SENTENCIA SUPERLIGA

Cómo nació la Euroliga, un germen de la Superliga: 23 años de 'guerra' con la FIBA... "para acabar en Dubái por dinero"

El presidente de LaLiga, Javier Tebas, usa al baloncesto para cargar contra la Superliga. Esta es la historia de cómo se fraguó la competición continental de la pelota naranja.

El trofeo de la Euroliga durante la pasada final four. /GETTY IMAGES/D. GRAU
El trofeo de la Euroliga durante la pasada final four. GETTY IMAGES/D. GRAU
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Cuando tras conocerse la sentencia sobre la Superliga, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, salió en rueda de prensa a hablar sobre ello, también lo hizo sobre la Euroliga de baloncesto. "Muchos clubes de la Euroliga no están muy contentos porque no está siendo un modelo muy rentable económicamente. Y para terminar como la Euroliga, yéndome a Dubái a vender una franquicia para así sacar dinero y repartir... Eso me acredita que la Euroliga o Superliga sería un fracaso en el mismo sentido", dijo Tebas. ¿El motivo? Que el germen de la Superliga nació en la que a día de hoy es la máxima competición continental de baloncesto.

Javier Tebas habla sobre la Euroliga y la compara con la Superliga. EDICIÓN: ALEJANDRO MORÁN

Así fue cómo surgió la Euroliga, que ya va camino de su cuarto de siglo. Y sí, lo cierto es que, salvando las distancias, los paralelismos entre esta y la llamada Superliga existen.

Mayo del año 2000

Si hubiera que señalar una primera fecha en rojo en el calendario, esta sería el 28 de mayo del año 2000. Hasta entonces, la máxima competición europea era la Copa de Europa, estaba gestionada por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) y en ella eran los propios clubes los que gestionaban sus propios contratos televisivos. Sin embargo, ese día la FIBA, a través del apoyo unánime de las 44 federaciones nacionales europeas -incluida la española- decidió cambiar la competición, denominarla como Suproliga y firmar un contrato televisivo con la firma suiza ISL por 20 millones de dólares anuales... sin contar con los clubes para ello.

Esta circunstancia puso en pie de guerra a los equipos. Y al día siguiente, el 29 de mayo, nueve clubes europeos, en el marco de la ULEB (Unión de Ligas Europeas de Baloncesto) y de su presidente, el también entonces dirigente de la ACB Eduardo Portela, aprobaron la puesta en marcha de una nueva competición continental fuera del paraguas de la FIBA.

Aquellos clubes fueron Real Madrid, Barça, Baskonia, Olympiacos, Zalgiris Kaunas, Bennetton de Treviso, Kinder Bolonia, AEK de Atenas y Fortitudo de Bolonia. Y ante ello, fueron considerados los llamados 'clubes rebeldes' de Europa. De hecho, fueron los que estuvieron representados en las diferentes reuniones que durante esos días posteriores se mantuvieron con la FIBA... y no, no llegaron a buen puerto.

Junio del año 2000

El 9 de junio se crea oficialmente la Euroliga. Y entonces eso supone la ruptura absoluta de lo que hasta entonces fue la Copa de Europa. Los nueve clubes rebeldes se acogieron a la falta de acuerdo y, sobre todo, a la negativa de la FIBA de darles más poder de decisión y de gestión. Una escisión que también supuso la ruptura entre la ULEB y FIBA, hasta el punto de ser tildado de un "golpe de estado" efectuado por los clubes, en palabras del secretario general de la FIBA, Borislav Stankovic.

Así, el 16 de junio, la FIBA se reunió en Múnich y decidió expulsar a estos nueve clubes, mientras que también lanzó una serie de amenazas al resto de estamentos del baloncesto que apoyaran esta iniciativa. "Si los clubes se mueven al margen de la FIBA y de las federaciones nacionales, sus jugadores quedarán fuera de las competiciones internacionales", dijo Stankovic. De hecho, ese órdago también fue para el colectivo arbitral, pues a ellos se les dijo que quienes arbitrasen en la Euroliga quedarían descalificados en el ámbito de la FIBA. Y, spoiler: no, las amenazas nunca se llegaron a cumplir.

Octubre del 2000

El 16 de octubre del 2000 la fecha en la que, oficialmente, la Euroliga vio la luz con el que se consideró como partido inaugural celebrado en Madrid, entre el Real Madrid (entonces entrenado por Sergio Scariolo y con Alberto Herreros y Djordjevic como estandartes) y el Olympiacos. En aquella temporada, los 24 equipos que jugaron en esta competición fueron el Fortitudo Bolonia, GS Peristéri, Zalgiris, Estudiantes, Lugano Snakes, Zadar, Kinder Virtus Bolonia, AEK, Tau Cerámica Baskonia, Cibona, San Petersburgo Lions, Spirou, Olympiacos, Real Madrid, Union Olimpija, Benetton Treviso, Hapoel Jerusalem, Ovarense Aerosoles, Barça, PAOK, Buducnost, Verona, London Towers y Opel Skyliners.

