Un pacto "terrible" y el recuerdo de Pablo Laso dan el pistoletazo de salida a la gran final de la Euroliga

Berlín.- Quedan más de 24 horas para que dé comienzo a la gran final de la Euroliga. Por un lado, Panathinaikos, que llega tras 13 años de ausencia en el partido por el título y lo hace tras superar una temporada en la que ha tenido que rearmar un equipo casi desde cero. Por otro, el Real Madrid, actual campeón de la competición y líder de la liga regular con 31 victorias en 38 partidos.

Sin embargo, cuando el árbitro eche el balón al aire mañana, todos esos números, todas las estadísticas, darán igual. "Hemos olvidado hasta la victoria de ayer. Sólo tenemos un partido en mente. El pasado es pasado. Esas cosas son más para los fans y para las casas de apuestas. No para nosotros. No hablamos de favoritos. Sólo hablamos del partido ante un gran equipo", apuntaba Chus Mateo en la rueda de prensa previa al duelo en la que compartió escenario con Dzanan Musa, Mathias Lessort y Ergin Ataman.

El técnico del Panathinaikos fue, como casi siempre, el encargado de poner el espectáculo en la sala de prensa del Uber Arena. "Él quiere dos consecutivas y yo no le quiero dar ese récord porque soy el único que lo ha conseguido en los últimos años", reconocía el turco, que lanzaba un guante a Chus Mateo para llegar a un final apretado y emocionante y no como sucedió en semifinales.

"Si quieres hacemos un pacto para estar empatados todo el partido y jugamos los últimos tres minutos. Me parece que ayer os aburristeis. Para nosotros jugar una última posesiones para ganar los partidos es terrible, pero sé que para vosotros es excitante", reconocía el último entrenador que ha conseguido ganar dos Euroligas consecutivas tras lograrlo con Efes en 2021 y 2022.

Enfrente tendrá a un equipo que ha disputado tres finales consecutivas, que ha jugado siete en 11 años y que ha hecho de la continuidad y la estabilidad su seña de identidad. Algo que reconocía el propio Chus Mateo, que no olvidaba el trabajo hecho durante años en el baloncesto blanco. "Es un trabajo que empezaron Juan Carlos Sánchez, Alberto Herreros y Pablo Laso. Van 10 Final Four consecutivas. La estabilidad permanece en el tiempo y se ha conseguido con un plantel que permanece a lo largo de los años. Con buenos nacionales, que saben jugar estos partidos, con jugadores que han sido fichados de los mejores sitios, pero que han mostrado carácter. Cuando hay que sacar colmillo nosotros lo tenemos y estoy orgulloso de haber conseguido la segunda final consecutiva. El objetivo del 'back to back' lo tenemos ahí".

El técnico madrileño volvió a incidir en la importancia de centrarse únicamente en lo que sucede en la cancha y en el partido de mañana. Es una de sus señas de identidad, tanto en los malos días como en los buenos. "No me preocupa lo que la gente piense de nosotros, de mí. Yo hago mi trabajo. Estoy encantado de ser entrenador del Real Madrid. Soy un hombre callado, de mi familia, de mis jugadores y no le presto atención al ruido alrededor. Claro que hay entrenadores como Ataman, Bartzokas, Laso… que son muy buenos. Pero a mí lo que me gusta es disfrutar de mi familia y de mi trabajo".

"El Real Madrid es el club más grande de Europa y tenemos la oportunidad de repetir y estoy orgulloso de mis compañeros por poder hacer historia para este club", recordaba Musa, que fue el representante de los jugadores blancos ante la prensa. "Es bonito ser el primer equipo que puede ganar la Euroliga tras acabar primero en liga regular, pero esto es un partido. Jugamos ante un equipo increíble. La palabra favorito no existe en la cancha", sentenciaba Musa antes de poner fin al acto que abre la gran final de la Euroliga. Una cita en la que volverán a estar Ataman y el Real Madrid.