El plan perfecto de Chus Mateo sorprendió hasta a sus jugadores: defensa, victoria y "una cerveza gigante"
El Madrid cumple con el guión: saca a los pívots rivales del partido y rompe desde la velocidad.

Berlín.- El Real Madrid jugará su tercera final de la Euroliga consecutiva y la segunda bajo la batuta de Chus Mateo. El técnico madrileño le ha cogido el gusto a la competición y nuevamente le ganó la partida a su idolatrado Bartzokas. Lo hizo desde una pizarra que sus jugadores supieron ejecutar a la perfección para maximizar los errores de un rival que no encontró respuesta al juego planteado por el Madrid. Sobre todo en la primera mitad.
El libreto de Chus tenía apuntado el sacar a los pívots rivales de su zona de confort en defensa. Olympiacos falló a la hora de defender los bloqueos directos al base especialmente con Fall que no tuvo su noche. Pero tampoco supieron defender esos ataques directos ninguno de sus compañeros en la pintura y eso fue una ventaja para el conjunto español.
El equipo blanco salió con dos máximas en su plan de partido. La primera era la velocidad. Mateo había dicho en la previa que no preveía un partido a más de 70 puntos, pero en su cabeza había otra idea. Todo se tenía que ejecutar a 100 por hora. Hasta el punto de sorprender a sus propios jugadores como reconoció Tavares tras el duelo.
"Me ha sorprendido muchas veces. Muchas veces he pedido calma para jugar una jugada y de repente veo tiros volando por todos lados y entraban todas"
"Me ha sorprendido muchas veces. Muchas veces he pedido calma para jugar una jugada y de repente veo tiros volando por todos lados y entraban todas. Así que me ha sorprendido un poco", reconocía el pívot caboverdiano, que se veía corriendo de vuelta a la defensa cuando apenas había pisado el campo de ataque.
El segundo mandato en el ideario del técnico era romper las líneas de pase del rival. Anticiparse a las ideas del contrario. Y lo volvieron a ejecutar con una precisión casi milimétrica gracias a la energía y a la intensidad de un grupo que sabe cómo afrontar cada una de estas citas. Robos de balón y todos los jugadores en el suelo para que el técnico celebrara cada intercepción como un triple.
"Estamos jugando un título y cuando nosotros conseguimos unos 24 segundos del equipo contrario, porque no tiran, o suena la bocina, o cuando recuperamos un balón con esfuerzo de uno, dos, tres tíos que se tiran al suelo y lo recuperamos, eso para mí vale mucho más que un triple, porque eso denota carácter", señalaba el técnico blanco, que ha vuelto a salir vencedor de una batalla en una Final Four.
"Cuando recuperamos un balón con esfuerzo de uno, dos, tres tíos que se tiran al suelo y lo recuperamos, eso para mí vale mucho más que un triple"
Le queda una más. Otra final. En esta ocasión contra Panathinaikos. Pero eso ya será cosa del mañana. Hoy toca cumplir con un ritual que ya se ha convertido en tradición en la Final Four. "Voy a celebrarlo esta noche. Y mañana ya te digo cómo lo veo. Ahora no veo nada. Veo solamente que estamos en la final y que me voy a tomar una cerveza gigante".