Pero la Euroliga no fue la única competición continental. La FIBA no cesó en su postura y sacó adelante la Suproliga. Y en ella militaron 20 equipos: Panathinaikos, CSK Moscú, Split, Ulker, ALBA Berlín, ASVEL, Lietuvos Rytas, Slask Wroclaw, Montepaschi Siena, Maccabi Ness Ra'anana, Maccabi Tel Aviv, Anadolu Efes, Partizan, Iraklis, Scavolini Pesaro, Pau-Orthez, Telindus Oostende, Krka, Bayer Leverkusen y Plannja.

Una temporada de convivencia y un adiós a la Suproliga

Aquella temporada, las dos competiciones subsistieron. Maccabi Tel Aviv se coronó campeón de la Suproliga y el Kinder Bolonia de Manu Ginóbili terminó como el primer campeón en la historia de la Euroliga. Pero tras aquella temporada, los equipos que habían militado la Suproliga acabaron cambiándose de acera y uniéndose a la nueva competición.

Así que finalmente la FIBA cedió y para la temporada 2001-2002 la competición continental fue la Euroliga. Eso sí, el conflicto entre las dos entidades no cesó hasta años después.

El 'alto al fuego' de la FIBA en 2004 y el nuevo conflicto en 2015

Las cosas continuaron con tiranteces; la Copa ULEB nació en 2002 como segunda competición continental (bajo el amparo de la Euroliga) y no fue hasta el año 2004 cuando se puede hablar de un armisticio entre las entidades. La FIBA reconoció de nuevo a la ULEB y consideró la Euroliga como la máxima competición europea de clubes. Todo ello, mientras que FIBA se quedaba a cargo de las competiciones de equipos nacionales. Y cuatro años más tarde, la Copa ULEB terminó por cambiar su nombre a la actual Eurocup.

Si bien, en 2015 volvió a reavivarse la tensión entre las dos entidades. La Euroliga alcanzó un acuerdo por diez años con la empresa IMG. Este contrato ascendía a 630 millones de euros para la gestión comercial y la explotación de los derechos de imagen y marketing. Mientras que el reparto era de un 60% garantizado para ellos y el otro 40% para la organización. Es decir, una media de 36 millones de euros al año repartida entre los equipos, a lo que se añade lo que gana cada uno por sus victorias.

Y, además, se cambió el formato para pasar a la liga de 16 equipos, jugando todos contra todos -hasta entonces era por fase de grupos- y se añaden más partidos al calendario. Pero, además, se crean nuevos criterios de admisión. A partir de ahí se estipula que hay una tipo de licencia, denominada Licencia A, que se aseguraban su participación durante diez años. Y estos equipos son Real Madrid, Barça, Baskonia, Panathinaikos, Olympiacos, Fenerbahçe, Anadolu Efes, CSK de Moscú, Maccabi Tel Aviv, Zalgiris Kaunas, Olimpia Milán, Bayern de Múnich y ASVEL.

Por otro lado, los cinco equipos restantes saldrán de: por un lado, el campeón de la Eurocup, y por otro, mediante invitación (wild card) o por decisión de la propia Euroliga (a día de hoy, con la suspensión de los equipos rusos por la guerra de Ucrania, existen un equipo con Licencia C -por dos año-, que es ALBA Berlín y cuatro con Licencia D -por un año-, que son Valencia Basket, Virtus Bolonia, AS Mónaco, Estrella Roja y Partizan). Eso sí, este formato a la FIBA no le gustó y criticó el cambio por la supresión de los méritos deportivos para acceder a la Euroliga.

Ahí, además, se crearon las famosas Ventanas FIBA, los partidos clasificatorios de las selecciones instaurados en noviembre y febrero. Y esto chocaba con el calendario de la Euroliga. ¿Qué ocurrió entonces? Que los clubes Euroliga no dejaban a sus jugadores para participar en estos partidos clasificatorios. Pero, además, la FIBA también puso en marcha la Basketball Champions League (BCL) con el fin de competir con la Euroliga como máxima competición continental, eso sí, mediante un formato basado en la meritocracia deportiva: según la clasificación de los equipos en las ligas domésticas.

El contrato de diez años y 630 millones no es suficiente

La realidad es que pese al famoso contrato millonario firmado en 2015 por la Euroliga, del que aún quedan dos años de vigencia, no llega a ser suficiente para cubrir el gasto que tienen los equipos. Y es que la necesidad de crear equipos competitivos y que aguanten la doble competición al máximo nivel obliga a los clubes a invertir más de lo que se embolsan por la competición continental.

Precisamente a eso se ha tratado de acoger el presidente de LaLiga, Javier Tebas, para exponer su rechazo a la Superliga a través de una comparación con la que algunos consideran que es su homóloga en el baloncesto. "Los clubes no están muy contentos. Existen conversaciones con FIBA para ver cómo arreglar la situación de Euroliga", dijo Tebas. Y en este sentido, lo cierto es que esta misma temporada se ha dado un acercamiento entre FIBA y Euroliga que ha derivado en la supresión de las Ventanas de noviembre, a cambio del parón de la competición continental a mediados de febrero para que los jugadores ahí sí puedan disputar los clasificatorios con sus selecciones.

"El problema que tiene la Euroliga es que como ya ha creado unas plazas fijas, ahora echar eso atrás es complicado en el ámbito deportivo. Y me consta que están a tortas dentro de ella y no es por repartirse el éxito del modelo, sino al contrario", aseguró Tebas, para así mantener su postura y tratar de demostrar que la Superliga no debe llevarse a cabo.