EUROLIGA | REAL MADRID 93 - BAYERN DE MÚNICH 71

El Real Madrid resucitó en Viernes Santo para certificar su billete a los playoffs

Los de Chus Mateo dominaron de principio a fin ante un Bayern de Múnich que, sin Carsen Edwards, apenas mostró oposición.

Mario Hezonja durante el partido ante el Bayern. /EP
Mario Hezonja durante el partido ante el Bayern. EP
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Si uno no mira el calendario, bien podría pensar que lo de este Viernes Santo del Real Madrid fue más bien un Domingo de Resurrección. Porque si por las calles de la capital la procesión del Santo Entierro miraba al cielo para saber si la lluvia le iba a permitir llevar a cabo o no su estación de penitencia, dentro del Movistar Arena los que acabaron cargando la cruz tras recibir una lluvia ofensiva fueron los jugadores de un Bayern de Múnich que nada pudo hacer ante el resurgir de una de las mejores versiones del Real Madrid. Porque tras el revés del martes ante el Paris Basketball, los de Chus Mateo dejaron claro desde el principio que ese último billete para los playoffs tenía que ser suyo. Y que el ADN blanco seguía intacto para evitar lo que pudo haber sido uno de los mayores reveses para la sección en la última década (93-71).

El plan de partido era muy diferente al del martes porque el rival también lo era. Y eso no solo se notaba, sino que beneficiaba a un Real Madrid más acostumbrado a un juego menos eléctrico y más pausado, algo que hacía que, precisamente, se ajustase por ello mejor a un Bayern de Múnich que echó de menos a Carsen Edwards (baja durante varias semanas por una lesión en la espalda). Aunque lo cierto es que lo que sí mantuvo de inicio respecto al duelo del martes el equipo de Chus Mateo fue lo de probar desde el exterior… y, eso sí, con mucho más acierto. Porque antes de llegar al ecuador del primer cuarto, el electrónico lucía un 18-6 para los blancos con triples de Gaby Deck, Mario Hezonja y Facu Campazzo.

La puesta en escena de los blancos no podía ser mejor. Con ritmo de juego, compartiendo el balón y con Edy Tavares atrayendo a la defensa para dejar que sus compañeros pudieran buscar el aro ante un Bayern que desde el principio parecía a poco gas y sólo mantenido por algunos destellos de calidad individual, sobre todo desde el triple (22-11). Pero lo cierto es que el Real Madrid era una versión muy diferente (y buena, todo hay que decirlo, de ahí los siete triples -sí, SIETE en 10 minutos, que fue el mismo número que anotaron contra el Paris Basketball en todo el partido-) a la vista esta temporada. Tanto que tan sólo tuvieron un error durante los primeros diez minutos -una pérdida de Musa que acabó en canasta rival- en los que los blancos fueron los dueños del cuarto como reflejó ese 33-17 en el marcador.

La realidad es que daba igual quién estuviera en pista. O al menos esa era la sensación, porque el Real Madrid mantenía un juego sólido a ambos lados de la cancha y colectivo (al descanso, todos los jugadores que estuvieron en pista salvo Llull, Musa y Hugo González -aunque sólo estuvo sobre el parqué siete segundos- habían sumado al menos una asistencia). Aunque, como era previsible, el equipo de Gordon Herbert apretó, sobre todo en defensa. Y esto hizo que la eficacia anotadora de los de Chus Mateo bajase durante el segundo cuarto y que los bávaros lograsen un parcial favorable de 9-3 que les hizo ponerse a diez (36-26).

Pero Hezonja, tras sacar una falta de tres tiros, volvió a poner el +13 y tras varias imprecisiones, una buena defensa blanca y una gran jugada colectiva de los blancos acabó con Tavares colgándose del aro tras un gran pase de Gaby Deck y el +15 en el marcador que obligó a Gordon Herbert a para el duelo para intentar reconectar a los suyos y evitar esos tiros precipitados y errores que estaban saliéndole caros… pero sirvió de poco. Porque nada más reanudarse el juego, Napier perdió una bola y acabó en manos de Hezonja -líder indiscutible de los blancos durante la primera mitad y ese 21 de valoración al descanso lo demostraba- que se fue directo al aro contrario y anotó a placer (43-26). Y aunque el Bayern trató de recortar distancia, sobre todo desde el triple y tratando de sacar faltas a favor que le llevasen a la línea de personal, el partido se fue al descanso con claro dominio del Real Madrid (52-33).

Tras el paso por vestuarios, el guion apenas cambió. Incluso hubo algún que otro comentario en la grada de "y si hubieran hecho esto el martes...", porque lo cierto es que el dominio blanco seguía siendo absoluto, sobre todo gracias a esa pausa y tranquilidad que tanto se echó en falta ante el Paris Basketball y que esta vez sí que mostraron los de Chus Mateo. Y si al descanso era Mario Hezonja el líder, tras el receso fue Campazzo el que primero recogió el testigo tanto en ataque (con puntos y asistencias) como en defensa, sumando desde el rebote (y llegando al 22 de valoración) y después ante la ausencia del argentino en pista, Alberto Abalde. Y con 73-55 en el electrónico, el duelo se fue a los últimos diez minutos en lo que ya más que un partido acabó siendo un trámite.

Porque aunque el conjunto bávaro trató de obrar el milagro... no sirvió de nada. La máquina blanca estaba totalmente engrasada. Tanto, que hasta tuvo minutos -más allá de Hugo González- Xavier Rathan-Mayes, quien apenas había pisado el parqué en los últimos partidos en la competición continental, mientras la grada se tornó en una fiesta blanca que entonaba ese mítico cántico de "así gana el Madrid" (93-71).

El Real Madrid estará, por decimotercera vez consecutiva, en los playoffs de la Euroliga, algo que no ha conseguido ningún otro equipo en la competición continental en este lapso de tiempo. Y ahí le tocará medirse, sin ventaja de campo, a un Olympiacos que parte como favorito, pero que, de volver a mostrar a este juego, se encontrará frente al Real Madrid más sólido de la temporada en busca del billete a la Final Four de Abu Dabi.