terminar de encontrarse por mucho que esta vez las estadísticas pudieran mostrar lo contrario; con Usman Garuba, que sufrió en todas las defensas, ya fuera Juancho Hernangómez, Cedi Osman o quien le tocase; con Alberto Abalde que se apagó; con Andrés Feliz que no estuvo bien y eso acabó haciendo que Chus Mateo apostase por Llull... y hasta en el propio Chus Mateo, que optó por mantener a otros jugadores antes que probar la baza de Hugo González, que no olió el parqué en la segunda mitad y, en cambio, cuando saltó a cancha en la primera sí que aportó bastante: estuvo 6:44 minutos en pista en los que firmó dos puntos, tres rebotes y una asistencia.
"Ese porcentaje en baloncesto no es fácil de manejar. Anotamos dentro, tuvimos potencia ahí utilizando a nuestros hombres altos, pero a veces necesitas jugar de dentro a fuera y anotar triples abiertos y no lo hicimos en esos momentos. Intentamos volver un par de veces, pero en ese momento nos precipitamos un poco y no anotamos", reconoció el propio Chus Mateo.
Y es que ahí comienza a entrar en juego también la ansiedad por la necesidad de victorias que ya sí que tiene el equipo blanco. Más que nada porque la recta final de la temporada regular ya sí está aquí y si los de Chus Mateo se despistan... pueden quedarse sin playoff, pero hasta sin playin. De hecho, a falta de que finalice la jornada, el Real Madrid está fuera al ser decimoprimero. Y el mayor problema viene en que las sensaciones no apuntan a que haya una mejoría... ni los datos tampoco.
Los de Chus Mateo tienen un balance de 4-10 a domicilio, siendo el peor de los 13 primeros de la clasificación. O lo que es lo mismo: sólo hay cinco equipos con peores números a domicilio donde, por cierto, este jueves acumuló su cuarta derrota consecutiva. Y de las seis jornadas que quedan para terminar la fase regular, tres son fuera de casa: ante la Virtus Segafredo Bologna, ante Estrella Roja y ante el Partizan.