París bien vale una Euroliga

En plena cuenta atrás de la fase regular de la Euroliga, con dos jornadas por disputarse, y la espera de saber los equipos clasificados para el playin y como quedan los playoffs, la antesala de la Final Four, la Eurocup descuenta días para conocer el ganador y el nuevo pasajero para la Euroliga 2024-25.
Mientras en una semifinal, con empate a uno, se enfrentan el Besiktas, último clasificado del grupo A, con el que Alimpijevic quiere repetir gesta como la de los underdogs del Bursaspor tras haber eliminado al vigente campeón Dreamland Gran Canaria (3ºB) y a Hapoel (2ºA), y el líder del otro grupo, el B, el Bourg de un futurible Top3 del Draft como Zaccharie Risacher (hijo de Stéphane y nacido en Málaga), la otra ha ido por la vía rápida.
El gran favorito ha vuelto a demostrar su aplastante superioridad en un duelo entre los dos grandes mercados que la ECA ansia para su Euroliga: París y Londres. Y es que París bien vale una misa, como dijo Enrique IV, que tuvo que abjurar del calvinismo – una modalidad de protestantismo – para convertirse al catolicismo y así poder reinar. O, en este caso, una participación en la próxima Euroliga.
Fundado en 2018, este Paris Basketball se haría con los derechos deportivos del Hyères-Toulon Var Basket, descendido a la Segunda División francesa. Pero no sería hasta 2021 cuando materializaría su ascenso a Primera División, y eso que por el equipo pasaron nombres como Ben Uzoh, Boungou-Colo o Sylvain Francisco. En su primer curso en la élite, decimoquintos, pero invitación para jugar la Eurocup, en la que un curso más tarde, novenos en Francia, llegaron hasta los dieciseisavos de final de la competición europea.
Desde su creación, el club ha ido dando pasos adelante en todos los sentidos. Presidido como co-propietario por David Kahn, que, como General Manager de los Wolves, escogió a Ricky Rubio en el puesto 5º del Draft de 2009 y que dejó escapar en el 6º a Stephen Curry (fue en el 7º a los Warriors y él escogió en el 6º a Jonny Flynn), han completado la mudanza desde el Georges Carpentier al recién inaugurado Adidas Arena, situado en Porte de La Chapelle, y para 8.000 espectadores.
Pero hablando de lo estrictamente deportivo, cuando te toca construir un equipo, es muy importante eso que llamamos fichar jugadores que tengan experiencia ganadora. Y por ello es por lo que apostaron este verano, haciendo borrón y cuenta nueva: incorporaron al bloque de seis jugador y entrenador procedentes del Telekom Baskets Bonn, que fue finalista de la pasada Liga Alemana y campeón de la Basketball Champions League en Málaga.
Esa experiencia ganadora ya les ha llevado a lograr un trofeo esta temporada, el primero de su historia la Leaders Cup, torneo en formato similar a nuestra Copa del Rey pero no confundir con la Copa de Francia, imponiéndose en cuartos de final al Saint-Quentin (71-67), en semifinales al Mónaco (93-98) y en la final al Nanterre (90-85).
Un bloque llegado desde Bonn y los zurdos al poder
TJ Shorts, base zurdo americano con pasaporte de Macedonia del Norte y de apenas 1,75 metros, es para mí el MVP de la competición. Ya lo fue el pasado curso en la Basketball Champions League y sigue derribando barreras de prejuicios por su tamaño gracias a su juego explosivo anotando canastas una y otra vez en bloqueo directo (el que más de toda la competición con cuatro por choque) y generando para sus compañeros como mejor pasador de la Eurocup.
Junto al gran nombre propio están los aleros Tyson Ward y Collin Malcolm, atletas y dos auténticos peligros en contraataque pero también capaces de lanzar e incluso postear llegando castigando los cambios defensivos. En el perímetro también llegó desde Bonn el tirador chileno-alemán Sebastián Herrera.
Los dos últimos jugadores que completaron el trasvase alemán-francés son los dos pívots, dos jugadores que saben su rol y cumplen con su cometido en la pista. Se trata del suizo-alemán Michael Kessens y el germano Leon Kratzer. El primero juega simple pero efectivo y depende de los pases de los demás mientras que el segundo es un gran roller, poco habilidoso en poste bajo pero fuerte y duro. Ambos, dos obreros del rebote ofensivo.
Y este grupo lo redondean la experiencia de un experimentado Bandja Sy; el ex Fuenlabrada Mehdi Ngouama, que aporta físico, piernas y que está tirando de fuera con acierto; el joven ala-pívot fines Jantunen, que corre muy bien el campo pese a su estatura y arma el brazo para lanzar como si fuera un tirador; o Justin Simon, llegado desde Israel una vez iniciada la temporada.
Capítulo aparte merece el escolta franco-argelino, otro zurdo, cuyo nombre ya tienen que ir apuntando nuestros lectores: Nadir Hifi. De apenas 21 años es otro de los grandes anotadores de la competición, muy rápido, capaz de generarse sus tiros de media y larga distancia. Miembro de la nueva hornada de jóvenes galos a los que no le puede la presión y que el propio Vincent Collet, seleccionador, ha bautizado en alguna entrevista como la generación más talentosas del baloncesto francés.
Y qué decir de un Tomas Iisalo, el técnico que sigue creciendo con su propuesta de baloncesto que no deja a nadie indiferente. El finés, de 41 años, consiguió llevar a la Primera División Alemana al Crailsheim, firmando clasificación de playoffs en la última temporada de su estancia en los Merlins. A título personal, dos entrenadores del Año en la Bundesliga (2022 y 2023) y de la Basketball Champions League en su pasada edición.
La propuesta de Iisalo
Paris Basketball es un equipo que siempre intenta jugar a ritmo, en transición o en los primeros segundos de posesión (es el que más anota en contraataque con 17,5 puntos por partido, gracias también a ser el segundo equipo que más balones recupera con 9,57 y segundo en puntos tras pérdida con 15,95). La exuberancia física y jugar a muchas posesiones, buscando correr, acaba también arrasando en muchas ocasiones en las segundas partes.
Además, por si esto fuera poco, gestionan muy bien el spacing y abren muy bien el campo para el juego sin balón, son el tercer equipo que más triples anota por partido con 10,1 y el que más tantos suma en la pintura con 47,43. Y si perdonan, te castigan en el rebote ofensivo siendo el equipo que más puntos mete en segundas oportunidades con 9,62 de promedio.
El Paris Basketball ha manifestado una superioridad apabullante, abrumadora, perdiendo... ¡un sólo partido en 21 disputados! (precisamente frente al que podría ser su rival en la final, el Besiktas). Es el mejor ataque de toda la competición y el equipo que más puntos anota (98,4). En esos 21 partidos, ha metido: 100 o más puntos en diez partidos, 90 o más puntos en siete, 80 o más en tres, quedándose en la derrota ante los turcos en 63. Casi nada.
Y tampoco se desentienden en defensa aprovechando su capacidad atlética que les permite recuperar balones: son la tercera mejor y el tercer equipo que menos encaja con 79,29.
Ahora sólo les falta rematar la faena en la final para llegar a la gloria y que la capital gala viva la devoción de la Euroliga.